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Cuando mejoran las condiciones de vida, por acceso al agua potable y a servicios de salud, el número de muertes comienza a descender y la población crece bastante. Sin embargo, en otra etapa de la transición demográfica, los nacimiento comienzan a disminuir y la población se estabiliza. Para el Celade, Paraguay se encontraba a finales de la década de 2000 en el estadio moderado de transición demográfica. Se estima que actualmente el país ha intensificado su proceso de transición, principalmente por la caída de la natalidad.
La mujer: de reproductora demográfica a productora económica.
La creciente participación de las mujeres en la economía, por la vía del incremento de los años de acceso a la educación, indica el inicio de un proceso social y económico de transcendencia. Tradicionalmente la mujer ha sido una trabajadora del hogar, donde se ocupaba de la crianza de los numerosos hijos.
La cantidad de hijos por mujer ha disminuido bastante en los últimos cincuenta años, cuando el promedio de hijos por mujer era de 6,5 hijos, para pasar a solo 2,9 en el año 2012.
La presencia de la mujer en la economía se ha incrementado no solamente en cifras absolutas, también han ganado visibilidad y preeminencia en los diferentes sectores económicos, principalmente en el comercio y en la industria. La cantidad de mujeres ocupadas en Asunción y Central, a partir de la Encuesta Continua de Empleo, paso de 487.000 en año 2010 a más de 547.000 a mediados de 2014. La mujer es uno de los principales factores de transición demográfica en Paraguay, donde un nuevo escenario cultural, donde prima el consumo y proyecto individual, tiene profundas consecuencias socioeconómicas.
Los jóvenes del bono demográfico
Para la economía existen tres grupos principales de población que inciden en los procesos productivos y de consumo. En primer lugar se encuentran los individuos menores de 15 años, denominados también pasivos transitorios, requiriendo un conjunto de políticas públicas que aseguren un desenvolvimiento biológico normal y sobre todo una educación que les permita ingresar al segundo grupo, el de la población productiva de entre 15 y 64 años. Estos constituyen la fuerza productiva de un país, puesto que es la población que puede incorporarse a las actividades económicas.
En tercer lugar se encuentra la población mayor a 65 años que para la economía constituyen pasivos permanentes, por los costos que su cuidado exige.
La estructura de edades de Paraguay presenta una base joven muy importante, constituyendo un gran potencial de crecimiento económico por la disponibilidad de potenciales trabajadores. El bono demográfico consiste entonces en la disponibilidad de recursos humanos para generar un despegue del desarrollo nacional. Sin embargo, una serie de medidas estructurales en diversos aspectos deben ser implementadas para capitalizar esta oportunidad única e irrepetible en la historia socioeconómica del país.
La mediana de la población paraguaya actual es una de las más bajas (es decir jóvenes) del continente, siendo de solo 25 años, confirmando el bono demográfico, pero al observar los niveles de formación técnica y profesional de los jóvenes, la ventaja podría convertirse en señal de alerta.
La migración: el valor económico de ir y venir
La economía paraguaya ha sido impactada desde hace más de 50 años por los procesos migratorios, tanto los de llegada de extranjeros como los de salida de paraguayos al exterior. Le emigración paraguaya a Estados Unidos, España y Argentina tiene un peso relevante en cuanto al dinero remesado anualmente al país, representando una generación un ingreso “sin producción” que alimenta el consumo cotidiano y algunas mejoras, al mismo tiempo de descomprimir la presión por el empleo en Paraguay. Sin embargo, aún no se han realizado estudio acabados sobre los costos sociales de la emigración.
En términos financieros, los paraguayos en el extranjero han inyectado importantes cantidades de dinero al sistema. En 2004, las remesas ascendieron a poco más de 65 millones de dólares, para pasar a más de 520 millones de dólares en 2013, equivalente a la mitad del aporte de la exportación cárnica.
La ciudad, el nuevo presente de la población paraguaya.
Un aspecto escasamente explorado es la nueva distribución geográfica de la población paraguaya, pasando de un patrón de ocupación del espacio netamente rural, a un esquema decididamente más urbano. Las implicancias económicas de esta transición geográfica son innumerables. En primer lugar, representa una transición hacia el empleo en los sectores secundarios y terciarios, es decir, industria, comercio y servicios. En segundo lugar y cerrando un circulo virtuoso, es el incremento del consumo que exige la ciudad, al menos si se la compara con los escasos intercambios y gasto privado en ámbitos rurales.
