Paraguay debe transformarse en una potencia exportadora de energía

Pretendo actualizar las ideas que me han ocupado y divulgado a través del diario ABC Color. No voy a perder la voluntad de que así se haga porque después de cuatro años de insistir sobre el tema de la hidroelectricidad en las dos centrales, debo decir con firmeza, pero sin amargura, que hasta hoy he predicado en el desierto a beduinos sordos, pero esta dificultad no me impedirá seguir teniendo la voluntad de siempre.

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Sostengo que si se unen los que más conocen de energía en este país tienen el derecho de hacer saber sus pensamientos a todos nuestros conciudadanos. En mi criterio no debe haber oficialistas o disidentes, solo paraguayos que buscan que a nuestro país le vaya bien y de esa manera ayudar a encontrar soluciones que sean factibles de implementar.

Pretendo referirme a todo lo que sea potencial hídrico del Paraguay, y me ocuparé ahora de lo que yo creo debe ser política de Estado. Para esta primera parte he trabajado en sociedad con el Ing. Carlos Cardozo, profesional que conoce del tema y conoce su profesión. Para mí eso basta para ser escuchado o leído, serán una serie de artículos de los que mis conciudadanos pueden sacar conclusiones.

Paraguay es un país en el que toda una generación de habitantes está pasando una “alegre primavera” en el sector energético, las crisis que eventualmente pasó se debió siempre en la falta de infraestructura, de visión y principalmente de gestión, pero nunca tuvo hasta hoy motivos para preocuparse de la disponibilidad de generación.

Esta realidad fue creando una falsa conciencia de que sus dos grandes centrales constituyen fuentes infinitas de suministro. Hoy, más de 40 años después de ese inicio ”primaveral” ya se observa en el horizonte el error de esta apreciación y lamentablemente ocurre cuando las autoridades tratan de iniciar una embestida hacia el consumo masivo de energía.

Esta visión consumista, arriba mencionada, propicia nuevos retos que debe enfrentar el país en el ámbito de la energía. Sin pretender agotarlos, se cita, por lo menos, las siguientes grandes cuestiones asociadas: mantener la enorme disponibilidad, crear infraestructura, propiciar métodos modernos y atractivos para la verdadera liberalización y exportación, diversificación de la hoy limitada fuente de generación, manejo adecuado de los elevados y volátiles precios, creciente demanda regional, los riesgos de tránsito entre países, la falta de aplicación de políticas de uso eficiente, etc.

Dentro de un ámbito más amplio, los retos o desafíos planteados al país incluyen: transparencia, modernización, integración e interconexión del sistema energético nacional a los grandes mercados regionales de la energía.

Sin duda, cada una de las cuestiones enumeradas constituyen componentes independientes, lógicamente todas integradas en un ámbito superior denominado sector energético. No podríamos aquí tratar todas ellas en una única presentación, sí queremos proponer grandes acciones concretas referidas a los dos primeros puntos citados, es decir, mantener la enorme disponibilidad y crear infraestructura.

Con esta finalidad, inicialmente es necesario mencionar lo que El Paraguay dispone para aplicar dentro de este objetivo:

- Posee en condominio con Brasil y Argentina el caudaloso río Paraná, que cuenta con una afluencia media superior a 9.000 m³/seg. [1].

- Posee un territorio plano, sin grandes accidentes geográficos, adecuado para la construcción de grandes líneas de transmisión.

- Está conectado, a través del Itaipú, a una gran conversora de frecuencia 50/60 Hz. Esta unidad está próxima a ser subutilizada, si nuestro país utiliza la totalidad de su energía en esta central.

- Posee gente capaz y con experiencia que podría liderar con solvencia las negociaciones binacionales.

- Está ubicado entre dos grandes mercados energéticos, con demandas de energía cada vez mayor y los que demandarán siempre su uso, especialmente si es energía segura.

- Entre la cota aguas debajo de Itaipú y la de aguas arriba de Yacyretá existe un salto medio de 18 metros.

Igualmente mencionamos a continuación algunos aspectos constructivos asociados a centrales hidroeléctricas:

Las exigencias medioambientales requieren hoy que las hidroeléctricas construidas inunden la menor extensión a posible de terrenos. Esto se puede conseguir con la utilización de turbinas Bulbo, de ejes horizontales, que demandan poco salto y grande volúmenes de agua.

Tanto Paraguay como Brasil y Argentina pueden participar activamente en la fabricación de este tipo de turbinas.

Ya están instaladas, o están en fase de instalación, turbinas con capacidad de 75 MW, que dependiendo de las características constructivas pueden demandar un flujo continuo de alrededor 200 m³/seg.

A todo esto se puede agregar que la energía es materia prima en casi la totalidad de los procesos industriales y es sumamente necesaria para el desarrollo y el bienestar humano.

Resumiendo, tendrá siempre una tendencia creciente de consumo y una valorización cada vez mayor; esto mirando desde el punto de vista económico-financiero, posiblemente la construcción de fuentes generadoras no tenga dificultades en la obtención de recursos para su implantación.

Tomando como base inicial lo arriba mencionado y sin abundar mucho en cuestiones técnicas más detalladas, se propone la construcción del Complejo Hidroeléctrico del Río Paraná (ver figura), la cual podría estar constituida por:

Tres grandes centrales hidroeléctricas, equipadas, por lo menos, con 50 unidades generadoras de 75 0 80 MW cada una, montadas con turbinas bulbo construidas en países del Mercosur.

Cuatro líneas de transmisión de 750 kV, con capacidad de transporte de 3.000 MW cada. Los extremos de las líneas de transmisión serán las subestaciones de Itaipú y Yacyretá.

Las distancia entre cada central será próxima a los 100 kilómetros y todas ellas estarán conectadas al conjunto de líneas de transmisión.

Concluyendo, se afirma que el país necesita de grandes obras para continuar siendo un país con abundante energía; Itaipú y Yacyretá deben aportar al país la totalidad de su generación en la década del 20 y si se aguarda el inicio de la crisis para iniciar acciones se estará condenando al mercado a una gran e indeseada recesión.

Pequeñas obras, como las que se mencionan hoy, son también necesarias: pero las que el país necesita son grandes obras, que además de proporcionar abundante energía propician una revolución en los mercados financieros y laborales de la región. Es esto lo que se necesita en el país, así como se necesita la visión de estadista y con mucho coraje para liderar su construcción.

(*) Especialista del sector Energía.

[1] Datos hidrológicos de Itaipú Binacional

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