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Conforme al último trabajo presentado por la Fundación Bariloche en el marco del estudio encomendado por la Itaipú Binacional, a instancias de la Universidad Corporativa Itaipú (UCI), a través de un convenio de servicio con la Fundación Parque Tecnológico de Itaipú, en el país se producen cuatro fuentes primarias y todas son renovables: la principal es la hidroenergía; cuya producción representó el 69,7% del total; seguida de la leña, con el 19,5%; residuos vegetales (corresponden a los residuos de biomasa de los informes sectoriales), con el 6,1%; y otras biomasas con el restante 4,6%.
Sin embargo, de acuerdo a la muestra del anexo B (consumo de energía neta por fuentes primarias y secundarias del año 2011), del estudio referido, la biomasa juega un rol preponderante, principalmente la leña, el carbón vegetal (como derivado de la biomasa) y los desechos de cosecha (bagazo de caña de azúcar, cascarillas de cereales, etc.). La demanda de este tipo de energía es de alrededor del 45%, que se ajusta al perfil socioeconómico del Paraguay, que tiene una importante población rural y una producción basada fundamentalmente en el sector primario.
Como ocurre naturalmente, la leña es un combustible relevante en aquellos países que no cuentan con reservas de combustibles fósiles, su uso está orientado al sector residencial, particularmente, a la población rural y a sectores de escasos recursos que no acceden a combustibles comerciales, por su alto costo o por las dificultades de acceso a redes.
El suministro de energía a nivel nacional se completa con la importación de derivados del petróleo (diésel, gasolinas de motor y gas licuado) para su uso en los sectores del transporte, zona residencial (en lo que se refiere a GLP) y la industria, entre otros. Aproximadamente el 37% de la demanda final de energía corresponde a los derivados del petróleo, que en su totalidad son importados (ver Anexo B).
Los países que carecen de combustibles fósiles recurren normalmente a la importación desde países vecinos debido a los altos costos de flete y transporte, tal como ocurre con las fuentes fósiles. La presión de la importación también pone en riesgo la sustentabilidad y autonomía de las matrices energéticas basadas en hidroelectricidad, como el caso del Paraguay.
Como dato adicional se subraya que el Paraguay es el tercer principal dependiente de combustibles fósiles de la región, después de Uruguay y Chile; sin embargo, exporta, en promedio, el 70% de la hidroelectricidad que produce a Argentina y Brasil, comportamiento atípico, pues su producción hidroeléctrica satisfaría parcialmente las necesidades de consumo interno, sin necesidad de recurrir a fuentes fósiles.
Es notorio el desequilibrio energético a favor de la biomasa, puesto que sigue teniendo un papel preponderante dentro de la matriz energética de nuestro país, a pesar de ser una fuente de energía de baja eficiencia en comparación con la electricidad. El consumo de leña y carbón vegetal por habitante en el Paraguay está entre los más altos de la región, mientras que el consumo de energía eléctrica por habitante está entre los más bajos.
Existe en forma generalizada una utilización poco sustentable de fuentes renovables, donde para el caso de la energía eléctrica se optó por la construcción de megacentrales hidroeléctricas.
Hay una fuerte desregulación y atraso tecnológico en el uso de la leña, utilizada principalmente por el sector residencial (que no accede a otras fuentes energéticas debido a su mayor costo y distancia de las fuentes o redes), con impactos en menor medida de deforestación y contaminación atmosférica. Más recientemente, ha cobrado fuerza la opción por el desarrollo de agrocombustibles, sin prevenir los rastros que puedan sellar sobre el medio ambiente, los recursos hídricos y la soberanía alimentaria.
Todas estas condiciones hacen que el Paraguay sea uno de los países que cuenta con matrices energéticas dependientes de Argentina y Brasil, en varias modalidades: En ese sentido, el Paraguay depende de las divisas generadas por la exportación hidroeléctrica y de la importación de gas y combustible para consumo interno.
Respecto a la intensidad energética, se puede afirmar que el alto peso de la biomasa en la demanda de energía y la baja penetración de otras fuentes más eficientes como la electricidad, determinan un elevado valor de la intensidad energética en el Paraguay, muy por encima del resto de los países vecinos. Finalmente, en cuanto a las emisiones de CO2 por habitante por efecto del consumo de combustibles fósiles (petróleo y derivados, gas natural y derivados y carbón mineral y derivados) es el más bajo entre los países de la región. Sin embargo, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) por habitante por efecto del consumo de leña están entre los más altos de los países de la región. Mucha tinta aún dispongo para este tópico para próximas ediciones.
Les comento que, en pleno desarrollo están los trabajos que apuntan a la elaboración de una Prospectiva Energética Nacional, encomendada por la entidad binacional mediante la directa gestión de la Universidad Corporativa Itaipú, convenio con criterio similar al utilizado en la elaboración del Balance Nacional en Energía Útil del año 2011, se involucran además el Parque Tecnológico Itaipú (FPTI-PY), la prestadora de servicios Fundación Bariloche, el equipo del Viceministerio de Minas y Energías, como rectora natural de las estrategias nacionales a seguir, y otras instituciones vinculadas al sector, y que en breve estarán disponibles en nuestros archivos los primeros resultados de este transcendental documento, por disciplina jerárquica, luego de la consideración a la alta administración de la binacional, con mucho gusto estaré examinando y compartiendo en este privilegiado espacio de debate con nuestros amables lectores. La tendencia de la evolución de nuestra matriz energética actual y un interesante comportamiento alternativo, serán algunos de los productos que estarán en nuestras manos. Circunstancias únicas de la vida se presentan así, en simultáneo la pluma y el arado me acompañan en estas entregas.
Paradoja
Consumo de leña y carbón vegetal por habitante en Paraguay está entre los más altos de la región; el consumo de electricidad, entre los más bajos.
(*) Coord. Ej. de la Universidad Corporativa Itaipu (UCI-Py).