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Esta frase de un poeta paraguayo nos permite reflexionar acerca de la apasionante, pero, a la vez, tesonera y difícil tarea de mantenerse en el mundo de la poesía en el Paraguay.
Para honrar a los poetas se estableció una fecha, en honor al guaireño Natalicio Talavera, considerado el primer poeta paraguayo después de la independencia. Este soldado y escritor falleció durante la Guerra contra la Triple Alianza, y sus escritos cumplieron el rol de enardecer el ánimo para la batalla.
Desde entonces, el Paraguay ha visto nacer a varios poetas; algunos fugaces, y otros eternos, como señala la frase de Pérez Chávez. Todos ellos nos ayudaron, y siguen ayudando, a convertir este mundo en un parnaso de ideales motivadores para nuestra agitada existencia.
Hay un sitio
Hay un sitio en el mundo donde vivo,
pequeño y singular,
un sitio mío,
un pedazo de tierra con olor a madera,
con gentes como yo,
de diminuto, sangrante y triste
corazón cautivo.
***
Un pedazo de tierra, pocos hombres,
y un alfanje de acero como río.
Yo estoy en él, soy parte de esa parte
minúscula del mundo. Tengo amigos
que comparten el tiempo y lo desangran
con lentitud, sin prisa, desde antiguo.
***
La vida es muy sencilla,
solo basta
ser fiel al cumplimiento de los ritos:
matar a la verdad cada mañana
y dejarla morir cada domingo.
***
Quien conoce la clave, dulcemente
puede vivir tranquilo en este sitio.
Las palabras mantienen la tersura
de su forma redonda y sin resquicios,
pero aquellos que encierran, por ser verbo,
en cada labio da un sabor distinto.
***
La gramática es tensa, diferente
de toda similar. Solo el sonido
de sus vocablos tiene semejanza
con un idioma al que llamara mío.
***
Hay sinónimos claros, transparentes:
ser libre es vegetar sin albedrío,
robar es trabajar, amor es odio,
y vivir es morir desguarnecido.
***
La soledad se llama compañía,
y el traicionar, ser fiel a los amigos.
La novedad, vejez. Todo lo nuevo
tiene una oscura pátina de antiguo.
***
Hay un sitio en el mundo donde vivo,
pequeño y singular.
Un sitio mío,
un pedazo de tierra que se pudre,
con gentes como yo,
de diminuto, sangrante y triste
corazón cautivo.
José Luis Appleyard
El pueblo es un gigante
No importa que al presente sea como
nulo poder, poderío gigante no ejercido,
clamor difuso, mustias convicciones,
mudez difusa, ¡mudez de tantos!
El pueblo es un gigante incuestionable.
Gigante con el gesto de la mano.
Gigante con los raptos de su asombro.
Gigante con la sombra de su vida.
Gigante con la voz de su garganta.
***
El pueblo es un gigante soterrado.
Gigante con el río de sus vidas.
Gigante con sus pasos en la historia.
Gigante que ambicionan los mortales.
Gigante desterrado entre las gentes.
Gigante con millones de videntes,
de sordos y de oyentes,
de ciegos con virtudes musicales.
(¿Gigante oscuro, mustio o desterrado?).
El pueblo es un gigante.
Gigante con la llama de una estrella.
Gigante que al moverse es una fragua.
Es yunque que soporta fieros golpes.
Es golpe que se inserta en los martillos.
***
El pueblo ha sido siempre un buen gigante.
Gigante que a la historia ha dado fuego.
Y ha dado mar y chispas y maderas.
Valor de un Goliat con piedras sueltas.
El pueblo es un millón, varios millones,
que al clamar con valor en toda historia
lo impulsa a que ejercite: ¡un salto hacia adelante!
¡El pueblo es un gigante inusitado!
Luis M. Martínez
En nombre de todos los poetas, recordamos a algunos representativos:
Josefina Plá
Hugo Rodríguez Alcalá
Óscar Ferreiro
Elsa Wiezell
Miguel Ángel Fernández
Susy Delgado
Francisco Pérez Maricevich
Esteban Cabañas
Roque Vallejos
Rubén Bareiro Saguier
Epifanio Méndez Fleitas
Manuel Ortiz Guerrero
Elvio Romero
Darío Gómez Serrato
Ricardo Mazó
Mario Casartelli
Fernando Pistilli
José Pérez Reyes
¡Salud a todos ellos, y a quienes ejercen este rol en los remotos rincones del país!
Fuente
http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/65_66/martinez.html