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Existe muy poca información estadística sobre las variables económicas de los distintos departamentos del país, lo que dificulta en cierta medida un seguimiento, descripción y análisis sobre el comportamiento productivo y comercial de los mismos. Paraguay es una nación extremadamente centralizada, donde ni sus estadísticas escapan al poder centralizador. Por esta razón las reflexiones sobre por ejemplo, el Producto Interno Bruto (PIB) de cada departamento no aparece como útiles o necesarias.
En el contexto internacional, nuestro país es uno de los pocos que no dispone de información estadística oficial con relación al aporte de cada departamento al PIB nacional o dicho de otra forma, no dispone de estadística consolidada que le permita realizar un diagnóstico, seguimiento e intervención sobre cada unidad administrativa. Sin embargo, el déficit de estadística segregada por espacios geográficos no ha sido una necesidad debido a que las instancias oficiales de planificación muy pocas veces han precisado de información económica desagregada para la preparación de programas, planes y proyectos. Este desinterés o incapacidad tradicional en observar a los diferentes departamentos como unidades económicas particulares ha sido opacada o invisibilizada por la noción de “interior del país” para referirse a todo aquello que no es Asunción.
Transformaciones demográficas
A pesar de estas limitaciones, las economías departamentales han experimentado en la última década múltiples transformaciones de orden demográfico, productivo y de infraestructuras, llevando al país a una suerte de desacople de las economías vecinas y de una reducción del impacto de las fronteras.
Tres factores fueron determinantes en la revitalización de todas las economías departamentales del país. La primera ha sido la expansión y sobre todo la intensificación de las actividades productivas del sector primario, tanto de la agricultura como la ganadería. Bajo un esquema de vinculación a los mercados internacionales y mediante una optimización de los procesos productivos, varios departamentos han logrado inyectar mayor dinamismo a sus economías. No debe olvidarse que el boom de las materias primas a precios altos que vivió toda la región ha sido muy aprovechada por las regiones paraguayas para crecer y sobre todo para consolidarse. Los cultivos de soja, maíz, trigo, arroz, sésamo, mandioca y frutas, entre otros, han posibilitado el ingreso de cantidades importantes de divisas al país.
Por el lado de la ganadería, la modernización de la producción, el mejoramiento del sector industrial dio también como resultado un incremento muy significativo de dinero que ingresó a la economía nacional, pero por la vía regional. En el caso de la intensificación ganadera se observan dos procesos particulares; por un lado la especialización productiva, donde algunas regiones se concentran en la cría, mientras que otras en el engorde.
El segundo elemento ha sido la expansión sostenida de la ganadería en los departamentos del Chaco, activando e integrando enormes superficies, que antes solo “quedaban” en Paraguay, pero no “aportaban” a la economía nacional. En cierta forma, la movilidad generada por la agricultura y la ganadería coadyuvó, si no romper al menos limitar bastante la dependencia de la frontera, aunque varios de los departamentos donde priman la agricultura y la ganadería se sitúan en las áreas fronterizas, pero se encuentran casi totalmente desvinculadas de sus vecinos, puesto que forman parte de la economía global de circuito superior. Sin embargo, dos décadas atrás, la producción y sobre todo el comercio se restringían a los países fronterizos, donde el comercio tenía un nivel estructurante en zonas y ciudades situados en la frontera. El segundo factor es el surgimiento, activación y crecimiento de múltiples ciudades que no se sitúan en la frontera. La población paraguaya continúa su proceso de movilización hacia las zonas urbanas, siguiendo el modelo de distribución geográfica de la población que ha seguido el continente y el mundo: la concentración de la población en las ciudades. Si hasta hace una década la migración rural se dirigía casi exclusivamente a Asunción o Buenos Aires, agravando el vacío poblacional del interior del país, actualmente la migración ya no se concentra en la capital del país, sino en las diversas ciudades intermedias o emergentes, logrando fijar población y limitando considerablemente las migraciones extra zona. Las ciudades tradicionales como Villarrica, Caaguazú y Coronel Oviedo, por citar solo tres que no son fronterizas, responden a una lógica de poblamiento antiguo, mientras que las nuevas ciudades intermedias son el resultado de las renovadas dinámicas económicas regionales. En los departamentos más volcados a la agricultura se encuentran ciudades que pueden ser denominadas como agrociudades, como Santa Rita y Katueté a la cabeza, mientras que en otros departamentos las ciudades emergentes responden a las necesidades de logística de varios sistemas productivos, donde surge el sector comercial y el de servicios para reconfigurar el funcionamiento urbano y crear una fuente de actividad de creciente relevancia: el comercio y los servicios.
Universidades, clínicas médicas, farmacias, entre otros, hacen irrupción en las ciudades posibilitando que una buena parte de la renta generada por el sistema productivo primario, la agricultura y la ganadería, sean gastados e invertidos en las ciudades. No debe olvidarse que la población rural de todos los departamentos dispone en forma creciente de motocicletas, lo que posibilita nuevas movilidades desde las zonas rurales hacia las ciudades emergentes, donde se puede trabajar, estudiar y divertirse, para luego volver al campo. De esta forma las ciudades se activan no solo por el mayor dinamismo de sus habitantes, sino también por lo que generan los “visitantes”.
