Un año en que debemos poner pecho todos juntos por el país

Muchos de los problemas que enfrentó nuestra economía en el 2015, a pesar de haber terminado creciendo en torno al 3% del producto interno bruto (PIB), se trasladarán al 2016, sin dudas. El FMI pronosticó el miércoles último que la recesión se prolongará en Latinoamérica por segundo año consecutivo en 2016, con una contracción estimada del 0,3%, debido a la profunda recesión de Brasil, cuya economía caerá un 3,5% este año.

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Hoy quisiera centrar el enfoque sobre nuestro sistema financiero que, básicamente, cumple el rol de torrente sanguíneo en la economía. Ahí están los créditos agrícolas que podrán ser refinanciados o recalendarizados. El BCP había establecido una medida transitoria hasta el 30 de abril de este año, para la formalización de la reestructuración del capital, incluidos los intereses devengados y otro cargos, hasta la fecha del nuevo contrato, de los préstamos otorgados a la actividad agrícola, que fue afectada por reducciones abruptas y sostenidas de precios de los productos cosechados, según la resolución 33, acta 95, del 30 de diciembre de 2015, divulgada por la autoridad monetaria. Se aclara que la aplicación de la normativa estará condicionada a que las obligaciones presenten atrasos en el pago a partir del 1 de enero de 2015 hasta la vigencia de la resolución y condiciona que la extensión de los plazos con respecto a las operaciones originales no sea inferior a cinco (5) años.

Varios bancos ya venían restructurando créditos a productores primarios desde setiembre del año pasado mucho antes de la resolución 33 del emisor, ya que lo peor para una entidad bancaria es ver caer algún cliente debiendo esforzarse por fidelizarlo para continuar haciendo negocios.

Por el momento, lo bueno que se está viendo es que en la soja tempranera se están logrando buenos rendimientos en toneladas por hectárea. Eso ayuda a que, si el precio internacional se mantiene bajo, y todo apunta a que así será, los productores mantengan sus flujos. Sin embargo, a pesar de esta perspectiva, los agroexportadores se complicarán de algún modo por todas las deudas arrastradas por inversiones realizadas en periodos anteriores. Ante este panorama, los bancos les está extendiendo plazos para pagar más holgadamente. Abundan los créditos otorgados a los productores agrícolas a seis meses de plazo, máximo a 12 meses y, como es muy significativa la financiación del rubro agrícola, los bancos no tienen los flujos suficientes para adecuarse al nuevo plazo extendido por el BCP. Para tener una idea, solo la soja, por lejos el rubro más financiado por el sistema, tiene créditos bancarios contratados por G. 7,5 billones (alrededor de US$ 1.265 millones al cambio actual), de acuerdo a registros estadísticos de la Superintendencia de Bancos al 30 de noviembre de 2015.

Dos caminos

Para que los bancos tengan la espalda más ancha existen dos caminos: 1) BCP y 2) Instituto de Previsión Social (IPS). La banca matriz podría analizar la posibilidad de reducir el encaje legal, un porcentaje establecido por la banca matriz como una garantía sobre los ahorros del público y que están depositados en cuentas del BCP. Dicho encaje es del 10% desde marzo del año pasado; al desencajar, los bancos tendrán más margen para aguantar esos 60 meses de los que habla la resolución 33 por mejor posición en ratios de liquidez. No es cuestión de centrarse solo en extender los plazos. Y si los bancos no tienen condiciones para adecuarse? Si un banco prestó fondos de un organismo internacional a seis o doce meses de plazo para darle al agricultor y después aparece una norma que habilita al productor una extensión a 60 meses para honrar la deuda, el banco prestamista también tiene que conseguir recursos a cinco años porque, de lo contrario, no podrá calzarse.

El sistema bancario acumulaba a finales de noviembre de 2015 G. 10,4 billones (más de US$ 1.750 millones) en encaje, de acuerdo a un reporte de la Superintendencia de Bancos. La entidad con mayor encaje es Itaú con G. 2,862 billones, seguido por Regional (G. 1,435 billones), Continental (G. 1,354 billones) y BBVA (G. 1,239 billones). Ver cuadro.

La otra vía es trabajar con el IPS, aunque esta no elimina a la otra detallada más arriba por lo que bien pueden interconectarse. El presidente de la previsional, Benigno López, decía que si bien hay una expectativa de incremento en las tasas de interés en el sistema financiero, prefiere centrar su atención en productos que sean útiles para la economía que permitan al instituto generar recursos frescos con una mayor captación de cotizantes a través de la creación de empresas que sean formales. El IPS, por un lado, debe apostar a la seguridad de sus recursos y, por otro lado, a dinamizar la economía, insistió. Si se pueden orientar los fondos previsionales para créditos a largo plazo y tasas que sean competitivas, con todas las condiciones de seguridad, el ritmo de nuestra economía puede mejorar, decía. El IPS tiene unos US$ 1.500 millones colocados en el sistema financiero, de los cuales, cerca del 90% está invertido en moneda nacional y el resto en moneda extranjera. Cuando se trata de inversión de los fondos previsionales, generalmente surgen críticas desde algún sector por el temor a un mal negocio. ¿Y por qué no en este caso? más todavía tratándose del sector agrícola cuya generación de puestos de empleo es muy limitada. Empero, vale señalar que este sector económico no se limita solo a los labriegos, ya que abarca otros rubros ligados con el campo como las estaciones de servicio para los combustibles, concesionarias para las máquinas agrícolas (tractores, cosechadoras), empresas proveedoras de fertilizantes, etc. Por ahí es que vemos la importancia de volcar una parte de los fondos previsionales a plazos más largos, ya que hoy existe una concentración de los mismos en certificados de depósitos de ahorro (CDA), cuyos plazos son relativamente cortos, muy inferior a los requeridos por las empresas.

Volviendo al principio, las previsiones de crecimiento no son muy alentadoras para las economías de la región sudamericana en este 2016. Pensar en que Paraguay será el de mayor impulso del PIB en esta parte del mundo –en torno al 3%– es consuelo de tontos. La coyuntura obliga a todos a poner el pecho, a trabajar muchísimo pero en forma coordinada. Si no se da esa interconexión de esfuerzos por parte del Congreso, el fisco, los agentes privados, las cosas se complicarán, con seguridad.

broa@abc.com.py

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