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Recién llegado de los Estados Unidos, tras acompañar al ministro de Hacienda al debut de nuestro país en los mercados financieros internacionales, Jorge Corvalán, titular del Banco Central del Paraguay (BCP), se muestra optimista con este logro. Lo considera un paso fundamental que abre las puertas de financiación a largo plazo a las entidades financieras y a empresas privadas. Augura un buen año económico para 2013, que podría mantenerse en el tiempo, siempre y cuando se prendan algunos “motores” de la economía, como el de la construcción y la industria. No teme al déficit previsto para el Gobierno central y dispara: “No está mal correr uno o dos años de déficit fiscal y después volver al equilibrio”. Aquí, la conversación con el funcionario.
Se anuncia un año bueno. ¿Cuáles son los resultados que espera el BCP para 2013? Vamos a crecer por encima del PIB potencial, vamos a estar con 10,5 %; hay sectores que pronostican incluso una tasa mayor.
¿La inflación se mantendrá en los mismos niveles? Hay temor por la cantidad de dólares que ingresarán al país. La artillería completa del Banco está para evitar que este año tengamos una presión inflacionaria.
¿Vamos a tener mucha presión? Cuando un país crece, automáticamente tiene presión.
¿Eso es bueno o malo? Es bueno crecer. Ahora, cuando se crece por encima del potencial vienen las presiones inflacionarias. ¿Qué significa crecer por encima del potencial? Que todos tus recursos ya están utilizándose a máxima capacidad y para darles más resultado se necesita poner más dinero. Es cuando el dinero excede a la cantidad de demanda.
¿Qué hace que Paraguay tenga hoy estos altos niveles de crecimiento económico? Tenemos un sector privado, agronegocios, de mediano y gran porte, muy moderno, alta tecnología, altísima productividad; entonces, viene un buen clima, buenos precios internacionales y sacan la ventaja necesaria.
¿El sector industrial cómo está? Hace 10 años que no crece. Se mantiene en una tasa de proporción al PIB de 14 % a 12 %, pero no avanza. Tenemos mucho margen para crecer.
¿Por qué se da esto en este sector? Una de las hipótesis es que en las relaciones bilaterales con nuestros socios, los temas arancelarios, paraarancelarios, en algunos momentos traban la libre circulación de bienes. Otro tema tiene que ver con la infraestructura. Al carecer de una buena infraestructura, no se puede cumplir en tiempo y forma con algunos contratos. La industria funciona con una rigurosidad más alta que los demás sectores.
Un temor que siempre se resalta es que el país tiene vaivenes bruscos en materia de PIB. ¿Cómo se estabiliza para que el crecimiento sea sostenido? Además de potenciar los motores que hoy funcionan bien en la economía, como los agronegocios, debemos potenciar otros, como construcciones e infraestructura, lo industrial. Así, tendremos varios motores funcionando a la vez y es en ese momento en que el PIB potencial se elevará en Paraguay.
¿Qué es el PIB potencial? Es lo máximo que puede crecer el país sin poner en riesgo la inflación. Los cálculos arrojan que Paraguay puede crecer a un máximo de 4,5 % a 5 % sin poner en riesgo la inflación. Debemos elevar ese PIB potencial a por lo menos 7 % o 7,5 %. Entonces creceremos a un ritmo alto y sin riesgo de inflación.
Se dice que mucha gente mira a Paraguay, viene y consulta. Como miembro del Equipo Económico, ¿esto es verdad o hay mucho de mito? Paraguay tiene una historia linda que contar: posee una de las monedas más antiguas de Sudamérica; del año 43, en que se instaura el guaraní, no se le sacó ningún cero. Eso no se conoce, pero sí se le conoce a Paraguay en los últimos 10 años. En 2003 se firma un acuerdo stand by con el FMI, se pone la casa en orden. El público, los inversionistas locales e internacionales hoy tienen la misma información. Entonces, cotejan, comparan; es como hacer shopping. Evidentemente dicen: “Esta tienda es la más linda del shopping y pondremos dinero allí”.
¿Cómo ayuda en todo esto la última emisión de bonos? Es el punto central aquí. Al emitirse en un monto de USD 500 millones, Paraguay entra en el grupo de países de mercados emergentes. Esta emisión presenta al país a la sociedad financiera, lo hace debutar.
¿El sector privado se podrá financiar con este mecanismo? De hecho, se está financiando. En Paraguay el sector privado salió antes de que el Gobierno; se dieron emisiones de dos bancos, últimamente de una telefonía, a tasas de mercado, pero estas empresas nos decían que necesitaban un punto de referencia, que es el riesgo país. Hoy, en 2013, Paraguay tiene calificación BB- y está mejorando casi cada dos años, es positivo, y también tiene una tasa de referencia que es 4,625 %.
¿Qué conocimiento tiene de empresas que piensan lanzarse al mercado internacional? Hay más interesados en el sector financiero que están queriendo fondearse para apalancar inversiones de largo plazo en Paraguay. Hay una tercera institución financiera en puertas, hay empresas de agronegocios y esto seguramente vendrá concatenado con firmas dedicadas a la minería. Hay mucho por hacer.