Si a lo anterior se agrega el surgimiento de ciudades intermedias, que capitalizan los crecimientos productivos agropecuarios e industriales de las respectivas zonas, se obtiene un escenario innovador en las diferentes economías regionales. Asunción y Ciudad del Este dejan se ser los únicos o principales destinos de la migración interna, debido a la dinámica creciente, tanto económica y demográfica, de ciudades emergentes intermedias de nueva relevancia regional, como Santa Rosa del Aguaray, Curuguaty, San Estanislao, J. E. Estigarribia (Campo 9), San Juan Nepomuceno, San Ignacio, entre otras que se agregan a las ciudades de peso regional ya existentes como Cnel. Oviedo y Caaguazú.
El crecimiento del comercio en las ciudades emergentes ha sido más rápido que en la ciudades tradicionales, siendo estas últimas, por lo general, capitales departamentales. La transición demográfica tiene a la ciudad como principal espacio de desenvolvimiento, donde se sitúan las principales ofertas educativas, de salud y de consumo para una población con niveles altos de expectativas de consumo.
Las tareas para el presente y el futuro cercano
La población es un factor de desarrollo económico y exige una comprensión acabada de su evolución y comportamiento. En cuanto al bono demográfico pasan los años y no se aprecian aún intervenciones o políticas públicas eficientes en cuanto al mejoramiento de la calidad educativa y menos con relación a la formación de cuadros de nivel técnico intermedio. De forma creciente, las nuevas inversiones que se realizan en el país, comienzan a demandar habilidades y conocimientos más sofisticados, lo cual podría frenar o retardar la incorporación de jóvenes a puestos de trabajo.
Si bien una de las características de la población joven es que es de relativamente fácil capacitación, se corre el riesgo de que la misma solo llegue en un futuro próximo cuando la población ya no sea joven sino adulta. Las nuevas demandas tecnológicas y la aun imperceptible diversificación de la matriz productiva del país, exigirán cada vez más habilidades técnicas con niveles de especialización mayor. De igual forma, los valore éticos y morales entorno al crecimiento económico, basados en el esfuerzo cotidiano transparente, muchas veces se dificulta al observar prácticas desleales como el contrabando o la corrupción. Invertir en formación técnica y ética llevará necesariamente a solidificar la imagen de un país trabajador, innovador y serio.
De igual forma, el sistema previsional debe ser planificado en función a la estructura de edades y a la evolución de la población paraguaya. Los servicios de protección social deberán incorporar a una nueva categoría social, los adultos mayores que llegaran a tal estadio, con nuevas demandas.
Las políticas de empleo, asociadas a los requerimientos y demandas de los diferentes sectores económicos, pueden convertirse en herramientas eficientes para incorporar a la población en edad de trabajar a empleos dignos. El sector industrial viene mostrando niveles crecientes de expansión y será necesariamente una nueva oportunidad para el empleo joven, requiriendo un conjunto de conocimiento, habilidades y condiciones de infraestructura social para incorporarse a la dinámica.
Finalmente, el crecimiento de la población, el incremento del ingreso y el descenso de la pobreza indican la existencia de una nueva clase media que trabaja y consume con nuevos hábitos. La economía de la población no solo debe concentrarse en la misma como mano de obra, sino también como conjunto de nuevos consumidores.
Bono
Una serie de medidas estructurales en diversos aspectos deben ser implementadas para capitalizar el bono demográfico.
50 años
La economía paraguaya ha sido impactada desde hace más de 50 años por los procesos migratorios, tanto los de llegada como los de salida de paraguayos.
520
En 2004, las remesas ascendieron unos US$ 65 millones, para pasar a más de US$ 520 millones en 2013, equivalente a la mitad de exportación cárnica.
Más mujeres ocupadas
La cantidad de mujeres ocupadas en Asunción y Central, a partir de la Encuesta Continua de Empleo, pasó de 487.000 en año 2010 a más de 547.000 a mediados de 2014. La mujer es uno de los principales factores de transición demográfica en Paraguay, donde un nuevo escenario cultural tiene profundas consecuencias socioeconómicas.
Estructura de edades
Nuestra estructura de edades presenta una base joven muy importante, constituyendo un gran potencial de crecimiento económico por la disponibilidad de potenciales trabajadores. El bono demográfico consiste entonces en la disponibilidad de recursos humanos para generar un despegue del desarrollo nacional.
La mediana de la población paraguaya actual es una de las más bajas (es decir jóvenes) del continente, siendo de solo 25 años, confirmando el bono demográfico, pero al observar los niveles de formación técnica y profesional de los jóvenes, la ventaja podría convertirse en señal de alerta.
El crecimiento poblacional, el incremento del ingreso y el descenso de la pobreza indica que hay una nueva clase media que trabaja y consume con nuevos hábitos. La economía de la población no solo debe concentrarse en mano de obra, sino también como conjunto de nuevos consumidores.
El crecimiento del comercio en las ciudades emergentes ha sido más rápido que en la ciudades tradicionales, siendo estas últimas, por lo general, capitales departamentales. La transición demográfica tiene a la ciudad como principal espacio, donde se sitúan las principales ofertas.