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La Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos presentó hace unos días la Primera Encuesta sobre el Uso del Tiempo, que recoge valiosa información sobre el trabajo remunerado y el no remunerado de la población. La encuesta se realizó en el marco de una cooperación entre el Ministerio de Hacienda y el Banco Interamericano de Desarrollo.
La economía y la sociedad paraguaya han experimentado cambios significativos en los últimos años. La matriz económica no se alteró, pero los diferentes sectores crecieron bastante, generaron empleo y favorecieron el desarrollo de distintas cadenas de valor. En cuanto a la población, su estructura fue pasando lentamente de una base amplia de niños a una de jóvenes y adultos.
Por su parte, las mujeres han aparecido con más fuerza en el mercado laboral, como resultado de una mayor cantidad de años en el sistema educativo. En este contexto de modificaciones económicas, demográficas y sociales, la Encuesta de Uso del Tiempo es una nueva fuente de datos para seguir radiografiando las transformaciones de la sociedad en su conjunto.
Las encuestas de uso del tiempo permiten obtener información estadística sobre las distintas formas de cómo las personas distribuyen su tiempo en la realización de múltiples actividades (trabajar, estudiar, viajar, divertirse, así como la cantidad de tiempo que dedican al trabajo doméstico (cocinar, limpiar la casa, lavar la ropa, entre otros). El aporte de este tipo de investigación es que permite identificar y conocer la participación y contribución de los hombres y mujeres en el trabajo doméstico no remunerado principalmente, puesto que esta variable no se recoge en las demás pesquisas como la Encuesta Permanente de Hogares o la Encuesta Continua de Empleo. De igual forma, la indagación permite conocer las características del trabajo que se realiza fuera del hogar, aunque no se reciba ningún pago. Esto es muy valioso en estructuras económicas como la de Paraguay, donde un alto porcentaje del empleo es generado por empresas familiares pequeñas. En los periodos de menor dinamismo y de reducción de empleos, las empresas familiares se convierten en el refugio del empleo familiar, a veces no remunerado directamente inclusive
Algunos países ya vienen incorporando a sus respectivas cuentas nacionales las denominadas Cuentas Satélites, entendidas como una extensión de las cuentas nacionales que permiten incorporar más dimensiones al análisis y a la contabilidad de los países, de forma flexible para no distorsionar el sistema de cuentas convencional. Existen cuentas satélites sobre turismo, bienes culturales, seguridad, medio ambiente, entre otros.
En el caso de una futura Cuenta Satélite sobre el Trabajo No Remunerado en Paraguay, la misma establecería el valor económico de las actividades no remuneradas que realizan los distintos miembros del hogar, no solamente discriminados por sexo, sino también por grupos de edades.
Cantidad de horas destinada a las actividades
El indicador básico sobre las actividades es la cantidad de horas que se destinan a las mismas. Los resultados indican que en promedio los paraguayos dedican al trabajo remunerado 45,9 horas semanales, es decir alrededor de 9,18 horas por día, considerando cinco días laborables y solo 7,65 horas si se agrega un día adicional (sábado generalmente). Los hombres trabajan en promedio casi 50 horas a la semana, mientras que las mujeres lo hacen en promedio unas 40 horas, es decir 10 horas semanales menos que los hombres.
Sin embargo, al analizar la cantidad de horas que se consumen en actividades no remuneradas, la participación de la mujer es muy superior a la de los hombres. En promedio las mujeres destinan 28,7 horas semanales a este tipo de actividades, mientras que los hombres lo hacen solo 12,9 horas a la semana, menos de la mitad del tiempo que las mujeres.
El trabajo no remunerado es el conjunto de actividades realizadas por las personas que no son redituadas en dinero. Las principales son: actividades agropecuarias exclusivas para el autoconsumo del hogar, las tareas domésticas como barrer, limpiar, lavar ropa, las actividades para otros hogares, el cuidado a otros miembros del hogar con dificultad y dependencia permanente y la atención a los demás miembros del hogar. Estos trabajos son considerados como productivos, puesto que si las personas no los realizan, pagarían para que alguien más los haga, es decir pueden ser considerados como un ahorro del hogar. En la categoría de actividades no productivas se encuentran varias tareas personales como el cuidado personal, la convivencia social, las recreativas y el uso de los medios de comunicación.
