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No son los más promocionados, incluso entre los escritores que sí ocupan cierto espacio social, sino los silenciosos portadores del estandarte de la armonía y la belleza, el sufrimiento, el amor, la felicidad y la amargura. Los que van recogiendo en versos nuestras vivencias humanas, aquellas de las que no podemos escapar, simplemente, porque somos humanos. A los poetas de antes, ahora y siempre… ¡Salud!
¡Conozcamos la creación de algunos de nuestros poetas de todos los tiempos!
Manuel Ortiz Guerrero
Nació en Villarrica, en 1894. Realizó sus estudios primarios en su ciudad natal y, para concluir el bachillerato, se trasladó a Asunción. Fue líder de la juventud del Colegio Nacional, donde adquirió fama de orador y recitador.
Al manifestarse en él la enfermedad de la lepra decidió aislarse e instaló su propia imprenta editorial Suruku’a. Entre sus creaciones más famosas figura la guarania India que acompaña la creación de José Asunción Flores.
Endoso lírico
No todo en este mundo es mercancía
ni tampoco el dinero es el blasón
mejor pulido por la cortesía
para la ufanía de la corrección.
Sobre la torre de mi bizarría
sin mancha flota el lírico pendón:
como ebrio de azul, hago poesía,
pero honrado es mi pan, como varón.
Devuélvole el billete a usted precioso
con mi firma de insolvente por endoso:
sométalo a ley de conversión.
Que, a pesar de juzgarme un indigente,
yo llevo un Potosí de oro viviente
que pesa como un mundo: el corazón.
Fernando Alejandro Pistilli Miranda
Nació en Asunción, en 1972. Cursó sus primeros estudios en el Colegio Dante Alighieri, donde presidió la Academia Literaria.
Fue miembro fundador y presidente de la Academia Universitaria de Artes, Ciencias y Letras del Paraguay; miembro del PEN Club del Paraguay, y director general de la Dirección de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Asunción.
N.G.C.
Pudieron ser noches,
pudieron ser días.
Nadie sabrá ciertamente cómo surgió la idea,
la loca idea.
Pero alguno pudo haber dicho:
¡zarpemos!
Y desplegaron sus velas,
y desplegaron sus sueños.
Y se lanzaron a la travesía
—hoy todo aquello que combatieron,
ya lo comparten—
y sus palabras fueron huracanes
que les llevaron al preciado puerto.
Pero al llegar
—cuando aún sus palabras flotaban en el aire—
se perdieron.
Se perdieron…
Entre el murmullo de la gente,
en aquellas esquinas y bares,
en artículos y fotos archivadas,
en la siesta cansina e inmemorial.
Se perdieron…
Nadie los volvió a ver.
Susy Delgado
Es poetisa bilingüe y ha incursionado en los últimos años en la narrativa breve. Está identificada con la generación del 80, surgida fundamentalmente del Taller de Poesía Manuel Ortiz Guerrero.
Ha escrito y publicado cuatro poemarios en castellano: Algún extraviado temblor (1985), El patio de los duendes (1991), Sobre el beso del viento (1996) y La rebelión de papel (1998), tres poemarios en guaraní en ediciones bilingües: Tesarái mboyve (Antes del olvido, 1987), Tataypýpe (Junto al fuego - 1992) y Ayvu Membyre (Hijo de aquel verbo - 1999).
Algunos de sus libros han sido traducidos al inglés, portugués y alemán. Su obra ha sido incluida en antologías y publicaciones literarias en México, Estados Unidos, España, Cuba y Colombia.
Sí, te amé.
Me lo negué,
aterrada.
Te lo negué,
ofuscada.
Me lo negué,
turbada, alucinada,
fascinada, perdida.
Te lo negué,
desesperada.
Pero te amé.
Estuviste conmigo
un tiempo irrevocable,
más real que mi carne,
más fuerte que el deseo,
más bello que el recuerdo,
más cruel que el olvido,
aquí, conmigo,
imposible y, sin embargo, entero.
Estabas destinado a mi fervor,
inconfundible,
con el soplo inocente y perverso de tu aliento,
con la música desfachatada y alborotada de
tus pasos,
con el escándalo inconsciente de tus ojos,
con tu olor animal y dulcísimo,
remanso cobijado entre torrentes,
que yo reconocía
y palpaba en mi asombro más puro,
desde la otra orilla de la ciudad,
desde la boca temblorosa del sueño,
tal como si tocara
mi propia carne abierta
en herida palpitante.
Sí, te amé.
Lo presentías bien,
pero nunca sabrás la medida.
Yo misma nunca lo sabré.
Pero te amé,
conocí la dulzura increíble de los cielos
cuando tus ojos me miraron,
y descendí a lo más oscuro del infierno
cuando me prohibiste
amarte simplemente
mirándote.
Sí, te amé.
Contigo se encendieron
las últimas hogueras.
Actividades
1. Lee los poemas comprensivamente.
2. Localiza los tres textos y contextualiza su producción (género y subgénero, prosa, verso, autor, época de composición).
3. Identifica el tema de cada poema.
4. Reconoce la estructura externa (estrofas, organización) y la estructura interna (distribución de las sílabas).
5. Identifica cómo se presenta la voz lírica. (El «yo poético»).
6. Reconoce los recursos literarios empleados. (Alegoría, metáfora, aliteración, antítesis, personificación, elipsis, metonimia, polisíndeton, prosopopeya, onomatopeya, comparación, anáfora, ironía, paradoja, entre otros.
7. Compara los tres poemas. ¿Qué temas son comunes en los tres? , ¿qué aspectos son distintos?
8. Realiza la valoración crítica.
Escribe un resumen que recoja tu interpretación de los poemas. Aquellos aspectos más relevantes: su originalidad, fuerza expresiva, la forma en que transmite los sentimientos, tipo de lenguaje, función del lenguaje, entre otros. Evita emplear expresiones como «me ha gustado» o «no me ha gustado». Piensa en cómo se relaciona el contexto en que se escribió esa obra con tu impresión de los recursos de estilo que emplea el autor. ¿Qué valoras en cada poema?
Fuentes
- http://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/ortiz_guerrero.htm - (Del libro «Las últimas hogueras») http://bit.ly/2cOMWeB