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Es un hombre que pisa fuerte en cuestión de negocio y desarrollo inmobiliario. Procedente de una familia de agricultores, se hizo profesional y exitoso empezando desde abajo. Trajo al país marcas internacionales y de prestigio como el Sheraton Asunción Hotel y el World Trade Center (WTC). Galardonado nacional e internacionalmente por su trabajo y trayectoria, Víctor González Acosta evita hacer política partidaria a pesar de las ofertas que recibe. Convencido de que desde el sector privado también se puede hacer país, no se considera de derecha ni de izquierda, pero sí un comprometido con la sociedad.
¿Por qué los inversores miran hoy a Paraguay? Porque presenta condiciones objetivas de inversión, producto de algunos valores macroeconómicos. Lo que pasó en 2010 tuvo un gran impacto en el mundo de la economía, y esto que volverá a suceder en 2013 es una continuidad de aquello. Para el inversor internacional comienza a ser importante, porque tenemos una perspectiva de 10 años de esta relación del Atlántico produciendo y el Pacífico consumiendo. Además, la gran liquidez del mundo desarrollado.
¿Qué consultan al llegar a Paraguay? En general, cuáles son las oportunidades de inversión en el mundo inmobiliario. Hay pocas preguntas respecto a la inseguridad jurídica. Les interesan los valores macroeconómicos.
¿Observan nuestros bajos impuestos? No pueden creer que los impuestos sean tan bajos; en mi opinión, más de lo que debieran ser. Ven el IVA: 10 %, la renta de las empresas: 10 %; la carga social con nuestros valores, la facilidad para incorporar y sacar dinero del país. La inflación es un tema clave acá.
¿Qué recomendaciones da a quienes manejan el Estado para mejorar el clima de negocios? Trabajar fuertemente en la imagen país a nivel mundial. Hay que hacer una tarea en grande para posicionar a Paraguay, desarrollar proyectos que generen gran inversión. Debemos acelerar los tiempos, porque la liquidez no estará permanentemente, ni las condiciones económicas ni el comercio mundial serán eternos. Tenemos un viento de cola que durará 10 o 15 años para aprovechar. El Estado debe trabajar a fin de contar con una política de inversión para saber qué nos conviene o no.
¿Por qué cree que el Estado no se define? Falta de visión y de compromiso de todos, no solo del sector político, sino también de la sociedad civil. Hace falta una revolución y pasa por una cuestión de actitud. Tenemos que invertir en infraestructura, en el capital humano, para eliminar la pobreza.
¿Quién puede estar interesado en invertir? El mundo puede invertir. Si le muestro al mundo y le digo que deseo construir un ferrocarril por arriba o por abajo, para que los brasileros puedan salir por acá y esta será la menor distancia, claro que comprarán (la idea) y seremos necesarios para ellos. Yo quiero hacer un gran hub de servicios, logística, transporte de carga y pasajeros, pero me tengo que jugar.
¿Qué representa la presencia del WTC? Puede ser una herramienta, en esta línea, de un Paraguay abierto al mundo. Es la mayor plataforma de comercio globalmente. Hay un millón de empresas vinculadas con los WTC y necesitamos de eso porque somos un país mediterráneo con poca población.
¿Por qué se volvió tan atractiva la inversión inmobiliaria? Este crecimiento promedio de 5 % a 6 % en los últimos años, que genera la economía real, se derrama en el negocio inmobiliario. Además, hemos tenido una demanda insatisfecha acumulada durante mucho tiempo. En viviendas hay un déficit de más de 800.000 unidades. Estamos lejísimos de una burbuja inmobiliaria, pero en determinado producto, como el de las oficinas, el crecimiento será mucho más lento. Hemos detectado la oportunidad debido a la migración del centro a este lugar (zona Aviadores del Chaco), por eso creció rápidamente (el segmento corporativo), pero luego se dará un proceso más pausado, resultado del crecimiento natural.
¿Cómo debe crecer Asunción? Asunción posee una población de 500.000 habitantes y una extensión con densidad bajísima. Según los promedios en capitales de la región, debiera contar, por lo menos, con 1.500.000 habitantes para ser sostenible. Debe crecer para arriba.
¿Pero eso es responsabilidad del Estado? No podemos dejar que las ciudades crezcan de manera espontánea y desordenada, como hasta ahora. Los problemas de transporte, logística y servicios son secuelas de no haber hecho una planificación en el uso del suelo.
¿Se puede hablar de una nueva generación de arquitectos y desarrolladores en el país? Sí. Me satisface salir a las calles de Asunción y ver trabajos de jóvenes arquitectos de gran nivel. Por otro lado, creo que el desarrollo inmobiliario está incipiente, está empezando a profesionalizarse y esto conlleva sus riesgos; desembarcan los jugadores internacionales, los buenos y los malos. Como país, no contamos con ningún sistema de regulación que permita que ese desarrollador cumpla con determinados requisitos.
