Ramírez: “2016 puede ser un poco peor”

Para el economista Julio Ramírez, mantener un crecimiento económico será crucial, siempre y cuando la distribución de la riqueza no alcance solo a unos cuantos, y si el Gobierno transmite sus acciones concretas para la disminución de la pobreza.

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Con una proyección de crecimiento que cerró en 3 %, el Paraguay debe prepararse para las retracciones que se avecinan en 2016, afirma el economista Julio Ramírez, quien analiza los efectos de la economía global, poniendo en la balanza la disminución del consumo, el ingreso de commodities, las ejecuciones de programas sociales y, sobre todo, las implicancias de la expulsión de habitantes de la capital al interior.

Si debiese resumir económicamente 2015, ¿cómo lo haría?

Según el diagnóstico, fue un año estable y se cumplieron las expectativas de bajo crecimiento anunciadas, pero comparado con otros mercados es un crecimiento interesante en cuanto al PIB, que fue motivado especialmente por los agronegocios, como la carne y la soja.

Pero se habló de muchas retracciones.

En el caso de la carne se van dando inversiones que fomentan el incremento del sector productivo y la apertura de los nuevos mercados, pero commodities agrícolas, como la soja, sufrieron una fuerte retracción mundial a raíz de la caída de la demanda de China, que tuvo un efecto dominó sobre otras economías.

Si fue estable, ¿qué se podría pretender para este año?

Crecer un 3 % es por debajo del promedio, pero nuestro país tiene esa particularidad por ser volátil en su crecimiento. Para 2016, se espera un crecimiento también reducido y especialistas internacionales están seguros de que el boom de los commodities agrícolas ya terminó.

¿Eso es para preocuparse?

Es un panorama bastante preocupante desde el punto de vista de que el Paraguay no sostendrá el crecimiento económico solo con dos rubros. También se observa que el comercio a la exportación sintió una retracción histórica.

Ante esto, ¿qué hacer y quiénes deben actuar?

El Gobierno debe fomentar lo que se llama la diversificación de la producción, enfocado, sobre todo, en la industria, servicios turísticos, y mirando el rol que cumplen las pequeñas y medianas empresas (pymes) en la economía, ya que en nuestra estructura estas ocupan el 80 % del empleo y tienen fuertes restricciones. Este sector precisa de asistencia técnica y apoyo financiero.

¿A qué nos exponemos si no se da esta diversificación?

Localmente somos aún incipientes en materia de industrias, que si bien representan grandes inversiones, tienen también su tope. De hecho, tenemos una estructura muy dependiente del IVA, en la que el 50 % del valor tributario depende de ese tipo de impuesto. Si la economía dejase de moverse, los demás impuestos, como el Iracis, de Renta e Iragro, paulatinamente caerán. Para 2016, nuevamente, se prevé un aumento en el IVA. De allí la importancia de explotar otras áreas.

¿Qué tan grave puede llegar a ser?

En términos de ingresos tributarios estamos estancados, lo que es grave porque se trata de ingresos genuinos con los que el Estado paga cuentas públicas y financia programas sociales.

¿Cómo nos vemos directamente afectados?

Ya lo estamos viviendo. Por ejemplo, el censo del BID muestra las carencias de las unidades de salud familiar, la escasez de personal técnico, de infraestructura, accesos, transporte, ambulancias y medicamentos. El mismo impacto llegará a los programas sociales, las campañas de salud, afectando realmente a aquellas comunidades pobres.

¿Cómo afrontarlo desde las instituciones competentes?

Si no se calcula la inversión por año, no se llegará a la cobertura y calidad necesarias para la mínima asistencia de la salud básica. Hay crecimiento, pero no distribuye ingresos debido a la alta concentración de la tierra en manos de unos pocos, haciendo que la misma, como fuente de renta, alcance solo a una minoría, mientras que la agricultura familiar campesina no recibe toda la asistencia técnica que el Estado debería dar.

¿Por qué persiste esa situación?

