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Querido, hijo:
Ya no importa si eres hombre o mujer, pues en los días actuales los desafíos ya no delimitan esta distinción. Principalmente, cuando nos referimos al contexto de las sociedades familiares inmersas en un escenario de mercados competitivos y economía globalizada.
Importa entender que tu mayor misión es perpetuar una obra hecha con mucha pasión, lucha, amor, errores, aciertos, carisma, visión y tiempo. El desafío será ampliar este legado con los valores y principios gestantes del éxito actual, a sabiendas de que, a diferencia del rol de quien emprendió la obra sin nada, el tuyo es distinto. A ti te atañe la difícil misión de convertirte en un continuador, cuya implicancia incluye retos y exigencias.
No es igual aquel principio edificado sobre la base del esfuerzo conjunto y mucho trabajo. Ahora resulta crucial conciliar intereses de diversas voluntades y deseos. Vigila las nuevas demandas de la empresa y sus mercados, y mantén la unidad de intereses dispares.
Se exige un equilibrista, humilde, determinado y desprendido, capaz de conciliar la emoción con las razones personales, y de conservar la sensibilidad sin perder el rumbo en dirección al éxito.
A partir de ahora, hay que oír más opiniones. Existen muchas más cuentas que prestar e intereses que agradar y no podrás utilizar el poder patriarcal, pues este es exclusividad del fundador, el que, a su vez, fue patriarca, propietario y gran gestor. Pero esa época se terminó. Muchos no lo entienden y pretenden continuar recibiendo mensualidades en vez de dividendos; confían en la tolerancia paterna, cuando se exige competencia; creen poder dar continuidad a sus caprichos, cuando corresponde verificar y desarrollar una clara noción de derechos y obligaciones como heredero-socio.
Deberás hacerles entender a tus hermanos, cuñados y primos que ya no son solo eso, y que este lado familiar seguirá administrado por el afecto de los almuerzos dominicales, bautismos, casamientos y entierros. Ahora importa el nuevo hecho, es decir, la sociedad heredada. Socios que no tuvieron libertad de elección mutua, que fueron impuestos por el derecho y espíritu de equidad del fundador. Al final, para él, “siempre fueron todos iguales”.
He ahí el desafío que te aguarda. Sin ningún acecho o incógnita. De hecho, esta será la nueva realidad. Ahora importa descubrir cómo “coser” esta sociedad sin perder el afecto de los lazos familiares. No será una “costura” fácil, pues exigirá mucho más que conocimiento; demandará paciencia, capacidad de escucha, al tiempo de decidir en la ocasión. Satisfacer sin sentirte humillado, sino crecer demostrando tu capacidad de administrar lo que no es solo tuyo; respetar la memoria del fundador, innovar sin desprestigiar acciones pasadas, crear un nuevo staff profesional sin desmerecer a los “viejos de casa”, empoderarte sin necesidad de destruir a los demás, mirar a tu alrededor, ganar el respeto de la comunidad, y el reconocimiento de proveedores, clientes y competidores.
Estos ya no son desafíos solamente para valientes, sino para quienes comprendieron que ser heredero puede derivar en la aceptación del compromiso de estar como sucesor y notar la sutil distancia entre ambos roles.
También te sugiero que busques complicidad para las malas horas en alguien que respetes, un “tutor” para intercambiar impresiones, dudas y orientaciones. Generalmente, estarás solo, pero no te aísles.
¿Cuál será el mayor desafío? Conseguir todo esto sin dejar de ser marido, esposa, padre, madre, amante; sin abandonar las amistades ni los buenos ratos de la vida. O sea, en último análisis, ser feliz en sentido pleno, y enlazar esta felicidad al éxito profesional y personal.
Son mis sinceros deseos.
Afectuosamente, alguien que te quiere.
* Fundador y presidente de Höft Consultoría Societaria, en Brasil; integrante de The Family Business Consulting Group International (FBCGi), en América Latina, y Family Business Network (FBN).
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