Soberanía energética, ¿hacia dónde vamos?

Después de los arreglos con el Brasil, muchos siguen analizando el alcance de los acuerdos y, en este contexto, pasaremos a realizar algunas consideraciones que pueden llegar a definir nuestro futuro energético.

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Soberanía energética: es bueno insistir en qué consiste este concepto. Para nosotros, soberano es aquel que tiene decisión propia, que dispone de sus bienes, en este caso la energía, y hacer con ella lo que mejor conviene a sus intereses. Soberano es el que ejerce la autoridad suprema e independiente sobre nuestra energía, razón por lo cual si el Paraguay fuera soberano energéticamente hablando, estaría en condiciones de disponer de su energía y, además, de consumirla abasteciendo sus necesidades integralmente; vendiendo sus excedentes (la parte que nos sobra de energía por no poder consumirla) al mejor postor, al que mejor paga, en eso consiste el concepto de soberanía energética y es lo que se impulsó con el gobierno del presidente Lugo con la intención de recuperarlos. Es un concepto que tiene que ver com nuestra dignidad de país.
 Entonces, de esta exposición se desprenden los siguientes aspectos a considerar:   
a) Consumir nuestra energía   
 Esta debe ser nuestra prioridad. Para eso debemos concretar el ofrecimiento brasileño de construir la línea de 500 KV, o sea ponerle plazos concretos de ejecución a este ofrecimiento y establecer un cronograma para su construcción.   
 b) Analizar la situación en que se encuentra la ANDE a los efectos de tener un diagnóstico preciso de la situación en que se encuentra, fortalecer su sistema de distribución a los efectos de posibilitar el consumo de nuestra energía y adecuarlos a los planes de inversión industrial futura del país, que contemple el MIC y la Secretaria Técnica de Planificación.   
 c) Encarar un plan expansivo y vigoroso de la electrificación rural a los efectos de que la electricidad llegue a la clase más desfavorecida económicamente y ayude a desarrollar el campo estableciendo una tarifa social a los efectos de compensar ese desfasaje social.   
Con a), b) y c) dispondremos de parte de nuestra energía, la necesaria para nuestro desarrollo..., entonces, ¿que hacemos con el resto que no consumimos? Visualizar solo el mercado brasileño sería un grave error estratégico, pues solo una diversidad de mercados nos ayudaría a flexibilizar nuestra dependencia política energética del Brasil y conquistar otros mercados que en el futuro nos ayudarían a equilibrar y aproximarnos al tan ansiado precio justo, en la medida en que avancemos en infraestructuras y de ese modo lograr nuestra interconexión energética regional.
    Solo con la interconexión energética regional lograremos  nuestra soberanía energética y libre disponibilidad con precios justos (o sea, los que rigen los mercados regionales) y para eso debemos lograr en el menor plazo posible la venta de nuestra energía a Chile, como primer paso. Hay condiciones técnicas para hacerlo realidad con nuestro estado actual de infraestructuras, y marcar con eso el rumbo de nuestra futura política energética, camino a la integración.
 Aprovechar la disponibilidad del crédito que disponemos para la construcción de la línea de 500 KV otorgados por organismos internacionales y redireccionarlo para la construcción de la línea que interconecta Yacyretá con Itaipú, con esto estaríamos en condiciones de liderar la interconexión regional y convertirnos en corredor energético obligatorio, que facilitaría la integración energética regional, antes que Brasil, Argentina y Uruguay logren interconectarse fuertemente, hecho que nos dejaría fuera del negocio de la interconexión y perder la oportunidad de lograr desarrollo y preeminencia política en la región.
 Aunar esfuerzos para lograr el pago de US$ 360 millones, como prioridad a materializar lo acordado y constituir con eso un fondo que debe ser invertido en infraestructura que favorezca nuestro desarrollo a través de un plan nacional, que contemple nuestras necesidades más acuciantes (salud, educación, agua para el Chaco, gas a nuestra matriz energética) y que nos proyecten al desarrollo futuro (potenciar nuestro sistema eléctrico, líneas interconexión Itaipú-Yacyretá propulsar investigaciones tecnológicas en las universidades, etc.) y así posibilitar nuestra integración regional.   
 Impartir, en el menor tiempo posible, directrices claras a los diversos actores del sector energético a los efectos de no debilitar nuestros esfuerzos hacia un horizonte único y aprovechar esta coyuntura para delinear mínimamente una política energética de Estado, que tenga como objetivo nuestro desarrollo. No perdamos más tiempo, elijamos un rumbo y hacia allí encaminémonos.   

(*) Secretario general del SISE
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