Alimento que está en el campo

La pobreza en el campo, la migración interna y por ende la disminución de producción de alimentos son situaciones que se están enfrentando de forma paliativa en el país con programas financiados por organismos internacionales. Aún se notan pocos resultados debido a que se trata de acciones aisladas. EN pasa revista a algunos de ellos.

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“La rápida expansión de los agronegocios y el intenso proceso de expulsión del campo generan problemas con la producción de alimentos, y se debe importar cada vez más con todos los problemas que eso significa”, escenifica el doctor en Sociología Ramón Fogel, investigador del problema agrario en Paraguay.

A esto se suman los datos que da el director de la Fundación Paraguay Vende, Reinaldo Penner: en Paraguay, si bien es posible verificar una sustancial mejora en la calidad de los productos frutihortícolas disponibles en los diversos centros de comercialización, el volumen de importación de dichos productos ha tenido un asombroso crecimiento de 300 % en los últimos 12 años. Por ello cree que esta situación demuestra que el peso de los operadores/importadores ha tenido un crecimiento importante en la última década, pero por sobre todo muestra un peligroso abandono de la producción de alimentos (frutas y hortalizas) por parte de los campesinos, no solo producción destinada a renta, sino también de autoconsumo.

Fogel añade informaciones basadas en el Censo Agropecuario Nacional 2008, las cuales revelan que restando la producción del complejo sojero, lo que queda es de apenas alrededor del 15 % a 20 % de la superficie cultivada para producción de alimentos de consumo interno. Además, cifras preliminares del Censo de Población y Vivienda indican que ya solo el 33 % de la población está en el campo, dice. “Es alarmante, porque el cambio es muy rápido y no hay acogida con empleo productivo y vivienda en las zonas urbanas”, resalta.

Por estos motivos, en el país se llevan adelante programas que buscan capacitar a los campesinos para mejorar su producción, conseguir mercados y así fortalecer el arraigo en condiciones dignas.

Paraguay Rural

Paraguay Rural es un proyecto ejecutado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería con financiación de USD 15 millones del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, desde mediados de 2007 hasta setiembre de 2013.

Los beneficiarios son quienes se dedican a la agricultura familiar (tienen menos de 20 ha y su familia vive de la explotación agrícola de su predio).

Este programa llegó a 301 organizaciones de los departamentos de Concepción, San Pedro, Caaguazú, Guairá y Caazapá con fondos, capacitaciones y asistencia técnica para la implementación de 266 planes de fortalecimiento y 269 planes de negocios. Emilio Valiente, director de dicho programa, cuenta que se aprobaron proyectos por un total de G 55,4 mil millones en beneficio de 16.621 familias. Dijo que considerando un promedio de 4,7 beneficiarios por familia, hasta finales de 2012, Paraguay Rural había atendido a 78.081 personas de forma directa.

En 2012, 7.547 productores de 170 organizaciones informaron que comercializaron al menos un rubro. Aquellos de mayor crecimiento fueron hortalizas y lácteos, con una mención especial a las ventas en ferias. Sin embargo, los cultivos en grandes extensiones sufrieron daños significativos por la sequía que azotó al país durante toda la campaña agrícola, lo cual queda reflejado en una disminución en la comercialización de granos y sésamo, mandioca y batata. Finalmente, el aumento en las ventas de muchos de los rubros varios (panificados, ladrillos, carne, entre otros) se vio compensado por los efectos de la sequía en otros como la caña de azúcar, banana y piña, indica el informe del programa.

Manejo sostenible

Otro proyecto fue el de Manejo Sostenible de los Recursos Naturales (PMRN), que dio tecnología, cooperación técnica y financiera durante 10 años en dos fases. La primera fue una donación de 8 millones de euros, y la segunda 6 millones de euros, del Banco de Desarrollo Alemán.

De acuerdo con el director ejecutivo de PMRN, Aníbal Rotela, se llegaron a recuperar 18.000 ha de suelo para 18.000 pequeños productores. El criterio de selección de beneficiarios se realizó a través de los técnicos en campo, que les agruparon en organizaciones de 10 a 15 personas a fin de poner en condiciones las documentaciones y así poder realizar transferencia de efectivo para organizaciones.

