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El responsable de América Latina y el Caribe del Banco Mundial (BM), Jorge Familiar, visitó el país para dialogar con autoridades del Gobierno acerca de los planes del organismo en nuestro territorio. La ocasión fue propicia para que EN conociera su impresión sobre la situación de la pobreza en el Paraguay y las acciones ejecutadas para reducirla. Opina que la región transita el camino correcto, pero aconseja tomar precausiones ante el menor crecimiento económico que esta registrará y la vulnerabilidad de gran porcentaje de la población que abandonó la pobreza en los últimos años.
¿Cómo ve el BM el trabajo de lucha contra la pobreza que realiza el Paraguay? Con muy buenos ojos. El esfuerzo en reducción de pobreza y mejora en prosperidad compartida está en línea con Latinoamérica, que tuvo un éxito espectacular. Por un periodo bastante largo en la región se redujo la pobreza extrema de forma muy significativa, surgió una clase media y los indicadores de pobreza del Paraguay están en línea con el mismo éxito regional. Es fundamental mencionar que durante este periodo hubo factores externos muy positivos, economías emergentes creciendo a tasas muy altas: China al orden del 11 %, demandando enorme cantidad de commodities regionales; elevó precios y demanda, y benefició a la región. Hoy, las condiciones externas no son tan positivas como durante un largo periodo; por lo tanto, es crucial tomar medidas para echar a andar un segundo motor de crecimiento, porque cuando la región crecía al 5 % hubo gran éxito en la erradicación y reducción de la pobreza, pero con la región creciendo al 2 % será más difícil cubrir necesidades. El Paraguay sigue en la parte más alta, en términos de crecimiento.
¿Consideran que la tarea del Gobierno va en línea correcta? El plan nacional de desarrollo del Paraguay es uno que, precisamente, se encuentra enfocado en reducir la pobreza, promover la prosperidad compartida, y nosotros acompañamos sus esfuerzos con intervenciones en muchas áreas de la economía y la agenda de desarrollo. Aprendemos mucho de lo que hacemos en el Paraguay; activamos en varios sectores, desde educación, transporte, agua, proders (un programa de desarrollo rural) y biodiversidad. Vemos una agenda enfocada en mejorar las condiciones de vida y oportunidades del Paraguay.
¿El sistema de medición de pobreza que usa el país es confiable para el BM? Nos parece un sistema y datos confiables. De hecho, hay muchas líneas de medición para la pobreza. Nosotros empleamos líneas que usamos regionalmente para obtener datos comparables. Entonces, la línea de pobreza extrema que empleamos es de USD 2,5; menor que la que el Paraguay se autoimpone. El país es más estricto en sus mediciones.
Respecto a las ayudas condicionadas, ¿creen que es una medida política correcta?, ¿ha dado resultados en la experiencia del BM? Diría que los programas de apoyo social basados en transferencias de efectivo condicionadas fueron muy útiles, en algunos casos para evitar que los segmentos de pobreza extrema y pobreza sigan creciendo, y en otros para empezar a romper ciclos de pobreza muy enraizados. Consiste en dar ayuda económica a las familias más pobres a cambio de ciertas condiciones; básicamente, que lleven a los niños al médico y asistan a la escuela. Esto les permite desarrollar una serie de herramientas y capacidades básicas que incrementan sus probabilidades de éxito en la vida.
Creen que es un camino correcto. Vemos en la región, que es donde nacieron las transferencias de efectivo condicionadas, que estos programas evolucionaron de programas a sistemas, y vamos participando en algunos países en esta evolución. Ya no solo se piensa en la entrega de efectivo a cambio de condiciones básicas, sino también en unir a los beneficiarios de estos programas con otros gubernamentales, normalmente, relacionados con la agenda productiva nacional. Acompañar a los niños de familias más pobres desde que nacen hasta que cuenten, tal vez, con capacitación técnica, que les facilite acceder a un empleo mejor remunerado. Vemos esto como un paso trascendente en muchos países para apuntalar estrategias de productividad y crecimiento.
¿Ya lo experimentan en algún país? En el Brasil hay una evolución hacia un sistema, como en México. Son pioneros en implementar estos programas.
En cuanto a los planes que desarrolla el Paraguay en la lucha contra la pobreza, ¿se puede hablar de algún error cometido? Creo que cada país debe determinar qué modelo y programas funcionan contextualmente. No hay una experiencia universal ni una respuesta correcta o incorrecta; en materia de erradicación de la pobreza, lo que hay es un compromiso asumido prácticamente por los gobiernos de toda la región, que experimentan con diferentes cosas y algunas funcionan mejor que otras. Es una constante en la evolución para mejorar. El BM carece de recetas o boletas de calificaciones; brinda acompañamiento a los países en sus proyectos de desarrollo. Aprendemos de este intercambio, y ayudamos a los países a intercambiar las experiencias que funcionan y las que no.
