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Lasca elabora más de tres millones de unidades de medicamentos de manera mensual en su moderna planta industrial, ubicada en el Km 10 de San Lorenzo. De esa producción, solamente un 12 % se destina a la exportación. “Posibilidades de crecer en los mercados internacionales son amplias; viendo eso, hicimos una inversión de más de cuatro millones de dólares para equipar una nueva planta que trabaja al 100 % en algunas áreas y que cumple con todas las normas internacionales, apostando precisamente a la exportación”, asevera Vicente José Scavone Cárdenas, vicepresidente de Lasca Laboratorios.
La consolidación de su buena imagen regional le permitió exportar a países vecinos, al producir para laboratorios multinacionales que confiaron en su calidad, aun antes de haber pasado por una auditoría interna. “Años atrás, nos propusimos como meta conseguir la certificación internacional, que logramos en el 2002. Aquí no se trata solo de contar con infraestructura edilicia, maquinarias de última generación, sino también de procedimientos y recursos humanos altamente capacitados”, destaca.
Algunas de las plazas a las cuales llega Lasca son Argentina —aunque el volumen mermó a raíz de trabas—, Chile, Uruguay, Ecuador, Guatemala, Belice y, recientemente, Bolivia. “Se respetan mucho nuestros productos. Hoy, Paraguay no es mirado con resquemor, y la industria tiene mucho por crecer, pero el gran desafío siempre es crecer hacia afuera”, asegura Scavone.
A nivel interno, el ámbito dio un vuelco grande. Años atrás, solo el 30 % de los medicamentes comercializados tenía su origen en la producción nacional.Actualmente, se llega casi al 80 %, lo cual demuestra el crecimiento del sector, señala.
Igualmente, remarca que hay gente ampliamente apta y facultada en el rubro, pero no en la universidad, sino dentro de las compañías. “La universidad quita buenos profesionales, pero necesitamos que vengan con más herramientas y que en terreno reciban el training final. Ahora Cifarma, en conjunto con la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Asunción, habilitó una carrera terciaria con profesionales del ramo; creemos será una herramienta que podrá suplir la deficiencia de recursos humanos del sector. Al haber más exigencias en la fabricación de medicamentos para obtener certificaciones, se requiere de más profesionales y mejores controles. A veces, se crea una especie de canibalismo y es difícil retener al personal en esas condiciones”, analiza.
De esta compañía dependen unas 700 familias, entre la casa central y sus agencias del interior, a las que debe sumarse el personal de otros rubros conexos al laboratorio.
“Desde hace tiempo, por dificultades de provisión, contamos con una industria gráfica que realiza el packaging y la literatura de los fármacos, la fábrica de envases plásticos y la de ampollas de vidrios, aunque siempre se importa un porcentaje de estos insumos”, dice Scavone. Agrega que son muy escasos los que se consiguen de proveedores nacionales y que gran parte de las materias primas son importadas. Llegan al extremo de importar azúcar, pues la oferta local no puede abastecerlos.
Historia
La empresa Lasca Laboratorios fue fundada por el farmacéutico Vicente Scavone Scavone, quien llegó al Paraguay hacia el año 1910 para acoplarse al trabajo dentro del entorno farmacéutico emprendido por tres tíos suyos que habían venido a fines del siglo XIX.
Don Vicente tenía un espíritu innovador y el convencimiento de que el futuro estaba en la industria farmacéutica y no en la importación. Esto generó disparidad de criterios con sus tíos, que lo impulsó a iniciar su propio camino. Con esa idea, adquirió la Farmacia Alemana, en 1935, y con aportes familiares y porcentajes de una herencia de su esposa, comenzó a producir los primeros medicamentos paraguayos, pues antes solo se realizaban preparados magistrales.
Las cosas marcharon bien y, en 1951, habilitó un laboratorio más amplio, en un local cercano a la Casa de la Independencia. Allí producía jarabes, un par de inyectables y ciertos tipos de comprimidos. Era un segmento incipiente, pero el objetivo fue sustituir las importaciones de algunos fármacos, por lo menos los que podían producirse con la infraestructura que poseían en ese momento.
En 1962, buscó un terreno “hacia donde crecía el país”, según sus propias expresiones. Entonces se trataba de la ruta que conducía a San Lorenzo, desde donde se salía a toda la Región Oriental. Don Vicente murió a los 69 años, en 1967, poco después de haber inaugurado Lasca Laboratorios en el Km 10 de la ruta Mariscal Estigarribia. La planta industrial se había construido con el plano de un laboratorio norteamericano, con un estilo inusual para el país y la época.
Luego, tomaron la posta sus hijos Pascual, Augusto y María Josefina, quienes prosiguieron con la filosofía de trabajo de potenciar el sector. En los 80, se montó un laboratorio con área estéril y luego incorporaron la línea de producción de medicamentos liofilizados, que es una tecnología muy compleja y costosa.
Constantemente se fueron adhiriendo mejoras para posicionarse en el mercado nacional. “La premisa de Lasca era llegar hasta el último pueblito, el último dispensario o la última farmacia. Pero otro factor clave del crecimiento fue que no hubo año en que no se invirtiera. Esta política se mantiene vigente, por eso lideramos este rubro y fuimos ejemplo para muchos laboratorios. Hoy ya no se trata de sustituir importaciones, sino de exportar en un rubro muy exigente y en el cual había muchos prejuicios respecto al país”, puntualiza.
De esta compañía dependen unas 700 familias, entre la casa central y sus agencias del interior, a las que debe sumarse el personal de otros rubros conexos al laboratorio.