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El presidente de la CES, y líder de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, hizo notar en su discurso que “el único mérito de esas políticas de austeridad es haber prolongado la duración de la crisis y el sufrimiento” de los trabajadores y de los grupos más desfavorecidos.
“Hoy Europa –dijo Fernández Toxo– es más desigual, con mayores disparidades entre países y con un debilitamiento del modelo social europeo, cuando precisamente esta es para el Viejo Continente la gran ventaja (...) en un mundo globalizado”.
A su juicio, el desempleo masivo y el retroceso del derecho laboral son algunos de los principales desafíos que afronta la democracia europea, que se ha visto debilitada.
Cándido Méndez, secretario general de UGT, estimó que en el contexto “la prioridad absoluta tiene que ser generar buenos empleos y luchar contra la desigualdad” que ha aumentado en toda Europa, y en particular en España.
Méndez puntualizó que combatir esas crecientes desigualdades “no se puede fiar al crecimiento económico solo”, sino que “hay que redistribuir” y eso se consigue “con empleos de calidad” y con un aumento de salarios fijados en los convenios colectivos, así como con cambios en el reparto de las cargas sociales y con gasto social.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, invitado a pronunciarse ante los delegados del congreso, miembros de 90 sindicatos de 39 países que representan a más de 50 millones de trabajadores, reconoció que la construcción europea debe completarse en el terreno social.
Por eso, anunció que la próxima primavera la Comisión propondrá “una base de derechos sociales mínimos” que contribuyan a la convergencia de los países de la Unión Europea.
En calidad de anfitrión, Jean-Claude Mailly, secretario general de la central francesa Fuerza Obrera (FO), había ido más lejos al reclamar “un protocolo social de derecho primario” para “estandarizar por lo alto “y luchar contra el llamado” ‘dumping’ social” entre trabajadores europeos.
Mailly consideró que “otra Europa es posible”, en la que los trabajadores primen sobre el mercado y sobre el “liberalismo económico”, porque actualmente Europa aparece “a menudo como un peligro”.
El presidente de Francia, François Hollande, que también participó en la apertura del congreso, reclamó ” una nueva directiva “sobre los trabajadores desplazados dentro de la Unión Europea para evitar los “abusos”, el “fraude” y la competencia desleal que se sirve de las diferencias de protección social en unos y otros países. Hollande señaló que “cuando se utilizan los trabajadores desplazados para hacer ‘dumping’ social (...) todas las derivas populistas son posibles”.
Una alusión apenas velada al hecho de que el ultraderechista Frente Nacional utiliza para cargar contra la UE los múltiples casos de empresas francesas que recurren –según su análisis, en perjuicio de los franceses– a trabajadores traídos de otros países europeos de mano de obra más barata con sus propios regímenes laborales.
El Presidente francés, en cualquier caso, señaló que hay nueve millones de europeos que trabajan en un país diferente del suyo, y que a esa realidad hay que responder garantizando “la portabilidad” de los derechos sociales. Hollande también aprovechó para reiterar que hay que utilizar la flexibilidad que ofrece el pacto de estabilidad y crecimiento y no limitarse a los ajustes. “Si queremos que vuelvan los equilibrios presupuestarios (...) la mejor forma de lograrlo, más allá de las disciplinas, es la inversión y el crecimiento ” , argumentó.