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El mobbing es el acoso sistemático laboral en contra de la dignidad de un individuo, cuyas peores derivaciones son la depresión del colaborador, ausencias injustificadas y el arruinamiento del clima interno de la organización, cuenta el escritor Jorge Méndez, quien desde hace unos años trabaja este tema con las empresas.
Las calumnias son de mayor incidencia en las compañía, con un triste 30 %; el aislamiento y los insultos, un 20 %; las amenazas rondan el 18 % y la violencia física llega al 12 %. El 60 % de esta forma de agresión es ejercida por pares y el 40 % restante proviene de un superior, visto como doblemente frecuente el acoso a las mujeres.
Hay diferente tipos de acoso laboral. Es ascendente cuando el acosador es jerárquicamente inferior a la víctima; descendente, si el acosador es jefe directo o indirecto de la víctima; y horizontal, en caso de que provenga de pares y colegas.
La mayor consecuencia del mobbing es que arruina el clima laboral. “Las personas trabajamos por tres razones: clima laboral, aprendizaje y dinero. Estamos dispuestos a trabajar hasta dos o tres meses gratis si existe un buen clima”, destaca Méndez.
En el Paraguay, el profesional prestó servicios a tres firmas, incluyendo una multinacional. Con una plantilla de 300 personas, una de estas presentó un 8 % de mobbing. Justamente, el área involucrada registra la menor productividad, explica.
Las víctimas del acoso, a menudo, están aisladas, humilladas y amenazadas por el acosador y su grupo de seguidores, y no son capaces de dar solución a esto. El desconocimiento de esta problemática por gran parte de la sociedad, y la ignorancia acerca de su gravedad y secuelas causan que los familiares y amigos no les crean a los afectados o los consideren exagerados. Otras veces, aun percatándose de la magnitud de los hechos, no se sabe cómo proceder ni a quién acudir.
Méndez dice que en el país se puede formular una denuncia en la comisaría y después en el Ministerio del Trabajo, a efectos de que exista, al menos, un precedente si la situación recrudece.
“Cuando se detecta el mobbing en una organización y nos llaman para resolverlo, lo que hacemos es generar trabajos para concienciar acerca del acoso y hablar con el agresor”, relata el coach, y añade que advertir estos casos es fácil a través de juegos grupales.
¿Cómo saber si somos acosados?
El escritor señala que si alguien percibe que se suceden en su contra hasta cinco de las conductas que citaremos más abajo, al menos dos veces por semana, en un período de más de tres meses, las condiciones para presentar denuncia laboral están dadas.
Empujones en el ascensor, en los pasillos, otros; burlas sobre la forma de caminar, vestir o hablar; apodamientos sin consentimiento, incriminaciones sarcásticas en alusión a contar con otra nacionalidad, pertenecer a otra ciudad o universidad, ser de otro color, profesar otra religión; levantamientos de voz, insultos, dilaciones en la entrega de dinero para gastos empresariales (traslados o insumos). También hay mobbing si se dan amenazas de desvinculación laboral o cambio de área, exclusión de un colaborador de reuniones vinculadas con su área de desempeño, circulación de rumores y calumnias, imposición de límites para expresar opiniones o hablar en espacios comunes, prohibición a colegas de conversar con una persona. Pasa lo mismo cuando se amplifican pequeños errores cometidos (copiando emails a todos), las evaluaciones de desempeño son sistemática y sesgadamente negativas, y no es invitado a ningún evento (oficial ni extraoficial) promovido por la empresa, pares o jefes.
silvana.bogarin@abc.com.py