Fueron asistidos técnicamente para mejorar su finca y tener una mejor productividad. Se hizo asistencia, capacitación y se brindaron insumos en los departamentos de Concepción, San Pedro, Caaguazú, Caazapá y Paraguarí. “Antes de que entren al sistema conservacionista, tenían una producción de maíz de 800 kilos por ha, después mejoraron pasando a 4.000 kilos por ha, en algunas fincas, con lo que han triplicado su producción”, detalla.

Se les proveyó semilla de abono verde, abono químico (fertilizante) y compra de maquinaria para siembra directa, mochila pulverizadora, subsolador, cuchillos. La contraparte consistía en el trabajo del dueño de la tierra.

“La capacitación consiste en mostrar la técnica de siembra directa con abonos verdes, de acuerdo a la temporada de invierno o de verano”, añade. Según Rotela, el objetivo fue superado en un 60 %.

Actualmente está en proceso de conseguir que el proyecto pase a una tercera etapa, lo que está en estudio en la Secretaría Técnica de Planificación, pero esta vez ya con una financiación reembolsable de 5,2 millones de euros, con el Gobierno alemán, para asistir a 10.000 pequeños productores en 10.000 ha.

Abasto Norte

Otro nuevo proyecto es el del mercado privado Abasto Norte, que se alió con la Fundación Paraguay Vende para asistir a 600 familias en el marco de programa denominado “La Frutihorticultura como oportunidad de acceso a mercados de alto valor y oferta sustentable”. Lo hará mediante un desembolso de USD 1,3 millones, de los cuales USD 956.000 es donación del Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo y durará tres años.

El objetivo de la alianza entre estas tres instituciones es asistir tanto a productores como a consumidores en tres componentes principales: la estacionalidad y diversidad de la oferta, la calidad de esta y el acceso a la información en tiempo real. Para lo primero se pretende desarrollar una mayor oferta de productos de calidad que satisfagan las necesidades del consumidor tipo del mercado privado Abasto Norte, que son higiene, ausencia de agroquímicos, correcta presentación del producto, tamaños estándares de las frutas y verduras, precio justo y abundancia.

En cuanto a la calidad, se buscará desarrollar e implementar sistemas para asegurarla en los productos y en toda la cadena de valor.

En lo que tiene que ver con el acceso a la información, la meta es asegurar la información apropiada y oportuna sobre precios de productos y oferta disponible.

Penner menciona que el país importa la mitad de las frutas y verduras que consume, por lo que se debe buscar desestacionalizar la producción con nuevas variedades y técnicas de cultivo, que a su vez exigen mayor inversión.

Este programa persigue que los productos que llegan al mercado privado tengan un sello que certifique que tienen una calidad superior a la oferta genérica, lo que repercutirá en mayor ingreso para el pequeño productor y una mayor satisfacción del consumidor.

La prioridad de este proyecto es trabajar con organizaciones que tienen un local en el centro de abastecimiento y que además ya conocen las exigencias de los clientes.

El área geográfica donde el proyecto pretende impactar son los departamentos de Central, Cordillera, Caaguazú, sur de San Pedro, norte de Paraguarí y sureste de Presidente Hayes, para una mejora en los productos como papa, cebolla, zapallito, piña y banana.

“La capacitación consiste en mostrar la técnica de siembra directa con abonos verdes, de acuerdo a la temporada de invierno o de verano”. (Aníbal Rotela, director ejecutivo del proyecto Manejo Sostenible de los Recursos Naturales).

Seguimiento

Paraguay Rural hizo un análisis de los resultados del proyecto. Al inicio, registró el ingreso total de cada familia beneficiaria (por venta más valor del consumo). Posteriormente, al cierre de cada Plan de Negocio, registró nuevamente el ingreso total de la familia, con lo que fue posible tener una aproximación del ingreso per capita por unidad familiar. Para determinar el progreso de cada familia, se compararon los ingresos mensuales per capita, antes y después, con la línea de pobreza extrema (LPE) establecida por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos.

silvana.bogarin@abc.com.py

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