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Leí con mucha atención la carta de fecha 28/12/2016, remitida al director general paraguayo de Itaipú, firmada por los representantes de los nueve “sindicatos” que existen en la Itaipú. Digo existen, porque decir que, combaten, militan o lidian por los derechos laborales o nuestra soberanía energética sería un tremendo despropósito. Lo que hacen hoy día estos “sindicatos” es operar a favor del administrador de turno.
¡Nunca se ha visto tamaño descarrío! Desde la formación del primer gremio que defendió los derechos de los trabajadores de Itaipú, el Sindicato de Trabajadores de la Construcción del Alto Paraná (Sticcap), hace 28 años, nunca ha caído tan bajo. Los sindicatos de Itaipú, salvo honrosas excepciones y escaso tiempo, se pasaron mordiendo la mano que les dio de comer; me refiero a la tolerancia contra el entreguismo y la claudicación en lo concerniente a nuestra soberanía energética.
Con esa tolerancia nuestro país ha perdido millones en cuatro décadas de hegemonía brasileña. ¿Cuánto ha perdido en términos de ingresos, calidad de vida y dignidad nacional? Al final la bota nos patea a todos, luchadores y obsecuentes. Todos nos igualamos en los pasillos jubilatorios, pero ellos tienen que andar a escondidas y huyendo de los escraches.
Durante un tiempo muchos jubilados estuvimos esperanzados en los viejos luchadores energéticos. Pensamos que estarían interesados en conocer a profundidad lo publicado en tres series, durante 16 domingos, las andanzas actuariales y administrativas de la Cajubi. ¡Craso error de idealismo! En poco tiempo, “por orden superior”, también los mismos nueve sindicatos mencionados arriba emitieron un comunicado conjunto contra el ingeniero Luis María Fleitas y contra mi persona. Ahí confirmamos que estos gremios solo existen para engordar. La ofensa de entonces no fue tanta; al final estaban tratando de poner en tela de juicio a un jubilado solitario y a un empleado solidario de la Itaipú; pero en las postrimerías del 2016, año del récord absoluto de producción y cesión de energía, ofendieron a todo un país.
“Cepillar”, succionar calcetines o alabar a un administrador que no transparenta, ni siquiera los gastos sociales de la entidad, es deprimente. Estos sindicatos se convirtieron en simples operadores políticos de los caciques de turno. Si yo fuera el director general, lejos de estar contento tendría con vergüenza ajena. Al leer la misiva, una y otra vez, solo me viene en la mente la voluminosa figura del personaje sindical Sotero Ledesma, quien no se cansaba de endiosar al único líder “por la sabia conducción de la patria” y, lo peor, es que lo hacía en nombre de todos los trabajadores del país. Alguna semejanza con lo actual es simple coincidencia.
Al sindicato tembiguái (servil) de Stroessner no le interesaba los trabajadores, solo buscaba congraciarse con el “único líder”. El amo del Paraguay de entonces lo creía y deliraba. Sotero, astuto conocedor de la vanidad del general, lo hacía con el objeto de obtener beneficios personales. ¿Con qué interés siguen ese comportamiento el sindicalismo contemporáneo de Itaipú? La única que baila en una pata es “la patria contratista”, la de los “barones de Itaipú”, el resto está hastiado y con vergüenza.
Se deduce, con esta actitud de los secretarios generales, que su sed de dinero y poder es ilimitada. Escalar a los cargos gerenciales o en sus niveles salariales los reduce a marionetas políticas.
Existen otros beneficios colaterales que devienen de chupar medias, por ejemplo: “fichar” o lograr la contratación de parientes, ya sea como pasantes, aprendices o funcionarios “concursados”.
Entrar en el cuadro propio de la Itaipú o, aunque sea en las contratistas, es un pago considerable. Otro efecto inmediato en el bolsillo del obsecuente gremialista son los famosos viáticos. Son millones que ingresan en los bolsillos de los sindicalistas y en la caja de los “sindicatos”; especialmente en los dos últimos conceptos.
Alegrémonos los paraguayos por el nuevo récord de producción de la energía limpia. Son 103 millones de MWh; al final la mitad de lo producido se debe a trabajadores paraguayos. Pero recordemos que esa energía limpia y barata beneficia en un 90 % a nuestro socio más fuerte y rico, el Brasil.
Neolegionarios
Estos “sindicalistas” de Itaipú: Steibi, Reinaldo León; Siscae, Édgar Lezcano; Sticcap, Isidro Ocampos; Sichap, Melquiades Chilavert; Sitraibi, Ramón Ramírez; Sise, Miguel Ángel Torales; Siconap/s: Luis Riveros; Sepepib, Édgar Adorno; Sinditaipú, Víctor Lorenzo Macchi Russo, son los legionarios de nuestro tiempo. El espíritu del conde D’Eu está diseminado por toda la entidad. Está quemando nuestros hospitales, matando niños, mujeres y ancianos. La historia continúa en contra de la tricolor. Me da vergüenza.
Señores directores y consejeros de la entidad binacional de la margen izquierda y derecha del río Paraná: lejos de sonreír en público, en el lugar de ustedes, yo estaría llorando a escondidas.
* Ex secretario general del Sticcap.