El trabajo no remunerado
Si bien la encuesta presenta datos sobre el trabajo remunerado y no remunerado, la novedad recae especialmente sobre este último. Los resultados indican que entre las actividades no pagadas, el trabajo doméstico es el más importante, el apoyo a otros hogares y a la comunidad, con 18,3 horas semanales, en el caso de las mujeres, mientras que para los hombres la principal actividad es el trabajo no remunerado, al cual destinan 13,2 horas semanales. Sin embargo, al analizar el porcentaje de personas que realizan actividades no remuneradas sobresale nítidamente el trabajo doméstico, tanto en mujeres como en hombres. En el caso de las mujeres, el 91,6% de las encuestadas manifestó que realizaba trabajo doméstico, mientras que los hombres lo hicieron en un 72,9%.
Las zonas rurales la población utiliza mayor cantidad de tiempo al trabajo no remunerado que en las zonas urbanas.
Las tareas domésticas
Atendiendo la relevancia del trabajo no remunerado, sobre todo en las mujeres, y ya teniendo identificado al trabajo doméstico como la actividad más importante, conviene observar el conjunto de actividades que la conforman así como su distribución por sexo. En primer lugar se aprecia que la mayor cantidad de mujeres prepara los alimentos y se encarga de las actividades de la limpieza de los enseres así como de la ropa, con porcentajes superiores al 70%.
Por el lado de los hombres, realizar compras es la actividad más realizada, con el 33,6%, seguido de la preparación de alimentos, con el 31,1%.
Si bien la brecha entre mujeres y hombres en las tareas del hogar es significativa, se aprecia un porcentaje no menor de hombres que participan en la preparación de los alimentos y que limpian la casa. Esto puede considerarse un indicador de las nuevas estructuras familiares, con hombres un poco más participativos, especialmente en las zonas urbanas, donde la mujer también sale del hogar para trabajar. De igual forma, la menor cantidad de hijos, que representa tanto una disminución de trabajo en cuanto al cuidado de los mismos, también genera una reducción de la mano de obra disponible en el hogar, con lo cual es muy probable que los hombres complementen cada vez más a las mujeres en el trabajo doméstico, al menos en algunas tareas.
En el futuro se observarán más cambios, sobre todo relacionados al tamaño de la vivienda. En efecto, la transición lenta de las viviendas tradicionales (patio, casa y jardín) darán lugar paulatinamente a formatos más comprimidos, como los dúplex y departamentos, que siendo más pequeños, exigirán menor cantidad de tiempo para su limpieza y mantenimiento.
La utilidad y pertinencia de los datos presentados representa una herramienta valiosa para direccionar las diferentes políticas públicas. Por ejemplo, si se requieren instalar o reforzar prácticas alimenticias y nutricionales, no solamente las mujeres deberán ser el público objeto de las mismas, sino también los hombres. De igual forma, el sector privado debe interpretar correctamente los datos disponibles para dirigir su oferta según las preferencias y sobre todo según las prácticas tanto de hombres como de las mujeres.
Las iniciativas públicas y privadas que busquen mejorar las condiciones de empleo deberían utilizar estos datos para definir estrategias y operaciones tendientes a capturar a la población metas con disponibilidad para trabajar.
Por último, un aspecto importante ha sido la cuantificación del tiempo de movilidad entre el hogar y el lugar de trabajo. En las zonas urbanas las personas destinan en promedio 4,6 horas semanales a los traslados.
* Los resultados indican que en promedio los paraguayos dedican al trabajo remunerado 45,9 horas semanales, es decir, alrededor de 9,18 horas por día, considerando cinco jornadas laborables y solo 7,65 horas, si se agrega un día adicional, sábado generalmente.
* Un indicador de las nuevas estructuras familiares es la mayor participación del hombre en tareas domésticas, especialmente en zonas urbanas, donde la mujer sale del hogar para trabajar. En el campo se emplea más tiempo en los trabajos domésticos que en la ciudad.
* Otro aspecto importante es la cuantificación del tiempo de movilidad entre el hogar y el lugar de trabajo. En zonas urbanas, las personas destinan en promedio alrededor de 4,6 horas semanales exclusivamente en lo referente al traslado, lo que evidencia que el tráfico, cada vez más, se queda con nuestro tiempo.