Vivir conectados

Basta observar el comportamiento de las personas en una reunión social o incluso en la mesa de un restaurant para encontrarnos con el escenario típico del siglo XXI, todos atrapados por la luminosa pantalla del celular que no para de emitir comentarios, videos, imágenes graciosas o importantes mensajes laborales. La tecnología es maravillosa, nos regala enormes oportunidades que pueden mejorar nuestra calidad de vida; el desafío consiste en estar conectados, pero no atrapados.

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De hecho, podríamos señalar una epidemia de adicción a las redes sociales, a los grupos de WhatsApp o a los juegos online, que a la vez de ofrecer entretenimiento, capturan la atención y abstraen la mente de la realidad que nos rodea. Esto no lo podemos catalogar como bueno o malo, pero quizás deberíamos evaluar las implicancias financieras que nos reporta.

Adicción tecnológica

Las adicciones no se limitan a conductas generadas por sustancias químicas, pues también existen adicciones psicológicas y, en lo personal, las considero como más riesgosas y más complicadas de ser reconocidas, pues son invisibles.

Se plantea una adicción cuando existe un estado psicofísico de dependencia hacia una sustancia o cosa sin la cual la vida parecería no poder existir, no se le encuentra el gusto a los demás aspectos que no están relacionados con ello y por lo tanto quien la sufre siente que la vida no merece ser vivida en ausencia de aquello que causa la adicción.

Décadas atrás, la palabra adicción estaba vinculada al alcohol y a las drogas, sin embargo estos vicios solo existían en el mundo de los adultos con poder adquisitivo, debido a que los precios de dichos productos eran prohibitivos para la gran mayoría de los jóvenes.

Sin embargo, desde 1960 ha crecido enormemente la comercialización y el consumo de drogas por su fácil acceso y disponibilidad, de la misma forma que desde la década del 90 comenzó el ingreso de la tecnología a los hogares con tremenda fuerza, a tal punto que aquello que ni existía o era considerado un lujo durante mi infancia y juventud, ahora es considerado por mis hijos como comodidad básica.

No podemos negar que la tecnología facilita la vida y genera enormes oportunidades para la creación y distribución de riqueza, permite innumerables beneficios sociales y se ha convertido en parte irrenunciable de nuestra calidad de vida actual. Tanto ha sido el avance tecnológico en los últimos años y se ha dado a un ritmo tan aterradoramente acelerado, que en este momento ya no sé qué podría sorprendernos de cada nueva invención y capacidad de desarrollo.

Todo esto es magnífico y se merece un reconocimiento, sin embargo, debe llamar nuestra atención cuando la dependencia se vuelve tal que condiciona nuestra propia vida. Así podemos percibir que se está perdiendo el control y debida medida cuando percibimos que nuestros hijos adolescentes y jóvenes prefieren no asistir a una fiesta con amigos, para quedarse en su dormitorio enganchados a algún videojuego; o cuando adultos profesionales no pueden prestar atención y concentrarse en una reunión de negocios porque precisan chequear sus chat de WhatsApp durante todo el tiempo (a veces incluso cuando ni siquiera ha sonado un aviso de mensaje).

Dejaré a los sociólogos y sicólogos analizar si esto se debe a una gran necesidad de sentirnos parte integrante de la maraña social, cada día menos inclusiva y más exigente, o si resulta de la debilidad en nuestra seguridad propia y autoestima.

El punto es que, independientemente a las causas que ocasionan la dependencia, como todos los extremos en el universo, la dependencia extrema de la tecnología nos influye negativamente y eso, en este caso, se traduce en pérdida de dinero y oportunidades.

Pongamos la lupa

Hay una gran diferencia entre el uso de la tecnología como herramienta de trabajo, teniendo en claro las prioridades, y entre utilizarla como distracción pero sin tener límites al punto en que esto termina absorbiendo también los momentos que deberían estar destinados a otras actividades. La lógica y el sentido común deberían ayudarnos a diferenciar los momentos y lugares adecuados para cada cosa, sin embargo es usual encontrarnos con situaciones incómodas, en las que esta adicción a la tecnología podría incluso entenderse como una falta de respeto hacia los interlocutores.

Esa delgada línea debe ser identificada de manera racional y honesta por cada uno de nosotros, permitiéndonos admitir cuando los desequilibrios impiden una adecuada socialización o incluso cuando llega a un punto en que sentimos una dependencia negativa y el uso de ese aparato mantiene esclavizada a nuestra voluntad propia.

