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El manejo del cultivo de la batata o papa dulce, es aún rústico en el país, debido a que no precisa de mucho riego y puede cultivarse casi todo el año. Tanto en zonas urbanas como rurales, su consumo general se da como reemplazo al pan o la mandioca al momento de acompañar el almuerzo o la cena, o bien, sirve como merienda por su sabor azucarado.
Científicamente denominada ipoema, también se emplea como alimento para animales. Batata violeta, batata zapallo, morotĩ, aava, pytã, amarilla y losa están entre las variedades con mayor interés de producción nacional.
Según Olericultura, el manual de autoría de Fernando Reis Filgueira (São Paulo, 1981), y el ingeniero agrónomo local José Félix Bareiro se la clasifica como hortaliza, ya que es necesario plantarla una a una, porque a nivel nacional no se cuenta con una plantadora mecánica para batata.
Bareiro indica que botánicamente la batata es de raíz tuberosa y que se trata de un cultivo de verano, pero que toda vez que se disponga de rama-semilla se la puede sembrar desde agosto hasta marzo; en casi todas las variedades el ciclo llega a 120 días. “Las plantadas en octubre podrán cosecharse en febrero”, menciona.
El profesional explica que aquellas plantaciones tardías (marzo), generalmente, detienen su crecimiento durante el periodo otoño-invierno, retomándose nuevamente en primavera, logrando así introducirse al mercado en los meses de octubre, noviembre y diciembre, temporada en la que se oferta a muy buen precio en el mercado y en cuya época la mandioca es de baja calidad.
Las zonas en las cuales predomina la producción de la batata son Nueva Italia (Central) y en los departamentos de San Pedro, Cordillera, Paraguarí y Caaguazú, cuyos productores la comercializan en los mercados populares de la capital, en especial, en el Abasto y, si las condiciones son aptas, la envían a la Argentina.
En cuanto al retorno productivo, el ingeniero Bareiro señala que el rendimiento de la batata oscila entre 20 y 30 ton./ha. Las fábricas también sacan provecho de ella para la elaboración de dulces. Sin embargo, según refiere, son muchos los usos que se le pueden dar, como elaborar almidón y otros derivados. “Nosotros no tenemos en la actualidad la cultura de consumir la batata frita, de la manera que se fabrican papas fritas industrializadas”, expresa Bareiro.
A su vez, el ingeniero Carlos Alberto Huespe, técnico del Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria, explica que cuando la mandioca no es blanda, la batata tiene entrada como complemento de los platos. Resalta que en localidades como Capiibary (San Pedro) y algunos focos de producción en Canindeyú existen asociaciones de productores de batata que por lo general sacan entre 12.000 y 16.000 kg/ha. En finca, los productores la ofertan a G. 1500 el kilo, y en los supermercados el promedio de precios va desde G. 2000 hasta G. 4000 el kilo. “Lo que se da es que no se explota industrialmente por lo que no mucha gente elige cosecharla”, asegura Huespe, quien cuenta que participó de una feria de batata en Japón, donde conoció otros derivados de esta hortaliza, como el alcohol, la harina, los fideos, el azúcar y los helados.
Propiedades. La batata consta de propiedades benéficas para el organismo, pues contiene fibras, vitaminas C y B, calcio, potasio, porcentaje de antioxidantes y efectos, tanto tranquilizantes como energizantes. Es recomendable para las dietas, por sus valores de carbohidratos. Además, es empleada para tratamientos médicos contra enfermedades intestinales, estomacales y del sistema nervioso. Brasil es uno de sus mayores consumidores.
emilse.rolon@abc.com.py