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La pobreza no es solo una problemática social, es también un freno al crecimiento económico de un país desde distintas aristas. Una población empobrecida produce poco y sobre todo consume poco, limitando la intensidad de los circuitos económicos. La reducción de los niveles de pobreza de la población es vital para construir una sociedad justa, equitativa y productiva.
En este sentido, las políticas públicas en Paraguay pocas veces han sido efectivas para reducir los niveles de pobreza. Esto se comprueba fácilmente al observar la fuente de ingreso de la población, incluso de la menos favorecida, donde aparece el trabajo, es decir el esfuerzo personal, y no los subsidios, es por lejos la más relevante. Más del 80% de los ingresos familiares del país provienen del trabajo.
– El Programa Tenonderã
El gobierno actual ha diseñado en el año 2014 un innovador programa orientado a favorecer el incremento del ingreso de la población en situación de vulnerabilidad. El Programa Tenonderã desarrolla una estrategia para el aumento de activos, principalmente productivos que contribuyan al mejoramiento de los ingresos autónomos y a la promoción social de las familias en situación de pobreza y vulnerabilidad, propiciando el egreso sostenible de las familias participantes del Programa de Transferencias Monetarias Condicionadas Tekoporã. Así, las familias que se “gradúan” del programa más básico de subsistencia alimenticia (Tekoporã) “ingresan” a un nuevo ciclo, esta vez orientado a la producción, la inclusión socioeconómica y la integración al mercado.
En términos prácticos el Programa de Promoción e Inclusión Socioeconómica Tenonderã brinda un fuerte contenido en el “Fortalecimiento de Capacidades” productivas por medio de los 2 talleres principales/iniciales como son el Plan de Vida (planificación) y Elaboración de Perfil de Negocio. Los casos exitosos de este programa rompen con la extensa serie de esfuerzos bien intencionados pero desarticulados de otras experiencias. La gran mayoría de los beneficiarios de este programa son pobladores rurales.
El diseño del programa y su versatilidad para incorporarse y adaptarse a las necesidades y sobre todo intereses particulares, es decir, de cada uno de los beneficiarios, parece ser la clave del éxito temprano del programa.
Al analizar los tipos de proyectos canalizados, impulsados y acompañados, llama la atención la aparición de ideas de negocios nada tradicionales, como el comercio, la preparación y venta de comidas y hasta los servicios peluquería, manicura y hasta lavado de motocicletas y gomerías. Definitivamente la sociedad paraguaya y en especial las comunidades rurales experimentan trasformaciones estructurales que representan oportunidades.
La nueva ruralidad se hace visible en el interior paraguayo. Este concepto explica las nuevas funciones y actividades que se desarrollan en estas zonas que las cuales ya no son exclusivamente agrícolas ni pecuarias, sino que incorporan a otras actividades más vinculadas al mundo urbano.
En este contexto surgen las ideas de negocios, identificadas por los propios beneficiarios y a título personal, aunque con el apoyo de la familia, que luego son financiadas con un capital semilla facilitado por el programa Tenonderã, administrado por la Secretaría de Acción Social. El capital facilitado por el programa es no reembolsable y tiene un límite máximo de 435 dólares, alrededor de 2,4 millones de guaraníes, por beneficiario. Este monto es destinado para el inicio de la actividad propuesta, compra de activos, o el fortalecimiento de la estrategia de generación de ingreso.
Durante el año 2015, más de 5.500 familias participaron del programa y recibieron transferencias en concepto de capital semilla, por valor de 2,2 millones de dólares (12.275.000.000 guaraníes), una cifra ínfima para la envergadura y sobre todo para los logros obtenidos por el programa.
- Los negocios que apoya Tenonderã
Dado que los beneficiarios son pobladores rurales, un alto porcentaje de negocios se vinculan a la agricultura, aunque de forma innovadora, pues el objetivo no es solamente producir, sino vender la producción. Para el efecto, el programa ha involucrado a empresas acopiadoras e industriales que aseguran la compra de los productos agrícolas de los beneficiarios.
