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A las denuncias de contrabando, por consiguiente de comercio desleal, que afecta a la producción frutihortícola, la industria domisanitaria, porcina, avícola, se le debe sumar otros rubros como las empresas dedicadas a la fabricación de cartones, cables y recientemente una potencial denuncia de “dumping”, es decir, por la venta de varillas traídas desde Brasil y Argentina, por debajo de su precio de venta normal en sus mercados de origen.
Los mencionados productos ingresados y comercializados en el país no cumplen muchas veces con una serie de condiciones vinculadas a la salud pública, como el contrabando de pollos y de huevos blancos, que ingresan al país por Ciudad del Este, perdiendo toda su cadena de frío y, por ende, de salubridad.
Estimaciones del sector dan cuenta que el 20% del pollo consumido en el país es de contrabando, es decir, que de los aproximadamente 25 pollos que consume un paraguayo de forma anual, cinco son de lo ingresado de manera ilegal, pasando por alto todos los controles sanitarios. Con la depreciación del real, el ingreso de dicho producto al país se agrava, poniendo en riesgo al sector avícola, que emplea a alrededor de 10.000 personas.
Prácticas desleales como las mencionadas anteriormente atentan contra el desarrollo y crecimiento económico de un país y más en uno como Paraguay, cuya economía tiene el gran desafío de expandirse en medio de dos importantes economías, la de Argentina y Brasil.
En esta entrega se describen y analizan las prácticas de comercio desleal, así como sus efectos y perspectivas dentro de la economía paraguaya. Esto, en caso de que no se impulsen acciones que detengan el avance de este mal que viene ganando terreno en todo el mercado local.