Cargando...
Deseamos, igualmente, recordarles que en 32 años de producción, con récords aún imbatibles en todo el planeta, nuestro país, propietario por partes iguales de la usina, cedió a su socia paritaria 1.076.639 GWh (1 GWh = 1.000.000 KWh) y que recibió como pago o “compensación” menos de US$ 4.000 millones, cuando, según estudios técnicos confiables, incluso de especialistas extranjeros, infieren que ese pago, si se hace un promedio de las cotizaciones de cinco mercados brasileños de energía, debería ser superior a US$ 50 mil millones.
Con una clarividencia digna de la mejor causa, la sabiduría popular acuñó la frase “Itaipú es una causa nacional”. Los 50 años que alcanza el Tratado el 13 de agosto de 2023 es una nueva oportunidad, anhelamos que se no sea la última, que se nos presenta para demostrarlo. Las entrevistas que publicaremos a continuación tienen el exclusivo propósito de alimentar tan patriótica convicción.
1. ¿Qué debería entender el pueblo paraguayo, el elector, por “revisión” del Anexo C? ¿Cuáles son sus alcances y límites?
2. Interpretada esta oportunidad –o desafío– a la luz de lo que permite el Tratado, ¿qué debe reclamar e inclusive exigir en la mesa de negociaciones la representación nacional a su contraparte brasileña?
3. La experiencia que recogimos en Yacyretá no es muy alentadora que digamos, porque, en definitiva, seguiremos cediendo nuestra energía a cambio de una “compensación” que apenas supera los US$ 10/MWh.
4. ¿Qué debemos hacer para que no se repita tan magra cosecha y, peor aún, que los negociadores traten de justificarse ante el pueblo paraguayo con argumentos como que “fue lo mejor que pudimos conseguir”.
5. La negociaciones paraguayo-argentinas dejan otra lección: que las tratativas pueden extenderse durante varios años y que el extenso plazo de medio siglo puede prolongarse inclusive hasta los fronteras de la impaciencia. ¿Hay alguna fórmula para evitar que esa situación se reitere?
6. Entendemos que el principal reclamo paraguayo es la plena recuperación de su excedente energético en Itaipú o que le paguen por el mismo una tarifa real, justa, de mercado, aun cuando sea Brasil el que lo lleve y aproveche. ¿Qué nos falta, de qué carece el país para que esos reclamos se hagan realidad?
7. Algunos técnicos sostienen que basta con que nuestro país compre toda la energía que le corresponde y que ni siquiera se necesita modificar el Tratado. ¿Está de acuerdo?
8. En lo atinente a las negociaciones, ¿basta que el gobierno de turno cuente con un buen equipo negociador o, como señalaban otros especialistas –incluso extranjeros–, los mismos deben sentir a sus espaldas “el calor popular” y, más aun, que el asunto se ventile en todos los foros, también internacionales.
9. Se demostró el elevado costo de oportunidad que toleró el Paraguay debido a la aplicación del Tratado o a la interpretación que le dieron. También el efecto multiplicador que tuvo para la economía brasileña la “cesión” de la energía paraguaya, así como el efecto empobrecedor que tuvo para el nuestro. Luego de 50 años, ¿deberíamos sencillamente olvidar esa injusticia o pedir una “compensación justa” o una “reparación histórica”?
Enrevistas de Ramón Casco Carreras