Los proyectos exitosos más emblemáticos han sido los de producción de sésamo en la Región Oriental, donde los ingresos anuales de las familias pasaron de G. 800.000 a G. 5.000.000 en muy poco tiempo. Otro caso de éxito en la vinculación productiva que genera el aumento de los ingresos ha sido la elaboración de miel en comunidades indígenas en el Chaco central. Esta iniciativa logró vincularse con la empresa más importante de la región lo que asegura la venta de toda la producción a precios y pesos justos. En ambos casos el factor determinante es el acceso a mercado, posibilitado por las empresas del sector que precisan volúmenes cada vez mayores de productos. El programa genera alianzas entre empresas y productores con ventajas para ambos grupos.
Las ideas de negocios identificadas por los beneficiarios incluyeron a segmentos innovadores y sumamente necesarios, como los talleres de motocicleta y venta de repuestos para biciclos. El rápido crecimiento del parque de motocicletas, sobre todo en las áreas rurales, generó una demanda de servicios técnicos y repuestos, que deben ser ofrecidos en las distintas comunidades.
El mejoramiento de las despensas ha sido otra idea de negocio implementado de forma innovadora y efectiva, ya que los beneficiarios lograron mejorar significativamente sus ingresos. El comercio es una rama de actividad de creciente relevancia, orientado a capturar una parte del creciente consumo local.
La cría de aves de corral es otra actividad productiva apoyada por el programa. Este rubro no es nuevo, pero la innovación consiste en pequeñas mejoras en el manejo y en la construcción de corrales, con lo cual se incrementa la productividad y se atiende a una demanda local principalmente. En las zonas de obras públicas, como por ejemplo la construcción de la Ruta VIII en Caazapá, los obreros son los principales compradores de pollo. En otras comunidades de San Pedro, la producción avícola es comercializada en las escuelas que preparan el almuerzo a los alumnos, cerrando un círculo virtuoso.
- Los negocios ganaderos de Tenonderã
La producción animal sorprende con porcentajes elevados, lo que se explica en parte por los nuevos liderazgos femeninos en los hogares beneficiarios, así como por el incremento de la demanda de los diversos tipos de carne.
La cría de cerdo se ha convertido en una actividad rentable, pues la producción de los beneficiarios es comercializada en su totalidad en la propia comunidad. La producción de leche también ha sido una de las actividades apoyadas por el programa. Al igual que en los demás rubros, la comercialización se produce en la misma comunidad. Al tratarse de microproyectos, la producción generada es rápidamente absorbida por la comunidad, posibilitando y alimentando el inicio de otro ciclo productivo.
El programa Tenonderã debe aprovechar algunas ventajas de la producción animal sobre la agricultura familiar campesina, ya que efectivamente la cría de animales es menos susceptible a sequías, tolera mejor la baja fertilidad de los suelos, dispone de precios más estables y la comercialización se realiza en la propia comunidad.
- Las mujeres de Tenonderã
El 76% de las iniciativas de negocios del programa Tenonderã corresponde a mujeres, que se involucran inclusive en proyectos tradicionalmente masculinos, como talleres mecánicos y venta de repuestos para motocicletas. Se aprecia una mayor apertura de ellas a la capacitación y al emprendedurismo. Otro rasgo particular del programa es que la mayoría manifiesta pertenecer a distintos comités, pero la idea de negocio es desarrollada de forma individual. Este detalle no es menor y amerita mayor análisis y atención, ya que las prácticas metodológicas y el discurso tradicional del desarrollo rural se han enfocado casi siempre en la asociatividad, donde las cooperativas exitosas parecían el modelo a seguir. El programa Tenonderã parece haber despertado el individualismo productivo, especialmente en las mujeres, lo cual tiene ventajas operativas importantes.
