Teorías económicas y políticas en la democracia

Conocer las causas de los problemas a partir de determinadas hipótesis es lo que habilita intelectualmente en la docencia de soluciones en el marco de los derechos en serio de los pueblos.

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El problema de la igualdad y la libertad en la teoría general del derecho

Hay dos sistemas vigentes, de antes y de ahora: la escuela de tener o “liberalismo económico conservador”, que defiende la “libertad” de comercio, negando el derecho a la igualdad. Siendo más didáctico, todo el poder al mercado. La otra escuela aliberal defiende la igualdad y sacrifica la libertad.

Ambas son formalistas.

¿Qué es el formalismo? Una ficción para ignorar la realidad o crear una realidad artificial e interpretarla conforme a sus intereses.

Así, en la teoría del liberalismo económico nace el “positivismo jurídico” y el “utilitarismo” y, la norma jurídica avasalla derechos originarios y se impone a las demandas de la realidad, que siempre han sido y serán, como valores permanentes, la unión de la libertad con la igualdad.

Así también, en la teoría antiliberal (“marxismo”), que opera como contraparte del capitalismo privado porque defiende el capitalismo del Estado y su instrumento social “la lucha de clases” como un arma política, termina negando la libertad, sin realizar la igualdad. Tal la experiencia soviética desde el año 1917 y su caída en el año 1991.

En ambos sistemas, se sacrifica la ética de la libertad como fundamento de la dignidad humana. La cuestión no es la “libertad de comercio” por el capitalismo privado o por el capitalismo de Estado.

Todos los imperios comercian planificando sus aéreas de influencia o de competencias de poder. Así también difunden la democracia, pero dentro del marco formal, o sea de una ficción literaria de la democracia, donde el pueblo vota pero no elige. Son dos sistemas bien definidos: menos Estado para el capitalismo privado y más Estado para el capitalismo de Estado. Al final, ambos sistemas acumulan y capitalizan ganancias a costa de la ética de la libertad y la justicia de la igualdad. Los pueblos y sus necesidades vitales son los grandes ausentes, tanto en la democracia del neoliberalismo económico, como en las “democracias populares”.

Curiosamente, los ciclos de crisis en las economías de ambos sistemas son iguales y, según los estudios comparados de economistas de los Estados Unidos (Prof. Wallerstein) y de la ex Unión Soviética (Prof. Kondrattieff), dichas crisis se manifiestan cada veinticinco años. Son los periodos en que la oferta supera a la demanda y entran en recesión. Hoy, a nivel de imperios, siguen los Estados Unidos y la China Continental, un curioso caso de capitalismo con autoritarismo estatal. Siguen la ficción y la crisis de la paz a nivel mundial, ahora que la tendencia es globalizar todo, menos la “libertad y la igualdad”.

Es necesario aclarar que en el actual comercio internacional el mundo asiático hace una competencia desleal de precios, porque exporta el beneficio de sus bajos salarios, lo mismo que la plusvalía de la época de la primera revolución Industrial.

Lo grave de estas situaciones es que ambas están reguladas por la Teoría Nominalista del Derecho, que hasta hoy probó no dar respuestas a las demandas cambiantes de la realidad. Decía el gran maestro y profesor Dr. Pedro P. Samaniego que “el derecho debe seguir el proceso sinuoso de la historia, sin renegar de los valores éticos universales”. Lo recordamos en este artículo, como un homenaje a un gran jurista paraguayo que, siendo presidente de la Corte Suprema de Justicia durante en el gobierno instaurado el 17 de febrero de 1936, interpuso de oficio un hábeas corpus para el presidente depuesto, Dr. Eusebio Ayala, quien optó por salir al exilio junto con otros colaboradores. Ejemplo único en la historia jurídica del continente.

América del Sur: su crisis actual

Realmente es una crisis virtual, no real. Decimos virtual porque se revive un viejo pleito ya petrificado y más propio del museo de historia que dé un debate renovado con la realidad de los pueblos. En estas condiciones nuestra democracia seguirá siendo virtual y no real. Y aquí está la crisis. Mientras se siga cuestionando “libertad versus igualdad”, todo será igual que en el tiempo de la primera revolución industrial en Europa.

Ahora tenemos, en algunas naciones hermanas, “el Socialismo del Siglo 21”, en otras, democracias formales. Pero en ambas, con una legalidad formal electoralista. Pero, la democracia como sistema de realizar la revolución permanente de los pueblos, por procedimientos pacíficos, en ninguna. No confundir pureza electoral sin trampas premeditadas, con democracia conceptual que trabaja soluciones todos los días, para que los pueblos se liberen de sus estados de necesidad injustos. Es la democracia que se realiza hacia adentro y que se afirma institucional y estructuralmente en la ética liberadora de la libertad y en la justicia distributiva de la igualdad.

Paraguay y América Latina: soluciones

Dejar las formalidades de simulaciones, que solo aceleran las confrontaciones, recuperar la soberanía entre todos los países y trabajar por una histórica unión indolatinoamericana, democrática y sin imperios dominantes, sean reales o virtuales. Cada nación es una identidad que debe realizar su propio destino, en cooperación y coparticipación con las demás naciones, desarrollando y aplicando hacia adentro y hacia afuera una estrategia de paz y construyendo una nueva teoría económica de igualdad y libertad para la paz interna y externa. La experiencia histórica aconseja a aprender a negociar soluciones posibles, en el marco de una cultura de tolerancia. La paz se logra utilizando procedimientos pacíficos y un prudente lenguaje conceptual sin la agresión de adjetivos, que solo acusan a una cultura insuficiente. Es tiempo ya de meditar la patria y una política de trabajar soluciones, dando respuestas racionales a las demandas de la realidad. Debemos asumir el desafío de una solución permanente, adoptando el sistema cooperativo, sus valores y principios, como la única opción viable para dignificar a los pueblos, sin estados de violencias y respetando la autodeterminación de los mismos.

(*) Abogado, economista, con doctorado.

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