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Para ello, arrancaremos analizando la estructura de los países de la región.
En Brasil, la Cámara Comercializadora de Energía Eléctrica (CCEE) se encarga de la comercialización de la energía en el país, que se realiza en dos ámbitos: el Ambiente de Contratación Regulada (ACR) y el Ambiente de Contratación Libre (ACL). Todos los contratos deben ser registrados en la CCEE, y ella hace la gestión en los dos ambientes de comercialización de energía eléctrica, registrando contratos firmados entre generadores, comercializadores, distribuidores y consumidores libres. Para eso busca anticiparse a las necesidades del mercado y proponer mejores soluciones para sus asociados. En el siguiente cuadro se muestran sus características (1).
Los tipos de contratos en el ACR son:
1. Contratos de Generación Distribuida. Son contratos de compra-venta de energía eléctrica a través de llamada pública, propuesta por el agente distribuidor.
2. Contratos de Ajuste. Tienen por objeto complementar la carga de energía necesaria para la atención total del mercado consumidor de las distribuidoras concesionadas.
3. Contratos de PROINFA. Es un programa de incentivo las fuentes alternativas de energía y tiene como objetivo diversificar la matriz energética.
4. Contratos de Itaipú. Es comercializada por Eletrobrás en la CCEE.
5. CER. Contratación de energía de reserva.
6. CONUER. Uso de la energía de reserva.
7. CCEAR. Contrato de comercialización de energía en el mercado regulado (Cuadro 2).
Se debe notar que la energía de Itaipú en el Brasil tiene un contrato específico, por su importancia estratégica para el país, porque si entra en licitación siempre ganará.
En Argentina, la empresa Emprendimientos Energéticos Binacionales SA (EBISA) tiene a su cargo la comercialización de la energía eléctrica de los emprendimientos binacionales Salto Grande con Uruguay, Yacyretá con Paraguay y de las interconexiones con Uruguay, Brasil y Paraguay. EBISA comercializa en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) la porción de la energía que corresponde a la Argentina.
El Ente Regulador (ENRE) es responsable de la regulación, definición de tarifas de las empresas de distribución, evitar prácticas anticompetitivas y el control de los servicios prestados por el uso de la energía eléctrica.
El órgano responsable por la operación del sistema eléctrico y sus interconexiones es CAMMESA, que también realiza la contabilidad de las transacciones de energía.
Los agentes del mercado son: los generadores, las empresas de transmisión, los distribuidores y los grandes consumidores.
Las características de las fuentes de energía eléctrica en Argentina figuran en el Cuadro 3.
En Uruguay se tiene el caso de comercialización de una empresa estatal con éxito, sin necesidad de una comercializadora; es UTE de Uruguay, donde la energía eólica de generación propia la vende a Argentina y Brasil, y la de Salto Grande, también está ligada a un tratado binacional.
En el Paraguay, la ANDE es la encargada de administrar el sector eléctrico, desde la generación, transmisión, distribución y comercialización.
El consumo interno en nuestro país aumenta anualmente a un ritmo de 7%, y el 86% corresponde a viviendas. Existen 2.000 Grandes Consumidores (mayores a 200 kW), un cliente en 220 kV, dos electrointensivas y un poco más de 1.900 industrias registradas actualmente.
El consumo interno es eminentemente abastecido de un tipo de fuente de energía que es la hidroeléctrica, a través de las centrales de Itaipú, Yacyretá y Acaray.
Por los Tratados de Itaipú y Yacyretá la energía no utilizada es cedida a Brasil y a Argentina, y el Paraguay ha recibido por esa cesión 5.179 millones de dólares en 32 años.
La ANDE es la encargada de comercializar energía, adquiriendo de Itaipú y Yacyretá, y vendiéndola a los consumidores nacionales conforme al pliego de tarifas vigente.
La ANDE también comercializa con EBISA de Argentina la energía de Acaray; a través de las interconexiones de Carlos Antonio López-El
Dorado y Guarambaré-Clorinda.
