Acción colectiva: herramienta contra la corrupción

La corrupción daña a la toda sociedad, tanto al gobierno como a las empresas y a los ciudadanos. Los permanentes escándalos en firmas de todo el mundo demuestran que la lucha requiere de herramientas innovadoras.

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En este artículo, se describe un elemento práctico desarrollado por Transparency International y el Banco Mundial: la acción colectiva o collective action.

Se trata de un concepto sencillo que posibilita que las compañías trabajen con sus competidores y stakeholders para crear las condiciones adecuadas dentro de un mercado o licitación determinada, con miras a que se respeten las reglas que promueven una competencia justa, donde las decisiones se toman con base en razones de negocio, como calidad y precio, y no por sobornos.

Transparencia

La idea de acción colectiva se sustenta en esfuerzos mancomunados de firmas de un sector o bien de firmas competidoras, en una licitación determinada. Es un camino largo que muchas veces precisa de una lenta construcción de la confianza mutua y de acuerdos en varias etapas. Es una estrategia que puede utilizar el ámbito privado y que impacta en el clima de negocios, a través de la acción coordinada de las corporaciones que persiguen cumplir con ciertos estándares de transparencia, en una esfera de la industria y por un plazo determinado.

La acción colectiva ayuda a crear un entorno homogéneo de buenas prácticas y minimiza las

oportunidades para operar fuera del Estado de derecho, igualando el terreno de juego para los actores de distintos tamaños y poder, incluyendo a aquellas pequeñas y medianas empresas y sus respectivas cadenas de valor.

Participar de una acción colectiva ofrece beneficios puntuales a sus participantes y a todas las organizaciones involucradas en el entorno. De acuerdo al World Bank Institute, esta plataforma contribuye de modo positivo en los siguientes aspectos:

 *incrementa el impacto y la credibilidad de la acción individual de las empresas,

 *fomenta la inclusión de “jugadores” individuales vulnerables, por ejemplo, las pymes, dentro de una alianza de organizaciones similares,

 *nivela el campo de juego entre los competidores,

 *complementa o substituye temporalmente a los sistemas judiciales débiles.

Una acción colectiva puede ser útil especialmente en espacios donde no todas las empresas de un sector, o que compiten por un proyecto específico, cuentan con programas de compliance formales; y también donde concursan grandes corporaciones con otras sociedades de menor tamaño, que operan de manera más informal y, muchas veces, con un respaldo financiero inferior que les permita resistirse a ciertas solicitudes indebidas.

Tipos y variables

Existen acciones colectivas principales, las cuales están determinadas por características específicas. Las mismas son:

 *Pactos de integridad

 *Declaraciones anticorrupción

 *Coaliciones de empresas certificantes

 *Iniciativas basadas en principios

Estas cuatro categorías pueden ser clasificadas de acuerdo a dos criterios fundamentales: plazos temporales (largo o corto) y nivel de compromiso (light o de enforcement externo).

La “declaración” y la “iniciativa basada en principios” son compromisos de carácter ético por parte de las empresas y carecen de controles externos. Muchas veces es un paso inicial sobre el cual se edifica la confianza necesaria para una etapa de compromiso mayor.

Un “pacto de integridad” consiste en un contrato escrito formal entre un conjunto de empresas oferentes y un cliente, que participan de un proyecto específico, como sería un proceso licitatorio en el cual tanto el proyecto en su diseño como en su implementación son supervisados por un monitor.

Simplicidad

Las compañías trabajan con sus competidores y stakeholders para crear las condiciones adecuadas en un mercado o licitación determinada, con miras a que se respeten las reglas que promueven una competencia justa, donde las decisiones se toman con base en razones de negocio, como calidad y precio, y no por sobornos. Por su parte, “las iniciativas basadas en principios” y “la coalición de empresas certificantes” son decisiones a largo plazo para perseguir la instalación de estándares éticos en un sector de la industria o área específica.

En la Argentina, se llevaron adelante un par de ellas con los municipios de Morón y Esteban Echeverría. Actualmente en curso en Brasil, la acción colectiva “Jogos Limpos”, que lleva adelante el Instituto Ethos en conjunto con Global Compact, busca crear condiciones niveladoras en los procesos licitatorios relacionados con el desarrollo de la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.

Versatilidad

La acción colectiva es una de las herramientas más prometedoras para combatir la corrupción, desde y para el sector privado, que se adapta a las necesidades y las posibilidades de cada caso. Puede concretarse en un proyecto determinado (e incluir al sector público, que tiene la posibilidad de otorgar ventajas a los firmantes de un pacto de integridad como, por ejemplo, otorgar preferencia en el proceso de selección y/o beneficios impositivos), pero también puede iniciarse en código para un determinado sector industrial; en su primera etapa, contendría solo unas delineaciones generales, sin sanciones, y a través de revisiones periódicas y con la confianza que aumenta entre las empresas participantes, podría incluir normas más concretas, auditorías y sanciones para casos de incumplimiento.

Una acción colectiva puede ser útil especialmente en espacios donde no todas las empresas de un sector, o que compiten por un proyecto específico, cuentan con programas de compliance formales; y también donde concursan grandes corporaciones con otras sociedades de menor tamaño.

(*) Profesor del Área Académica
Política de Empresa
mkleinhempel@iae.edu.ar
Director del Centro de Gobernabilidad y Transparencia
www.iae.edu.ar/transparencia

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