Respecto al tema inflación y dólar hay sectores que cuestionan la política del Banco. ¿Cuál es el dólar ideal, según el BCP? Es aquel que genere una mayor estabilidad en el funcionamiento del sistema financiero, porque oscilaciones bruscas del tipo de cambio pueden mejorar o desmejorar el balance financiero de una empresa que está dando créditos en dólares. Paraguay es una pequeña economía y muy abierta al mundo, entonces el tipo de cambio no puede ser fijo, no podemos decir: “Queremos el guaraní a este nivel y lo mantenemos”. El rol del Banco Central es evitar oscilaciones bruscas en el tipo de cambio, de un día para otro.
¿Qué recomienda el BCP a aquellos que operan con dólares? El sector privado es muy dinámico y encontrará una solución a cada situación que se le presente. Pero en otros países se utilizan instrumentos financieros para cubrirse de los riesgos cambiarios. Un instrumento que ya opera en nuestro país se llama forward; otro que queremos que se lance este año para cubrirse de movimientos de cambio se llama “futuros”.
¿En qué consiste? Son contratos que suscriben instituciones financieras con un exportador o importador para prefijar hoy el cambio que existirá dentro de tres meses, seis meses, nueve meses o un año. Así, cada agente tiene una percepción del futuro. Nadie tiene certeza sobre lo que ocurrirá y esa percepción da un espacio para que exista negociación en un contrato. Si me conviene, firmo un contrato con el banco y duermo tranquilo.
En cuanto al dólar, se acusa al BCP de permitir una alta especulación y de instrumentación de la moneda para fines políticos. No es posible tener un cambio fijo. El país funciona mejor si el tipo de cambio es libre. Ahora, la volatilidad del tipo de cambio perjudica a un sector y beneficia a otro, pero es por reglas del mercado. Hablar de especulación es difícil porque hay mucha competencia; si un sector se beneficia más de la cuenta, vendrá otro que tomará su espacio y lo va a pelear.
Para algunos analistas, el Fisco preocupa por el déficit que se espera y los grandes gastos, los préstamos que hace del BCP. ¿Hay riesgos? A nosotros no nos alarma en absoluto lo que está ocurriendo, porque veníamos de ocho años de superávit fiscal; entonces, tener un bache de uno o dos años de déficit fiscal es totalmente manejable. Es más, el presupuesto que usamos ahora tenía un componente importante de aumento de salarios. Los salarios del sector público prácticamente aumentaron el 28 % en un año y eso es mucho. Pero si uno ve la historia, puede observar que en cinco a seis años no hubo incrementos salariales en el sector público y es como que esto se ajustó en un solo tiempo. Este año se podía llevar ese déficit cercano a cero, pero a costa de no invertir en infraestructura. Creímos que no es lo más conveniente, así lo vio Hacienda. Necesitamos inversiones. No está mal correr uno o dos años de déficit fiscal y después volver al equilibrio. ¿Cómo volvemos al equilibrio? Con la dinámica que tendremos en la economía.
Tanto dinero que entrará al país, ¿realmente es mucho riesgo? En una economía muy dinámica no hay problema con el dinero. El PIB será del 10,5 % como mínimo. Eso absorbe mucho. El dinero viene cuando ve que hay negocios. Si vamos por el tipo de cambio, todos tienen el mismo riesgo, porque las monedas que consideramos “fuertes”, dólar o euro, se están depreciando. Si los grandes se deprecian, tu moneda se aprecia sin que hagas nada. Ahí hay una gran pregunta: ¿perdemos competitividad? Pero eso es relativo. Se aprecia Paraguay, pero también Chile, Perú; es decir, el mismo efecto alcanza a todos.
¿Hubo cambios bruscos en la estructura de cartera de las entidades financieras en el comportamiento de los créditos? No vimos nada brusco. Las composiciones se mantienen; comercio, gran parte, agronegocios, consumo, se mantienen en el nivel. Hay más endeudamiento en tarjetas de crédito por las promociones de los black fridays.
¿Esto es arriesgado? Todas las operaciones financieras lo son, pero los mecanismos de minimización de riesgos es lo importante y están todos disponibles.
¿Qué averiguan los extranjeros que quieren invertir en Paraguay? Nos preguntaban: “¿Por qué no invirtieron antes?”. Llama la atención el rezago en la infraestructura. Les decimos que necesitamos invertir en rutas, dragados, puentes y les parecía muy básico. Ellos entendían que es algo que los estados deben hacer. En nuestro caso, tuvimos más de una década sin mucha inversión. Nos preguntan por qué.
¿Qué les responden? Les explicamos que tuvimos acomodos económicos tras la dictadura y tuvimos corridas bancarias. Eso consumió mucho tiempo del poder político y organismos del Estado tratando de solucionar el problema; no había tiempo ni energía para dedicarnos a infraestructura. La casa se pone en orden desde 2003, se estabiliza, no más déficit fiscales por mucho tiempo; estabilidad monetaria, reservas incrementándose. Entonces, parece que el sector político y entes del Gobierno miran qué falta hacer. Lo primero: infraestructura. Les hablamos de las redes eléctricas y se tomaban la cabeza. “¿Cómo es posible que un país tenga tanta energía disponible y no la utilice?”, decían. No aprovechamos porque no tenemos distribución masiva y con la calidad requerida. Los industriales tienen mucho que pedir en infraestructura; un corte o un pestañeo les puede paralizar las actividades a veces hasta un día completo. Son sobrecostos enormes.
“No nos alarma en absoluto lo que está ocurriendo, porque veníamos de ocho años de superávit fiscal; entonces, tener un bache de uno o dos años de déficit fiscal es totalmente manejable”.
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