¿Cómo funciona esto en otros países? El sector público regula y revisa el grado de consistencia de la propuesta de valor, a fin de que no termine en una estafa. Si no tenemos regulación que controle el rigor y la certeza de los negocios inmobiliarios, pueden suscitarse dificultades. En un mercado pequeño podría causar mucho daño al país. Tiene que haber una legislación.
¿Lo tentaron nuevamente para hacer política? Sí.
¿Por qué lo rechazó? Porque asumí la opción de vida de hacer país desde el sector privado.
¿No cree que es una alternativa para, desde el gobierno, hacer ese país? Desde la sociedad civil también se pueden hacer muchas cosas. No creo que debamos vaciar la sociedad civil y el sector privado para hacer todos política. Desde chico —que vengo del interior y vi la pobreza, la injusticia, el terrorismo de Estado— están en mi sangre las ganas de cambiar el orden de las cosas. En algún momento pensé que lo podía concretar desde la política, tuve mi experiencia en el Partido Encuentro Nacional y descubrí que no sirvo para eso.
¿Fracasó o no Lugo con su gobierno? Lo positivo fue haber podido romper un paradigma que enfrentábamos: el de mantener un gobierno colorado de por vida, tras cuya caída sería un desastre. Cayó y no pasó nada. Ese, para mí, fue su gran aporte. Infelizmente no se ha hecho lo que se prometió, se hizo muy poco de lo mucho que se podía haber realizado, en términos de verdadero cambio y, sobre todo, con el enfoque social que necesitamos. No es suficiente que sigamos creciendo, porque vamos a generar ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. Necesitamos replantear ese modelo y hacer que del crecimiento pasemos a un desarrollo sostenible e inclusivo.
¿Qué opina de Federico Franco en ese sentido? Cuenta con la habilidad del político profesional de ser capaz de consensuar un montón de medidas que estaban paradas desde hacía mucho tiempo, como la franja costera, el impuesto a la renta personal (IRP), el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide), el acueducto. Como quien hace una tarea, siempre están presentes los errores y aciertos. Sorprendentemente, está aprovechando la coyuntura política, y ha logrado que se tomen medidas en el Parlamento y en el Ejecutivo.
¿Horacio Cartes? (Largo silencio). Me reservo la opinión.
¿Efraín Alegre? Es de la clase política profesional que lleva su historia haciendo esto. Mi opinión es muy positiva, en el sentido de tener una mirada mucho más integral de la sociedad; no esa mirada partidaria y sectaria. Eso es bueno para nuestro país, puede ayudar a producir ese cambio que estamos esperando.
¿Aníbal Carrillo Iramain? Es una persona supercomprometida socialmente. Aprecio mucho el compromiso y la coherencia que demuestra a lo largo de su vida. Lo conozco desde la época de los movimientos independientes, de la dictadura, y en ningún momento se ha apeado ni un milímetro de su visión y convicción político-ideológica. Uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo.
¿Mario Ferreiro? Es un gran muchacho. Un ciudadano que ha contribuido enormemente en muchos frentes y que evidentemente no posee las armas, las herramientas ni experiencia de la política, y la está pasando muy duro en consecuencia. Es lo mismo que yo temo de Horacio. Me preocupa que repita la experiencia de Lugo, porque cuando no estás en la política, mañana toda la gente a la que pusiste como diputado y senador, puede pensar distinto a vos, ¡y fuiste!
¿Qué opina del debate ideológico de izquierda y derecha? En un país como Paraguay ni siquiera es pertinente hablar de ideología. Tenemos problemas que resolver, con un amplio compromiso con lo humano, con el bienestar de todos. La equidad no debe tener color, partido ni ideología. Nuestros problemas son muy básicos y no necesitamos embanderarnos. Yo soy un comprometido con la problemática social y ambiental, no me considero de izquierda ni de derecha, sino comprometido con el país.
¿Qué piensa del Mercosur? Es necesario que reformulemos nuestra relación con el mundo. Hemos sido muy ingenuos y torpes para manejar la política internacional. Estamos humillados, maltratados y la culpa es nuestra también. Debemos tener una mirada que sobrepase al Mercosur. No sé si tenemos que salir o no, dudo de que lo podamos hacer, porque eso es como cambiarnos de barrio y ellos son nuestros vecinos.
Si no tenemos regulación que controle el rigor y la certeza de los negocios inmobiliarios, pueden suscitarse dificultades. En un mercado pequeño podría causar mucho daño.
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