Por un lado, faltan recursos, pero hay cuestiones institucionales que resolver, como la superpoblación de funcionarios en el Ministerio de Agricultura. La gente del campo, que no es mucha, necesita técnicos y, principalmente, que su producción sea considerada productos primarios en los demás programas.

Viendo la situación regional, ¿cómo prepararnos?

Con el sinceramiento de precios en los productos en Argentina, la gente ya está dejando de ir a Clorinda, lo que implicará una presión inflacionaria interna ante la ausencia de competencia. Al competir con el trigo y la soja de Argentina, y a sabiendas de que la oferta mundial en estos rubros será masiva, tendríamos que plantear potenciar otras áreas.

¿Cuáles son los retos?

Se está haciendo una política que es la misma que se inició en 2003 con varios programas, que en algunos casos no bastan para superar el límite de pobreza. Estatalmente, no veo una política fuerte en ese sentido, como qué hacer con la gente que está saliendo de algunos programas sociales. Es necesario poder medir y comunicar las acciones de lucha contra la pobreza, porque la sociedad está expectante de los resultados que se den. Mejorar la calidad de los servicios básicos permanece entre los grandes retos.

¿Qué pasará con esta avalancha de inversiones públicas y privadas?

Se están haciendo obras de infraestructura que resaltarán especialmente en 2017. El Gobierno trabaja en la atracción de inversiones con la ley de maquila y otros instrumentos. El sector privado instala fábricas de confecciones, plásticos y otras líneas de producción que conllevan innovación, capacitación, transferencia de tecnología, que son sumamente positivas.

¿Qué falta?

Sería imprescindible incluir en la agenda una mayor inversión en zonas turísticas del interior del país, que son atractivas, pero no sirven como productos de promoción ante la falta de infraestructura adecuada. El turismo tiene un efecto dinamizador incalculable.

En materia habitacional, ¿qué se espera?

Hay una fuerte inyección de dinero en el sector inmobiliario, pero la oferta no se ajusta a la demanda real. Hay mejor capacidad de financiamiento y acceso a créditos para casas, pero los precios de las tierras se incrementaron, primero en la zona rural y luego en la urbana. Eso imposibilita que la gente acceda a algo propio, motivando que salga de la ciudad.

¿Es un problema a largo plazo?

Tiene su aspecto positivo el que la gente salga a vivir fuera de la capital, porque genera que las autoridades de otros municipios se esfuercen en mejorar y ampliar los servicios básicos, cosa que no se está dando. Fácilmente, una casa en Asunción sale más cara que en los Estados Unidos o Buenos Aires. Asunción expulsa personas, pero es una tendencia natural, porque la gente se va donde va a poder vivir antes que pagar alquiler.

¿Será un año difícil?

Con las retracciones más el bajo crecimiento de 2016 se podría decir que sería similar o un poco peor. Pero toda la gran inversión pública tendrá sus efectos recién en el próximo año.

¿Y para el comercio?

El consumo tiende a ser menos, porque la gente está sobreendeudada y dejaría de gastar en parte. Es difícil saber el comportamiento del consumidor, pero es un sector que podría estancarse.

¿Qué se debe superar?

Los mecanismos de distribución de la riqueza, para que todos los frutos del crecimiento económico lleguen a la gente de bajos recursos. Hay muchos temas pendientes que el Estado no está enfocando con fuerza y falta una comunicación más clara del Gobierno sobre los programas.

Quién es: Julio Ramírez

Egresado del colegio parroquial Rosenstiel, de Pedro Juan Caballero, departamento de Amambay, actualmente reside en Asunción y tiene un hijo de cuatro años: Renato Emanuel. De profesión economista, magíster en Economía por la Universidad de Gral. Sarmiento, Buenos Aires, Argentina, obtuvo una especialización en Evaluación Social de Proyectos en la Universidad de los Andes, Colombia. Cuenta con una vasta trayectoria como investigador, con experiencia en el área de Políticas Públicas, y como consultor del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep). Además, encabezó investigaciones para el Banco Mundial (BM), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Realizó publicaciones sobre crecimiento económico, de negocios, políticas sociales y oportunidades de inversión.

emilse.rolon@abc.com.py

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