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Estas denuncias en el Brasil están arrastrando a un centenar de políticos y a unas 50 contratistas, cuyos dueños hoy están procesados y la mayoría presos; entre ellos Camargo Correa, Méndes Junior, Odebresch y otros que, desde siempre, según vox pópuli, hacían parte de la famosa “mafia das empreiteiras”. Hubo una época de oro donde estos poderosos consorcios acaparaban todas las licitaciones del Estado.
Escuché por la TV brasileña la declaración de unos de los exadministradores de Petrobras. Me quedé pasmado. Decía, palabras más, palabras menos, que se sentía aliviado por hacerlo, ya que tenía en su cuenta de Suiza nada más y nada menos que 100 millones de dólares, dinero que ya no sabía en qué usar. Esto no le dejaba dormir tranquilo y, consecuentemente, estaba dispuesto a devolverlo. Este enorme esquema de corrupción involucra a varios partidos de izquierda, que recibieron financiamiento a través de coimas provenientes de este golpe financiero, entre ellos el poderoso Partido de los Trabajadores (PT), de Lula Da Silva y Dilma Rousseff. Es un diseño delictivo antiguo que hace varios períodos viene financiando campañas. Lo tétrico en todo esto es que la actual presidenta, Dilma Rousseff, en la época de los hechos, era “consejera” de la petrolera brasileña.
Es de conocimiento público que la investigación y las consecuencias ya están llegando a Itaipú. No hace mucho fue destituido un antiguo consejero y “secretario de finanzas” del PT, João Vaccari Netto, derivado del caso en la margen izquierda. El hecho que la Policía Federal brasileña quiera ingresar, junto con el Tribunal de Cuentas de la Unión, al “Estado de Itaipú”, es un hecho histórico. No perdamos de vista que estas empresas involucradas en el escándalo de Petrobras, cuyos dueños en su mayoría hoy están presos y procesados, son los mismos que participaron en la construcción de Itaipú.
Es por algo que “a maior represa do mundo”, que en su inicio fue presupuestado por la proyectista en 2.000 millones de dólares terminó costando la friolera de más de 20.000 millones de dólares. No me cabe la menor duda de que lo encontrado en Petrobras será una bicoca cuando destapen la gran olla de Itaipú. El escándalo de Petrobras, estimado en un perjuicio de 4.000 millones de dólares, quedará a la altura de una zapatilla.
Me gustaría que el Congreso paraguayo alguna vez se ponga los pantalones largos y cree un organismo parecido a la Policía Federal brasileña, una especie de “los intocables” de la época de lucha contra la mafia de Chicago, liderado por el mítico Elliot Ness. Esta brigada contra el crimen deberá tener amplios poderes, otorgados por el propio Congreso y el presidente de la nación, para poder vencer a las poderosas mafias de la narcopolítica y el baronazgo de la entidad binacional. El pueblo elegirá y luego pedirá la reelección de aquel o aquella estadista que tenga el coraje y la inteligencia para ejecutar estos planes.
Sueño con transparentar la construcción de Itaipú y ni qué decir de Yacyretá, donde la experiencia que se adquirió en Itaipú permitió perfeccionar la sobrefacturación, la coima y la corrupción. Pero mi mayor sueño es que sea tenida en cuenta la tesis de Jeffrey Sachs, quien, estudio minucioso de por medio, llegó a la conclusión que Itaipú ya fue totalmente pagado.
Por de pronto, me siento contento con la posibilidad de la investigación y más aún sabiendo que, a estas alturas, muchos “empresaurios paraguayos” estarán con la barba en remojo. Hoy más que nunca me ratifico el título del libro que estoy escribiendo y que algunos me sugirieron cambiarlo por: “Entidades binacionales, asociaciones lícitas para delinquir”.
Barbas
Me siento contento con la posibilidad de la investigación, sabiendo que, a estas alturas, muchos “empresaurios paraguayos” estarán con la barba en remojo.
(*) Funcionario de la Entidad Binacional Yacyretá Leg. 1240. Ex Srio. Gral. Sticcap-Itaipú; ex Srio. Gral. Sinatray-Yacyretá