La dulzura chaqueña

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“Acá hay plata tirada bajo las palmeras”, dice el gerente de APICSA, Juan Carlos Martínez, sobre el potencial no explotado de la apicultura en el Chaco. La empresa que dirige es nueva e incursiona en el mercado local, pero apunta a cruzar fronteras y llegar a Estados Unidos y Canadá.

Cada consultor en apicultura que llega al Chaco se asombra del poco desarrollo de este rubro en la región, que cuenta con una flora altamente productiva. Mientras que Uruguay exporta 17 ton. de miel por año, teniendo menos territorio y población que nuestro país, y sin las mismas condiciones naturales, la cifra de exportación de Paraguay es cero. Sin embargo, millones de dólares pueden producirse en miel, polen, jalea real y propóleo, todo lo que da la colmena, destaca el ejecutivo de APICSA, Juan Carlos Martínez.

La empresa, cuyo nombre proviene de Apicultura del Chaco SA, fue creada por la oenegé MEDA-Py y se encuentra trabajando con apicultores menonitas y 30 comunidades indígenas, que le venden la miel. Esta es tratada y envasada en la planta, ubicada en la Colonia Neuland y, según entendidos, es única con su infraestructura en el país y en la región. La misma costó USD 250.000 y fue financiada por sus socios.

Hasta ahora, esta miel del Chaco viene desembarcando en los supermercados con miles de kg de su marca Apigold, a través de su distribuidor Hilagro. Pero el espacio que buscarán conquistar es el que está fuera del país. En principio, Estados Unidos y Canadá, pero para ello se debe profesionalizar todo el proceso que en la actualidad es muy artesanal. “El gran porcentaje de la miel es exprimida a mano, y eso está prohibido en el mundo. La miel tiene que provenir de colmenas donde se extrae la miel”, dice con cierto asombro el gerente de APICSA. Buscando llegar al objetivo mencionado, la empresa está brindando asistencia técnica a los productores, además cuenta con un área de créditos e insumos, otorgando cajones que se pagarán con miel.

El precio que se está abonando al productor es de G. 11.000 por kg, que —según Martínez— es “la miel más cara del mundo”, porque como no hay suficiente, se pagan montos no acordes con los precios internacionales. “En Uruguay, el productor recibe USD 2 por kg, entregado en tambor especial de exportación, filtrada y extraída con extractor. Yo a un indígena le pago USD 2,80 por kg de una miel exprimida a mano. Y, además, hay gente que ni por G. 11.000 quiere vender su miel”, relata. Este producto, procesado y envasado, llega al consumidor en pote de 1 kg a G. 32.650 y en presentación de 500 g a G. 22.750.

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En el caso del propóleo, se dice que por sus características el mejor producto está en Paraguay. A precio internacional, vale USD 25 por kg y una colmena en el Chaco puede dar entre 300 y 400 g. Esto demuestra que existe mucho trabajo por hacer, labor que ha iniciado esta joven empresa, y que la plata dulce ya está por venir.

silvana.bogarin@abc.com.py