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Mientras que Lácteos Trébol, de la Cooperativa Chortitzer, industrializa entre 300.000 y 320.000 litros de leche por día, su competidora chaqueña, CO-OP (negocio en conjunto de las cooperativas Fernheim y Neuland), procesa otros 20.000.000 litros al año, y genera cerca de 500 empleos directos y muchos otros de manera indirecta.
Tras una visita a la planta de Chortitzer es posible observar que la mayoría de sus empleados son indígenas o “paraguayos latinos”, como los llaman, que trabajan de 8 a 12 horas diarias. “Cuando hay mucha producción, por lo general en el verano, la labor en la planta se extiende mayormente hasta 24 horas”, comenta el subgerente de Control de Calidad, Christian Harder, y explica que para ello laboran en dos turnos solamente, pero pagando horas extras.
Para evitar las variaciones entre la producción de verano y la de invierno en los tambos, la industria busca incentivar a los productores pagando mejores precios. Más de 700 socios de la cooperativa son productores lácteos, pero la fábrica también compra la materia prima de personas no asociadas.
Asunción es el mercado más importante para las colonias, pues desde la capital se distribuyen sus productos, y también se exportan.
Para continuar con el dinamismo de este rubro, las inversiones de las cooperativas son constantes. “Estamos en plena construcción de la estación de acopio de leche con una inversión de 500.000 dólares. Además, importamos máquinas por valor de cuatro millones de dólares para lechería”, cuenta el gerente general de la Cooperativa Chortitzer Ltda., Leonard Wiebe.
En Filadelfia está la planta láctea de las cooperativas Fernheim y Neuland. Allí también, entre el 80 % y 90 % de los empleados son indígenas y trabajan con 220 tambos, informa el gerente general de Fernheim, Helmut Goerzen.