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Hay que entender que no todas las basuras electrónicas son contaminantes, ya que un equipo en estado íntegro no causa daño, sino hasta ingresa en la fase de descomposición. Cuando se procede a una separación, es imprescindible identificar aquellos metales (ferrosos y magnéticos), plásticos y polímeros (como placas), debido a que el proceso de recuperación de estos elementos presenta su índice de riesgo, indica la licenciada León.
La especialista sostiene que, lastimosamente, el Paraguay no cuenta con una legislación que trate esta problemática, aunque nuestro mercado sea considerado uno de los mayores receptores de basura electrónica, atendiendo a que anualmente recibe una considerable cantidad de celulares usados. Cabe resaltar que tanto los Estados Unidos como algunos países del continente asiático son los principales proveedores de desechos tecnológicos al Paraguay.
Según León, existen legislaciones locales con énfasis en medioambiente, pero no puntualmente en el proceso de recuperación de la basura electrónica. Como ejemplo a seguir, destaca la acción implementada por la Unión Europea (UE), que se propuso promulgar en el 2016 una ley de recuperación de, al menos, el 80 % de la basura electrónica.
Menciona que en la actualidad, países miembro de la UE se embarcaron en la instalación de basureros públicos destinados a esta categoría de desechos, de modo a que las viviendas descarguen en ellos todos aquellos aparatos electrónicos que perdieron su utilidad, como cables, celulares, lavarropas, computadoras, televisores y otros.
Después de este ciclo, los puntos limpios (que son recolectores) trasladan los tachos hasta las instalaciones de empresas especializadas en el tratamiento de estos artículos o electrodomésticos. La chatarra electrónica se puede reciclar, pero su recuperación industrial implica un proceso, costo y complejidad, pues precisa de la intervención de profesionales de diversas áreas, refiere León.
Relata que la reutilización o prolongación del uso de los productos es capaz de ayudar a disminuir el efecto contaminante, porque no se trata de tirar un equipo electrónico, sino de analizar qué componentes pueden ser sustituidos.
“Una acción inteligente puede ser la donación de computadoras, porque mediante ello es posible extender la vida útil de los productos. Lo mismo pasa con los teléfonos móviles, los cuales mientras tengan funcionalidad y durabilidad, no hacen necesario su cambio”, puntualiza. Agrega que generalmente la gente adquiere un aparato celular usado, lo utiliza por cierto tiempo, se cansa y, pese a que este dispositivo aún le sirve, lo sustituye por otro seminuevo.
Subraya que otros factores a considerar son la falta de separadores de basura y las baterías en desuso de aparatos que contaminan. Señala que si cuanto se ha mencionado previamente se degrada y entra en contacto con el ambiente, sea con el agua o la tierra, se genera la contaminación que repercutiría en la salud del ser humano.
Al respecto, explica que tanto niños como jóvenes y adultos son vulnerables a los efectos de la contaminación causada por un desecho con componente electrónico; más aún cuando son expuestos a vapores tóxicos.
Hace hincapié en que acumulando basura de esta índole en el patio de la casa puede darse cierto tipo de contaminación, más aún si existen canales de conexión con el agua subterránea. Regina León recomienda trabajar en concienciar sobre la separación de las basuras electrónicas, tanto desde las casas como desde las instituciones competentes, que son capaces de promover la donación de estas a universidades, cuyas clases prácticas se basan en la electrónica.
Perfil
Regina León es licenciada en Química y se desempeña como docente investigadora en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción. Es responsable del laboratorio de química y saneamiento, con énfasis en la investigación ambiental.
emilse.rolon@abc.com.py