¿Cuáles serían los desafíos para el Paraguay desde ahora? Creo que hay una estrategia de alianza con el país por un periodo definido. Primero hablemos de las oportunidades. Desde afuera vemos al Paraguay como un país con una población joven, con un bono demográfico potencial muy grande; un país cuyo manejo macroeconómico es muy prudente y sólido, que dispone de recursos naturales, que genera una enorme cantidad de electricidad limpia y la exporta, con un sector privado muy dinámico y que goza de muchas oportunidades. Hoy, el entorno económico global es complejo, y habrá que buscar estrategias que mantengan el crecimiento.
¿Por ejemplo? La educación. Invertir en capital humano será primordial si queremos sentar las bases del crecimiento en la región hacia adelante, invertir en calidad, sobre todo. En el Paraguay hay un acceso muy alto a la educación, pero aún hay espacio para mejorar en calidad. Comparemos lo que pasa en Latinoamérica y Asia; Corea del Sur, por ejemplo: dónde una niña nace y acaba en la vida no hay correlación alguna, debido precisamente a la calidad de su sistema educativo. En Latinoamérica, dónde una niña nace y acaba en la vida, prácticamente, se puede predecir al momento del nacimiento. Debemos cambiar eso, no solo en el Paraguay, sino en la región.
¿Otro sector? Otro en el que hay espacio es la infraestructura. Hay un déficit regional y en el Paraguay. A la vez, hay recursos fiscales limitados que deben ser manejados con prudencia. Habrá que invertir en infraestructura atrayendo inversiones privadas. Veo con buenos ojos que se haya emitido esta ley de participación público-privada en fechas recientes.
Sería conveniente mantenerla. Sé que hay un debate dentro del cual no estoy muy calificado para opinar, pues lo desconozco.
Pero lo ven como una oportunidad para el desarrollo. Como concepto, atender la participación público-privada me parece una decisión muy sabia. También se cuenta con una población que dejó la pobreza y aprendió a vivir mejor; una clase media que se consolida. Esta población pedirá mayores y mejores servicios públicos, educación, infraestructura, servicios médicos, y que los recursos que aporta al erario público se empleen de la forma más eficiente y transparente. Entonces, trabajar en la transparencia también estará muy alto en la agenda latinoamericana. Veo con buenos ojos los esfuerzos que va consolidando el Paraguay al respecto, a través de la ley de acceso a la información.
¿Cuántos proyectos está financiando el BM? Tenemos varios y un diálogo que es más amplio que los mismos proyectos. Nuestra cartera es de cerca de USD 500 millones y activamos en muchos sectores, como la educación; no con financiamiento, pero sí con asistencia técnica, activos con proders, biodiversidad, transporte, agua y saneamiento. En fin, una cartera amplia de diálogo y experiencias.
Se habla de un problema de gestión en el Gobierno. ¿Es una crítica permanente?, ¿lo ven así en estos proyectos? Fue uno de los temas que el mismo presidente Cartes mencionó en la reunión que mantuvimos. Dijo que seguían de cerca la capacidad de gestión con la idea de mejorar, y pensamos que sería muy favorable y benéfico para los paraguayos tener un Estado más eficiente y efectivo en la implementación de proyectos.
¿Cómo creen que se llega al desarrollo y consideran que el Paraguay está en camino hacia esa meta? Creo que son dos cuestiones: una general y otra particular. El desarrollo viene del crecimiento con inclusión y el sostenible. El Estado desempeña un rol muy fuerte en el desarrollo y la conducción de los países. Por varios motivos siento que los modelos que funcionan mejor son los que dejan hacer, y permiten que los agentes que contribuyen al crecimiento y la creación de empleo lo puedan hacer, pero a la vez intervienen para procurar también esa inclusión y ese beneficio generalizado para la población.
Jorge Familiar
De nacionalidad mexicana, es el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe desde el 1 de mayo de 2014. Es el primer latinoamericano en ocupar este cargo en los últimos 30 años. Previamente, dedicó sus esfuerzos a la inclusión financiera como director general del Instituto del Fondo Nacional para el Consumo de los Trabajadores (Fonacot) de México. Entre 2004 y 2008 se desempeñó como director ejecutivo y director ejecutivo alterno en el Grupo del Banco Mundial, en Washington. Inició su carrera en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) de México, en la cual ocupó diveros cargos. Fue profesor de Finanzas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) e integró el Consejo Asesor del Programa de Contaduría Pública y Estrategia Financiera de la misma universidad. Obtuvo el título de contador público y se graduó con honores en la maestría en Finanzas, en el ITAM.
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