- Aprendizajes y oportunidades de intensificación y expansión de iniciativas similares
El programa Tenonderã ha mostrado un nuevo campo de acción para las políticas públicas. Es necesario comprender el nuevo contexto rural, las motivaciones personales, los procesos demográficos y tecnológicos, para ofrecer alternativas productivas que permitan a la población vulnerable transitar hacia esquemas de protección social más eficientes y sobre todo, a actividades productivas que permitan generar mayores ingresos.
La reducción de la pobreza puede intensificarse en la medida en que la población vulnerable se integre y vincule a actividades productivas por el trabajo y no exclusivamente por subsidios.
El éxito de Tenonderã, entendido como la instalación de capacidades microempresariales en una población vulnerable y con bajos ingresos, y que logra un incremento de los mismos, puede ser entendido como un punto de inflexión de las políticas públicas, pues el beneficiario, o mejor dicho el microemprendedor, se convierte en un actor económico y un alimentador de flujos financieros locales.
En el periodo actual de la historia nacional y especialmente rural, pueden pensarse y realizarse inversiones tendientes al desarrollo de ideas de negocios que anteriormente se asociaban a la vida urbana, como los comercios y servicios de peluquería, manicura y talleres mecánicos.
En la medida en que los flujos productivos en cada comunidad se incrementen, surgirán más oportunidades de producción agrícola, ganadera, de comercios y de servicios. El paso siguiente es ajustar los sistemas productivos agrícolas y ganaderos para ganar volumen y saltar a las economías urbanas de los pueblos, que también experimentan un inusitado aumento del consumo de bienes y de servicios.
La vinculación con el mercado, en el caso de la producción agrícola, es determinante para un mejoramiento en los ingresos. La mujer rural se ha convertido en un actor económico, además de sus demás roles familiares, determinante en las comunidades.
Disminuir los niveles de pobreza exigirá necesariamente opciones creativas e innovadoras, que sepan “leer” que pasa en cada una de las comunidades, para ofrecer alternativas a aquellas personas que muestren interés, conocimiento y habilidades para generar, mantener y expandir un negocio. El éxito de estos microempresarios rurales tendrá efectos positivos no solo en sus familias sino en el resto de las comunidades.
El programa Tenonderã parece ser la herramienta más moderna y adaptada del Estado en su aporte a la reducción de la pobreza, donde el sector privado aún mantiene una mayor participación. Los diferentes programas y proyectos del Ministerio de Agricultura y Ganadería, el brazo estatal más importante en las zonas rurales, puede aprender e incorporar las prácticas, modelos y esquemas de trabajo de Tenonderã, sobre todo atendiendo que la clientela del Ministerio de Agricultura no es tan pobre como la de Tenonderã, y por lo tanto se pueden esperar aún mayores niveles de éxito.
Freno al crecimiento
La pobreza no es solo una problemática social, es también un freno al crecimiento económico de un país desde distintas aristas. Una población empobrecida produce poco y sobre todo consume poco, limitando la intensidad de los circuitos económicos.
Políticas poco efectivas
Las políticas públicas en Paraguay pocas veces han sido efectivas para reducir los niveles de pobreza. Esto se comprueba fácilmente al observar la fuente de ingreso de la población, incluso de la menos favorecida, donde aparece el trabajo. Más del 80% de los ingresos familiares del país provienen del trabajo.
* El Programa Tenonderã desarrolla una estrategia para el aumento de activos, que contribuyan al mejoramiento de los ingresos autónomos y a la promoción social de las familias en situación de pobreza, propiciando el egreso sostenible de las familias participantes del Programa Tekoporã.
* La nueva ruralidad se hace visible en el interior paraguayo. Este concepto explica las nuevas funciones y actividades que se desarrollan en estas zonas que las cuales ya no son exclusivamente agrícolas ni pecuarias, sino que incorporan a otras actividades más vinculadas al mundo urbano.