El hecho de que la ANDE no comercialice en los mercados argentinos y brasileños se debe a que no dispone de otras fuentes de generación propias (aparte de Acaray), y los Tratados de Itaipú y Yacyretá apuntan a que la energía se use para el desarrollo de cada país y no como un negocio comercial meramente, razón por la cual que no utilice una parte la debe ceder a la otra y no existe energía “excedente”, sino no utilizada.
Utilizar nuestra energía
Para que el Paraguay aproveche mejor la energía disponible en las binacionales, debe establecer las condiciones para fomentar el consumo interno desde la infraestructura, una política energética y un mejor servicio a los consumidores. Recordando que en el 2033 se llegaría a utilizar el 100% de la energía paraguaya de Itaipú y Yacyretá, la preocupación no debe ser vender nuestra energía, sino utilizarla mejor, generando empleo y optimizando la utilización de los royalties y la compensación por cesión de energía. Mientras no utilicemos toda nuestra energía, sí se deben exigir mayores tarifas por la cesión, que debería ser, al menos, de US$ 30/MWh.
En la medida en que nuestro país crece, mayor cantidad de energía requerirá, produciéndose un natural acoplamiento entre economía y energía. En consecuencia, el desafío del Paraguay hoy es contar con recursos energéticos suficientes y competitivos para apoyar ese desarrollo. La energía es un insumo esencial para la sociedad; su disponibilidad y abastecimiento influyen directamente en el crecimiento social y económico, y, en consecuencia, en la reducción de la pobreza (Cuadro 4).
Analizando la estructura en otros países donde existen comercializadoras de energía, la misma se utiliza debido a que tienen fuentes de energía de diferente origen (hidroeléctrica, nuclear, eólica, solar y térmica) con costos diferentes con las que debe negociar y se venden a varias empresas distribuidoras o a grandes consumidores en forma directa; evidentemente, se trata de países donde se ha privatizado el servicio eléctrico. Las comercializadoras aumentan en la medida que existan emprendimientos de generación privados que quieran colocar su energía en el mercado local. No hay que olvidar que las comercializadoras son básicamente intermediarias en el negocio eléctrico.
En conclusión, se debe apostar a fortalecer y ordenar el sector eléctrico, situaciones que permitirán garantizar el consumo interno y llegar en condiciones planificadas sin improvisaciones al año 2023.
Conclusiones
1. En Brasil y Argentina, Eletrobrás y EBISA comercializan la energía de Itaipú y Yacyretá, donde Itaipú representa el 15% de toda la energía comercializada en Brasil, y Yacyretá, el 22% en la Argentina.
2. En ambos países existen mercados desregulados y una comercializadora que se encarga de controlar la compra de las generadoras y la venta a las distribuidoras.
3. En Brasil y Argentina se tienen varias fuentes de generación de energía eléctrica, y no solamente la hidroeléctrica. Además, existen varias empresas distribuidoras de energía.
4. Una comercializadora paraguaya para colocar la energía en Argentina y Brasil disminuiría los beneficios de Eletrobrás y EBISA, y los entes reguladores podrían considerar como una práctica anticompetitiva o colocarían barreras para que pueda realizarse dicha transacción, si es que los tratados binacionales lo permitieran.
5. La estructura del sector eléctrico paraguayo hace inaplicable una comercializadora, a no ser que se tenga interés en privatizar la ANDE. Una mala gestión de las autoridades actuales de ANDE no la justifica por sí mismo.
6. La principal estrategia debe ser utilizar nuestra energía, no distraer la atención en cuestiones secundarias, apuntar a crear las condiciones de infraestructura, aplicar una política energética y mejorar el servicio.
7. Al 2023, debemos llegar sin improvisar; debemos llevar propuestas fundamentadas, transparentes y principalmente patriotas.
* Docente de la Facultad de Ingeniería de la UNA. Expresidente de la Unión de Ingenieros de la ANDE (UIA). Presidente de la IEEE Paraguay y secretario de la Aisep.