Uso de las computadoras en las empresas

Muchas empresas han decidido impedir que los colaboradores tengan acceso a ciertas páginas de internet debido a que la distracción afecta a la productividad laboral, tanto por el tiempo que se dedica a búsquedas que no tienen relación con el trabajo en sí, como también por las redes sociales, como el Facebook, en donde incluso se pierde la noción del tiempo. Todo esto sumado a los virus tecnológicos que ingresan por internet y a los cuales se expone a toda la red y al sistema de la empresa.

Uso de los celulares en las empresas

Antes las llamadas eran caras y se cobraban todos los mensajes de texto, esto de alguna manera autolimitaba a los usuarios, pero los costos actuales y la gratuidad del Whatsapp y otras apps, sumado a las facilidades de financiación para la compra de los smartphones permiten que prácticamente todos los colaboradores en una empresa puedan estar conectados las 24 horas con sus amigos, familiares y contactos. No se precisa de una computadora para navegar por internet e incluso el celular advierte de cada mensaje o comentario que haya realizado algún miembro de esa amplia red de contactos.

Esto también ha llevado a muchas empresas a impedir que los colaboradores puedan ingresar a sus lugares de trabajo con sus celulares, aspecto usualmente considerado inadecuado por la mayoría de las personas, quienes plantean que cada quien debe ser responsable de autogestionar su tiempo y tener en claro el nivel de atención y abstracción que requieren sus tareas.

Por otro lado, los jefes usualmente señalan la molestia que les causa encontrar comentarios de los miembros de su equipo en las conversaciones del Facebook en horarios laborales, sabiendo que no han finiquitado sus tareas o se encuentran lejos de las metas, o peor aún cuando por desatención ocurren errores.

Sin embargo, todos estos controles y prohibiciones, que las empresas se ven obligadas a realizar, afectan al clima laboral y van en contra de una tendencia mundial en la cual las nuevas generaciones buscan la felicidad en el trabajo como factor motivacional, destacando la libertad de acción, la flexibilidad de horarios y la independencia de criterios como los principales requisitos para su satisfacción.

Tiempo de sedentarismo

Mantener la salud es bastante más barato que recuperar la que se ha perdido, sin embargo el sedentarismo se apropia de la rutina de una gran cantidad de personas y esto, sumado al tiempo que los trabajadores pasamos fuera del hogar, puede llevarnos a alimentarnos de manera cómoda y rápida con productos no adecuados ni balanceados.

La tecnología facilita mucho el trabajo del hogar y, en las empresas, nos permite ahorrar tiempo en trámites, gestiones y tareas, sin embargo ese tiempo “ahorrado” no lo utilizamos para ejercitarnos, sino nuevamente para sentarnos frente a una computadora o celular a realizar comentarios o a chatear con personas a quienes muchas veces ni conocemos.

Un minuto de la vida o la vida en un minuto

Accidentes de tránsito ciegan vidas a causa de revisar un “like”, por responder un mensaje o incluso por hablar por teléfono mientras manejamos. Ni hablar de aquellas personas que en el tráfico terrible que tenemos, quedan absortos a sus pantallas de celular en un semáforo en rojo sin percatarse de que ya ha cambiado de color y entorpeciendo a todos los que están aguardando detrás de su auto innecesariamente inmóvil.

Independientemente a lo importante o irrelevante de la comunicación, la prudencia nos indica que deberíamos estacionar para utilizar el celular, pero pareciera que seguimos pensando que “eso le pasa a otros y a mí no me distrae en lo más mínimo”, como si fuéramos una especie de seres superiores que en lugar de cuidar la seguridad más bien estamos atentos a que no haya algún policía para evitar multas. Luego de un accidente quedan trucadas muchas vidas, la de la víctima y su familia, como también la de quien ocasionó el accidente y la de su familia.

Sin duda, la tecnología es clave para el desarrollo financiero y el crecimiento económico, pero estar conectados todo el tiempo con quienes están lejos no debería implicar desconectarte de las personas que te rodean.

Convierte a la tecnología en una herramienta aliada a la mejora de tu calidad de vida, no permitas jamás que tome el control de tu discernimiento y que reemplace a tus prioridades. Sigamos hablando de dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.

Clave

La tecnología es clave para el desarrollo financiero y económico, pero estar conectados siempre con los que están lejos no nos debería alejar de quienes nos rodean.

Prioridad

Una herramienta aliada para mejorar la calidad de vida es la tecnología, pero no debe permitirse jamás que tome control de tu discernimiento y que reemplace a tus prioridades.

gloria@ayalaperson.com.py

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