San Pedro: transformaciones socioeconómicas sostenidas

El departamento de San Pedro todavía proyecta una imagen, como menos, confusa y, en todo caso, bastante negativa. En el imaginario colectivo, cualquier referencia a esta zona del país despierta ideas vinculadas a la pobreza, a los conflictos sociales y a un campesinado tradicional que estaría destinado a una condición de pobreza crónica. Los frecuentes cortes de ruta, como el que experimenta actualmente la Ruta III, traducen indefectiblemente signos de fragilidad social y económica. Sin embargo, estas tensiones puntuales son más bien el resultado de políticas públicas sobrepasadas, insuficientes e inadecuadas, en especial en el sector productivo. Por lo tanto, es conveniente no detenerse en estas únicas consideraciones: el departamento de San Pedro experimenta importantes transformaciones socioeconómicas que reconfiguran también su organización territorial. Estos cambios señalan un nuevo escenario sobre el que hay que intervenir: todo programa o intervención que no lo tuviera en cuenta correría el riesgo de tener un impacto muy limitado.

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Para la consultora Investor Economía, una mirada atenta a este departamento puede detectar que durante los últimos quince años la nueva columna vertebral del departamento es la Ruta III, generando un dinamismo no esperado en los antiguos pueblos ruteros que apenas disponían de animación económica. El aumento de la población urbana en todos los distritos de este departamento, así como las mejores condiciones, equipamientos y oportunidades económicas de las ciudades, asociado a la crisis de la agricultura familiar campesina tradicional, está reconfigurando las fuerzas productivas.

Durante la década de 2000, la porción Este de San Pedro (atravesada de Norte a Sur por la ruta en cuestión) pasa a un estadio superior de activación y de desarrollo. Este incipiente proceso ya se había iniciado a mediados de la década de 1970, momento en que el movimiento de colonización agrícola progresaba sobre los bosques, sábanas y praderas despobladas del Norte de la Región Oriental. La ruta terraplenada que se trazaba hacia el Norte (la actual Ruta III) más tarde se convertiría en una ruta asfaltada que robaría el protagonismo al río Paraguay como eje articulador del desarrollo y del dinamismo regional, afectando a las ciudades que se situaban a orillas o próximas al río como Concepción, Antequera, San Pero y Villa del Rosario, entre otras.

Un departamento muy amplio exige necesariamente mayor complejidad en su administración, sobre todo si es una unidad administrativa muy extensa. Este es el caso del departamento de San Pedro, cuya superficie es de 20.000 kilómetros cuadrados, incrementando innecesariamente los esfuerzos, recursos y la logística de la gestión pública del desarrollo. Si bien varias instituciones ya han “partido” el departamento y se hace referencia cada vez más a “San Pedro Norte” y a “San Pedro Sur”, cada una con una “capital económica” (Santa Rosa del Aguaray y San Estanislao), resulta evidente que las zonas periféricas y escasamente equipadas pierden necesariamente competitividad económica.

El nuevo esquema de ocupación del espacio del departamento de San Pedro refleja las últimas transformaciones económicas del departamento, así como una transición marcada hacia una sociedad cada vez más urbana, sobre todo en las ciudades próximas al eje vial que articula y vincula al departamento con las demás regiones del país.

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