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En base a un análisis de los principales indicadores fiscales de los últimos seis años, podemos observar que la situación financiera entre los años 2007 y 2011 se caracterizó por el ahorro en la cuenta corriente del Gobierno, con una tendencia creciente de los ingresos corrientes que permitió la suficiente cobertura de los gastos corrientes; además, otra característica de las finanzas durante este período fue la muy baja ejecución presupuestaria de los gastos de capital, como consecuencia de la excesiva burocracia administrativa que requiere la gestión de estos gastos y a la falta de financiamiento, situación que ha permitido que gran parte de los gastos de capital sean financiados con los ahorros en cuenta corriente, sin necesidad de incurrir en elevados niveles de endeudamiento, y permitiendo al gobierno cerrar durante cinco años consecutivos con superávit fiscal.
Déficit de 1,8%
En el 2012, las cuentas fiscales cerraron con un déficit fiscal del 1,8%/PIB, por una situación coyuntural y no estructural, debido en primer lugar a la crisis económica como consecuencia de la sequía que afectó considerablemente al sector agrícola y a la pérdida de importantes mercados de la carne por causa de la reaparición de la fiebre aftosa, situación que repercutió directamente en el nivel de ingresos tributarios que no pudo mantener los mismos niveles de crecimiento de años anteriores, además, al atraso de la entidad binacional Yacyretá en el cumplimiento de sus transferencias, y sumado al crecimiento substancial del rubro salarios del sector público, aprobado por el Congreso, principalmente para la Policía (32%), Militares (41%), Educación (21%), Salud (57%) y el Poder Judicial (28%).
A pesar de toda la situación descrita, las finanzas públicas cerraron en el año con ahorro en cuentas corrientes, pero mucho menor a años anteriores, e insuficientes para financiar la inversión pública, y ante la necesidad de aplicar una política fiscal anticíclica para amortiguar la caída de la economía, el gobierno debió recurrir, principalmente, al endeudamiento interno por medio de bonos, y la deuda flotante (transferir gastos al año siguiente), para poder financiar los gastos de capital. Las inversiones públicas han mantenido prácticamente los mismos niveles de ejecución durante los últimos seis años, observándose un pequeño pico de aumento en el 2009 y uno más elevado en 2012, que corresponden a los años de crisis financiera y económica por las que atravesó el país, en los cuales fueron aplicadas políticas anticíclicas para amortiguar los efectos de dichas crisis. Concluir que el Estado se está quedando sin margen de maniobra financiera para las inversiones públicas es una falacia, debido a que los problemas reales del gobierno en este tema son dos: a) El Gobierno no tiene la capacidad financiera para generar un cambio radical en la tendencia de ejecución de las inversiones públicas, sin recurrir al endeudamiento, y b) La gestión de los recursos financieros destinados a las inversiones en gran parte han sido descentralizados, como por ejemplo los royalties y las compensaciones de ambas binacionales, lo que sí deja sin margen de maniobra al Poder Ejecutivo para poder realizar inversiones a través del MOPC.
Salarios
Crecimiento fuerte de los salarios en el sector público, principalmente para la Policía (32%), Militares (41%), Educación (21%), etc.
Falacia
Concluir que el Estado se está quedando sin margen de maniobra financiera para las inversiones públicas es una falacia.
Cambio
El Gobierno no tiene la capacidad financiera para generar un cambio radical en la tendencia de ejecución de las inversiones públicas.