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1. Conocer el inicio
Es oportuno formular algunos juicios de valor sobre el ORIGEN INICIAL DE UN ERROR. Y digo error, porque es un total absurdo pretender una integración entre economías estructurales diferentes. Intencionalmente, no digo entre países con ideologías diferentes. La asimetría que buscaban “integrarse” concluyeron en estabilizar las diferencias, todo en perjuicio de la Nación con desarrollo más demorado, el Paraguay. Tal vez, tal lo propusimos en una reunión en la Cancillería en el año 1991, a la que fui invitado por el entonces ministro de Relaciones Exteriores. Dr. Prof. Alexis Frutos Vaesken, en el sentido de agradecer la invitación y tomarnos un tiempo prudencial para tomar una decisión.
Lamentablemente, la decisión y fecha de la firma del Tratado ya estaba decidida desde afuera, y eso resultaba ya extemporáneo. Dijimos entonces que el proyecto de Tratado leído carecía de una CLÁUSULA DE SALVAGUARDA, que se pudiera hacer uso cuando algunos de los aspectos del Tratado perjudicaban el desarrollo y la economía del país. Esto si fue aceptado y se incorpora esta cláusula al proyecto del Tratado, que permite a cualquier Estado Parte hacer uso de la misma. En este marco, podría estar una solución diplomática de la actual crisis del Mercosur al excluir ilegalmente al Paraguay.
2. Aplicación del Tratado
Lo primero que preocupó a Brasil y Argentina era convertir un Arancel Interno y Externo común, el primero llegar a cero, en grave perjuicio de los ingresos arancelarios de nuestras importaciones de dichos países, y por el lado arancel externo se estableció un tope máximo de 36% de derechos arancelarios.
Aquí se consumó el primer perjuicio para nuestro comercio exterior. Europa, Japón y Estados Unidos, entre otros países, tienen arancel externo por muy encima del 36% sobre sus exportaciones. En consecuencia, se establecía un monopolio de tipo arancelario en beneficios de nuestros vecinos del Mercosur.
Desde la vigencia y aplicación de este Tratado, el país dejó de percibir, al bajar los aranceles de importación a cero desde Argentina, Uruguay y Brasil, más de 200 millones de dólares mes, hasta hoy. Además, sufrimos las trabas no arancelarias que nos aplican y de orden sanitario adoptadas unilateralmente, con grave daño a nuestras exportaciones perecederas. El balance nos dice: más perjuicios y reducción de beneficios del comercio intra-Mercosur para Paraguay.
3. En realidad, perdimos soberanía, en grave perjuicio de la economía
Antes de Mercosur, con tantos cerrojos, podíamos defender las industrias nacionales y el mismo comercio de importación, a través de una Política Arancelaria aplicada a las demanda de nuestra realidad.
Todos los países del mundo defendieron su política de comercio exterior, manejando dos variantes: a) subir a bajar aranceles, y b) establecer cupo de importación para defender su desarrollo económico interno, con mayor desarrollo social (empleos).
Los pueblos de los cuatro socios del Mercosur vieron con optimismo una armoniosa integración de sus naciones. La decepción vino pronto, en especial para Paraguay. Se perdió mucho, a más de soberanía, y se ganó muy poco. No es esta una opinión subjetiva y de ninguna manera vinculada a la crisis política actual, sino un registro acumulado en las limitaciones que nos imponen en especial Argentina y Brasil, para el comercio extra zona.
Estas limitaciones al tránsito de nuestras cargas para otros países de extrazona generan mayores costos y muchos perjuicios a nuestros productores. Que quede bien anotado que Mercosur, firmado en la ciudad de Asunción del 26 de marzo de 1991, no fue un logro ni un éxito paraguayo, sino de sus socios mayores, Brasil y Argentina, que mucho antes ya habían formado un acuerdo comercial. Luego invitaron a Uruguay, y a iniciativa de este país, fuimos invitados evidentemente como convidados de piedra. En síntesis, el funcionamiento del tratado estuvo siempre en crisis para el Paraguay, pero éramos parte de esa crisis, como miembros natos y fundadores del Tratado del Mercosur.
4. Geopolítica de una geografía regional
Mercosur viene a ser algo como una consecuencia física de geografías vecinas y unidad de la Cuenca del Plata, formada por los caudalosos ríos del Paraguay y Paraná.
Lo que la geografía une, no puede desunir la política. Los Estados y los pueblos son permanentes; las políticas, del origen que sean, material o ideológica, son pasajeras.
5. Exclusión de Paraguay del Mercosur
Fue un grave error externo que solo puede explicarse por cuestiones ideológicas circunstanciales.
Aplicar la “cláusula democrática” resulta todo un absurdo y una falta de madurez en la política exterior de las naciones.
Los países tienen intereses permanentes y las confrontaciones ideológicas de origen política deben ser tratadas en el orden interno de cada país. El imperio jurídico, histórico y constitucional de la Soberanía de las Naciones y Autodeterminación de los Pueblos están por encima de problemas circunstanciales de orden ideológico, y en ese pleito nada tenemos que hacer los paraguayos.
El problema se creó afuera y debe ser resuelto desde afuera. Paraguay seguirá siendo miembro fundador pleno del Mercosur y ninguna medida de circunstancias ideológicas puede modificar su Estatuto Jurídico de miembro nato. Hubo agravios, pero que los mismos sean absorbidos por los de afuera que lo crearon. El tiempo y la prudencia en el lenguaje deben orientar nuestra política exterior en esta etapa, provisoria, que estamos viviendo.
6. La única solución paraguaya sin lesionar objetivamente a nadie
Es mantener firme nuestra Soberanía, no negociable en ninguna crisis, y definirnos como una país neutral de una crisis de tipo ideológico que en nada pueda afectar las relaciones entre Estados y mucho menos la hermandad de nuestros pueblos. Y una conclusión final, que puede ser al mismo tiempo una sugerencia oportuna: Dejar que el tiempo reconquiste la calma y la seriedad en nuestras relaciones con los países vecinos, incluido Bolivia y, desde luego, con todas las naciones americanas desde el río Bravo, México, hasta Tierra del Fuego, Argentina y Chile. Ratificar el viejo ideal, ya nacido en el Paraguay con su famosa nota federativa del 20 de Julio de 1811, dirigida a la Junta porteña, proponiendo la Unión Federativa de las Naciones, muchos años antes que la lanzara el libertador y prócer americano, Simón Bolívar.
No está de más recordar que Bartolomé Mitre, que no era amigo de nuestra independencia, en su libro Historia de San Martín y Belgrano, al referirse a esa nota dijo: “Es el primer antecedente federativo que nace en el Paraguay para las Naciones emancipadas de España”.
Cláusula. Dijimos entonces que el proyecto de Tratado (del Mercosur) leído carecía de una CLÁUSULA DE SALVAGUARDA
Arancel. En consecuencia, se establecía un monopolio de tipo arancelario en beneficio de nuestros vecinos del Mercosur.
* Ex profesor sobre Derecho de Integración en la Universidad de Sucre (Bolivia); Abogado y economista con doctorados.