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Pablo Picasso, Ludwig van Beethoven, John Lennon, Jorge Luis Borges, Walt Disney, Woody Allen, Pablo Neruda, Leonardo Da Vinci, Lionel Messi y Frida Kahlo, por citar solamente 10 nombres, casi al azar, integran una nómina extensible.
Quizás ninguno de nosotros llegará a pintar la Capilla Sixtina. Tampoco compondrá Imagine, escribirá Ficciones ni anotará más de 350 goles en el Club Barcelona con apenas 28 años de edad. Si bien es cierto que hay personas elegidas, no menos cierto es que hay muchas otras voluntariosas. En esta última categoría se encuentra la mayoría de la gente.
¿Creatividad innata?
La buena noticia es que la capacidad de ser más creativos está al alcance de todos y mucho más cerca de lo que podamos imaginar.
Primero es necesario aclarar una idea: creativo no solo se nace. La falsa creencia de que exclusivamente unos pocos disponen de la posibilidad de ser creativos es la excusa perfecta para dejar de lado el intento. Ser creativo es una decisión que requiere pensamiento y cuestionamiento. Implica destruir estándares, aplicar actitud y desarrollar un método. Además de capacidad, hay que tener ganas. Todo eso junto. Pero vale la pena, indudablemente.
Algunas personas son más creativas que sus pares y experimentan una curiosidad innata. Pero eso no nos priva de crecer en nuestras capacidades. El más creativo es capaz de tornarse aún más creativo mediante nuevas herramientas y métodos. Y el menos creativo podría emprender un nuevo camino quebrando las estructuras actuales para arribar a un lugar completamente diferente.
Nueva mirada
¿Cómo se logra? Desde el punto de vista metodológico, hay una gran cantidad de herramientas. Por un lado, existen las herramientas outside the box, que promueven el pensamiento divergente. Son las técnicas que proponen que pensemos fuera de lo convencional, de lo conocido, fuera de la caja. Desde brainstorming “bien implementado” hasta técnicas más complejas que persiguen la creatividad “forzando asociaciones” a partir de ideas, fotos u objetos extraños. Por otro lado, también existen las herramientas inside the box, que responden a un pensamiento sistémico. Este grupo de herramientas apuesta por explorar de manera sistémica y estructurada dentro de la caja, tomando las ideas, productos o servicios actuales y modificando sus atributos, con el objetivo de encontrar ideas innovadoras, pero también realizables. Es un método contraintuitivo que suele producir menos ideas, pero con alto potencial de contenido creativo y ejecutables. Metodologías hay muchas y es posible adquirirlas, practicarlas y perfeccionarlas, pero la actitud, la motivación a generar algo nuevo y las ganas de ser distinto, imperiosamente, deben partir de cada uno de nosotros.
Como dijo el compositor e intérprete de jazz Charles Mingus: “Complicar las cosas simples es un hábito común; hacer simple lo complicado, hacerlo increíblemente simple… ¡eso es creatividad!”.
* Director académico del Creative Lab, del IAE Business School.