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Las exigencias de los organismos especializados de la Presidencia de la República, cuya observación implica el aplazamiento de hecho de cualquier decisión en ese sentido, rescata las observaciones de los técnicos independientes del sector energía, e incluso el vigoroso sentimiento, no siempre bien apreciado, de los usuarios de la empresa estatal.
De acuerdo con los informes periodísticos, el Equipo Económico Nacional reconsiderará la solicitud de los actuales administradores de la empresa eléctrica toda vez que se ajusten a los requisitos que enumeramos a continuación: 1. La ANDE debe revisar su estructura presupuestaria. 2. Reducir sus pérdidas, cuyas causas no solo son técnicas, sino también de carácter delincuencial. 3. Mejorar su eficiencia, entendemos no solo en su gestión administrativa, sino también en la prestación del servicio.
“Hemos conversado con las autoridades de la ANDE para que trabajen en una propuesta de revisión interna respecto a los costos que está teniendo la empresa en cuanto a su estructura presupuestaria, su estructura de costos, el tema del personal y la eficiencia”, explicaba a los periodistas en junio último, luego de una reunión del Equipo Económico Nacional, el viceministro de Economía del Ministerio de Hacienda, Daniel Correa.
Los tres factores apuntados por el Equipo Económico Nacional para frenar las pretensiones de los administradores de turno de la empresa eléctrica demuestran que el Gobierno nacional está en conocimiento de que la ANDE es una empresa manejada con mucha irresponsabilidad, ineficiencia y muy poca transparencia.
Apenas divulgada la decisión de referencia, un buen número de técnicos opinaron, al menos en este caso concreto, que también el Poder Ejecutivo –sus organismos técnicos– entiende que la administración de la ANDE pretende que la ciudadanía absorba los elevados costos de sus ineptitudes y desprolijidades.
Lo inquietante es que estos administradores de la empresa eléctrica no se avergüenzan, tampoco muestran cargo alguno de conciencia por su falta de voluntad y esfuerzos para mejorar la compleja coyuntura por la que atraviesa la estatal.
La tolerancia o intolerancia que el Ejecutivo exhiba ante esta indisimulable maniobra de sus subordinados en la administración de la empresa, probará a los usuarios de la ANDE y a la opinión pública en general su coherencia o incoherencia en la ejecución de las políticas públicas, así como su verdadera intención en lo atinente al futuro de las entidades del Estado.
Insistimos en que la ANDE debe convertirse en el pilar que sostenga el firme desarrollo de nuestra economía; pero también recalcamos que esa estrategia solo podrá conquistarse con una administración dotada de visión empresarial y que los escasos esfuerzos de sus directivos lejos están de constituirse en la fórmula necesaria para convertirla en la empresa viable, eficiente, competitiva y transparente que aún espera la ciudadanía.
(*) Director de la revista especializada Mundo de la Electricidad.