¿Qué pasó con las energías renovables en el Paraguay?

El Observatorio de Energías Renovables fue un proyecto iniciado con la firma del Memorando de Entendimiento entre la Organización de las Naciones Unidad para el Desarrollo Industrial, ONUDI, la Itaipú Binacional y la Centrais Elétricas Brasileiras S.A. en la ciudad de Viena el 4 de diciembre de 2008. Fue una intención sincera de estar en la vanguardia de los temas energéticos mundiales; prueba de ello fue la creación, por Resolución del Consejo de Administración de la entidad binacional, de las Asesorías de Energías Renovables, uno por margen.

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En estas unidades de gestión se trabajó con el sector privado y público durante una buena parte de la nueva República iniciada en el 2008. Para lograr los objetivos del nuevo milenio, como la reducción de la pobreza y la mitigación de los impactos ambientales que, dicho sea de paso, nos llevaron al triste concepto del “calentamiento global”. Queríamos coadyuvar con un objetivo de Estado, la generación de empleos y la recuperación de la dignidad nacional en la binacionales.

Una usina eólica, de 1 a 5 MW, puede generar, además de la energía para localidades aisladas, 60 empleos directos y hasta 200 indirectos. La tecnología es relativamente sencilla, los componentes electromecánicos podían fabricarse en el país y las emergencias eléctricas reducidas considerablemente. Pero aquí nos encontramos con el primer escollo: no sabíamos dónde había más viento en el Paraguay. Todos suponían que eran las mesetas del Amambay y algunas regiones ventosas del Chaco, pero nadie tenía la prueba científica. Recién en el 2013 la Itaipú firmó un convenio con la Dinac, las FF.AA. y el PTI, para la elaboración de un mapa eólico y solar en el país.

El pueblo ya no quiere apagones, mucho menos desempleados y pobres, la sociedad ya no quiere violencia y falta de oportunidades; los jóvenes anhelan conocimiento y ocupaciones sanas. Es por ello que en el 2008 iniciamos reuniones con los gancheros, con las industrias, con las comunidades alejadas del país y con todos los paraguayos que hacían de la sobrevivencia un estilo de vida.

Junto con el Viceministerio de Minas y Energía, además de la ANDE y Yacyretá, un grupo de técnicos del sector intentamos la unión del ingenio, la fuerza y las voluntades para lograr un objetivo común: la creación del Ministerio de Energía y Minas. Se llegó a la media sanción de una ley cuando la Cámara de Diputados, por unanimidad, asintió dicha creación. En la Cámara de Senadores, lastimosamente, se mezcló el tema ambiental con el energético, propiciando la creación de un adefesio: “Ministerio de Energía y Medio Ambiente”, y esto se debió a la concepción puritana de un secretario de Estado, que no soportaba ni la plantación de eucalipto para quemarlo como leña.

Los problemas que nos acucian en ambos sectores, energético y ambiental, sin embargo, siguen siendo críticos. Tenemos serios inconvenientes en la distribución de la energía, especialmente en los grandes centros de consumo: la gran Asunción, el Departamento de Central, Ciudad del Este y Encarnación. Las conexiones clandestinas han hecho metástasis políticas, los problemas técnicos siguen al límite y los administradores son los mismos. El sector energético sigue monopolizado, caro y corrupto. Las intenciones de modernización chocan, hasta ahora, con poderosos sindicatos que se había unido luego de la caída de la dictadura para conservar una estructura perversa que consume más del 93% del presupuesto de Estado ¡en salarios!

Con el Observatorio de Energías Renovables del Paraguay, creado por Resolución 1039/2009 del Ministerio de Obras Públicas, mediante su Viceministerio de Minas y Energía, hemos ido hasta el interior, llegando a 15 departamentos. Hemos enviado a nuestros técnicos a Israel, España, Alemania, Brasil, Colombia y Uruguay para especializarse. Hemos participado en todos los foros relacionados al sector energético del Cono Sur, colaborando con ideas y anhelos comunes. Hablamos de integración energética y disminución del consumo de petróleo y sus derivados.

En el 2010, además de los esfuerzos del Gobierno central, hemos intentando ponernos de acuerdo con los gobiernos municipales del área metropolitana para definir el destino de nuestros residuos urbanos. La idea era convertir, sin excluir a nadie, así como la orquesta de los “Reciclados de Cateura”, la basura en trabajo, belleza y dignidad. En Cateura y Chaco’i se produce metano para abastecer de energía a gran parte de Asunción, por lo menos en horas pico.

Los gancheros eran nuestros invitados de honra; les recordamos que los técnicos y políticos solamente deberíamos ser servidores públicos que propician clima adecuado a las industrias y empresas que arriesgan su capital buscando la generación de empleos y la prosperidad de todos. La idea también era convertir un barrio universitario, que contaminaba el río Paraguay y a los estudiantes y pobladores locales, en un centro mundial de conversión energética ¡renovable!

Con algunas comunidades aisladas del Chaco, especialmente con la Nivaclé y Enchet, hemos realizado un plan piloto, junto con la Gobernación del Departamento de Boquerón la energización de 10 centros comunitarios; es decir, escuelas, dispensarios médicos y cuadras deportivas, con energía solar. ¿Qué pasó con dichas comunidades?

En aquella época también ya se tenía la información de las cerca de 2.000 industrias pequeñas, medianas y grandes de producción cerámica en la zona de Tobatí y aledañas en el departamento de Cordillera. La idea era plantar 5.000 Ha de eucalipto para abastecer a los hornos de los productores de ladrillos y materiales cocidos de construcción. El consumo anual es de aproximadamente 1.000 Ha por año. Hoy sigue, después de cinco largos años, consumiéndose leña de especies nativas, con una ley de deforestación cero, con administradores “cero a la izquierda” y con intendentes y gobernadores que prefirieron “cazar y recolectar” los fondos del fonacide y los royalties de Itaipú, en lugar de trabajar en reforestación energética.

Vemos un mundo que va muriendo día a día por la incomprensión de pocos y por la indiferencia de muchos. El fomento del desarrollo y la aplicación de tecnologías a las energías renovables es un mandato mundial, no un capricho moderno. Es por ello que, luego de casi cuatro años de haber dejado el cargo rompo el silencio con la pregunta: ¿Qué pasó de las energías renovables en el Paraguay?

(*) Exsuperintendente de Energías Renovables de la Itaipú Binacional

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