Ranking de dinamismo económico de los departamentos
A partir de los datos disponibles se puede construir un esquema básico para caracterizar y clasificar a los departamentos, según su capacidad de producción.
Si bien no se trata del PIB departamental, el cálculo del ingreso promedio por actividad principal ya nos indica algunos aspectos relevantes. A partir de los datos disponibles de la Encuesta Permanente de Hogares se desprenden dos resultados principales. El primero y quizás el más importante es el del ingreso promedio que tienen las personas que trabajan. Boquerón aparece como el departamento con ingresos más altos, de casi cinco millones de guaraníes mensuales, seguido de Asunción con 3,8 millones, y luego un grupo conformado por los departamentos de Central, Alto Paraná, Presidente Hayes y Alto Paraguay, con valores superiores a los dos millones de guaraníes mensuales como ingreso promedio.
Es muy extraño encontrar a los tres departamentos del Chaco en las mejores ubicaciones de cualquier ranking, revelando en realidad el vigor de los sistemas productivos que permiten un incremento del ingreso. En cuatro de los seis departamentos con entradas superiores, la agricultura y la ganadería son las actividades principales, mientras que solo en Asunción, que aunque no sea un departamento se la segrega para tener una mejor comprensión y Central priman las actividades del sector comercial y de servicios. Este indicador podría entonces ser paralelo o semejante, en cierta forma, al del PIB percapita de cada departamento.
Sin embargo, al incorporar a la reflexión a la Población Económicamente Activa (PEA), es decir la cantidad de personas que se han integrado al mercado del trabajo, el ranking de los departamentos con mayores ingresos por actividad principal se modifica abruptamente, debido a que para llegar a esta cifra se debe multiplicar el ingreso promedio per capita por la cantidad de personas que trabajan o que están en edad de trabajar. Debido a que el poblamiento de los distintos departamentos no ha seguido un patrón específico ni planificado, las zonas, ciudades y departamentos con mayores oportunidades han ganado población a costa de la pérdida de gente de otros.
Por efecto del factor poblacional, el ranking de departamentos con mayores ingresos por actividad principal son Central, Alto Paraná y Asunción. En efecto, la gran cantidad de PEA de Central y de los demás departamentos más poblados marca la diferencia. Bajo este cálculo inicial, el aporte de los departamentos a la generación de riqueza o simplemente el aporte al PIB, favorece claramente a las zonas urbanas, donde priman las actividades comerciales y de servicios. Como puede observarse, estamos cada vez más lejos del esquema presentado por Masi, Penner y Dietze cuando concluían que las zonas fronterizas eran las que más crecían, hace casi veinte años. La recomposición de actores, tecnologías, infraestructuras y sistemas productivos modifican de forma continua los perfiles económicos departamentales.
El Banco Central del Paraguay podría colectar, procesar y generar la información necesaria para disponer de datos y análisis más precisos sobre las economías regionales, no solo por un ejercicio o protocolo estadístico, sino sobre todo para evaluar el desempeño de los sectores, orientar las políticas públicas y las inversiones privadas. En un esfuerzo aún más desafiante, se podría generar datos a escalas distritales, como habitualmente se realiza en Argentina o Brasil. Disponer del Producto Interno Bruto por cada departamento y cada distrito revelaría muchos aspectos del funcionamiento de la economía paraguaya.
Por último, si bien la mirada estadística está obligada a realizarse bajo el formato de las unidades administrativas, los departamentos, sus límites sinuosos y sus extensiones no estandarizadas, pueden volver vidriosos los resultados. Con frecuencia se asocia tal sistema productivo a un departamento, pero en el caso de los más extensos, como San Pedro, Itapúa y Boquerón, existen diversos modelos productivos, lo que dificulta asociarlo solo a uno. Las regiones del país se han reconfigurado lentamente y merecen un renovada mirada para entender sus nuevas potencialidades, sus vocaciones y sus desafíos.
* Boquerón aparece como el departamento con ingresos más altos, de casi G. 5 millones mensuales, seguido de Asunción, con G. 3,8 millones, y luego un grupo conformado por los departamentos Central, Alto Paraná, Pdte. Hayes y Alto Paraguay, con valores superiores a G. 2 millones mes como ingreso promedio.
* Las economías departamentales han experimentado en la última década múltiples transformaciones de orden demográfico, productivo y de infraestructuras, llevando al país a una suerte de desacople de las economías vecinas y de una reducción del impacto de las fronteras.
* De unos años a esta parte nuestra economía se alejó de sus dos principales socios comerciales: Brasil y Argentina. El inicio de esta cuasi independencia puede ser entendida como nuevos desafíos de crecimiento para los departamentos que no son limítrofes como San Pedro, Caaguazú, Caazapá, Guairá, entre otros.