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Luego de un crecimiento económico sin precedentes en los años 70, los niveles de inflación se dispararon a la par de la devaluación de la moneda nacional y los esfuerzos gubernamentales por esconder las cifras reales comenzaron a ser contestados por índices de precios al consumidor más realistas, por parte de fuentes no oficiales. Ya en los años 90, se inicia un proceso de mejoramiento de las bases de cálculo de las cifras económicas por parte del Banco Central del Paraguay (BCP). Al mismo tiempo se comenzó a disponer, por primera vez, de estadísticas sociales completas (población, empleo y pobreza), con la reforma total de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC).
Más recientemente se avanza con cálculos trimestrales de indicadores económicos básicos y se ajustan operaciones para la obtención de un producto interno bruto (PIB) que se aproxime cada vez más a los verdaderos valores de bienes y servicios generados anualmente en el país. El Censo Económico finalizado este año servirá, a su vez, de base para obtener estadísticas económicas más reales.
Sin embargo y a pesar de estos progresos, subsisten prácticas del pasado para evitar transparentar la información estadística o simplemente como resultado de una falta de interés en mostrar las tendencias y evoluciones reales de flujos económicos. Este es el caso de las cifras del sector externo de nuestra economía.
No responden a destinos reales
Por un lado, desde casi ya una década, el Banco Central muestra cifras del comercio exterior que no responden a los destinos reales de nuestras exportaciones y a la participación de los mercados de destino. Se sigue mostrando erróneamente que el Mercosur es el principal receptor de nuestras exportaciones cuando se sabe con certeza que el Paraguay sigue las mismas tendencias en sus exportaciones que sus socios del bloque. Es decir, exportación mayoritaria de bienes manufacturados dentro del bloque y exportación de materias primas para el resto del mundo. Por ejemplo, ¿qué puede hacer el Uruguay con US$ 400 a US$ 800 millones en valor de soja “exportado” por el Paraguay a ese país, según las cifras oficiales? Ciertamente que el Uruguay no tiene capacidad de consumo ni de procesamiento del valor mencionado.
Estas distorsiones no solamente resultan en datos engañosos para los agentes económicos, medios de comunicación, analistas y opinión pública en general, sino que crean dificultades a las propias autoridades nacionales a la hora de negociar acuerdos comerciales con países y bloques. Por ejemplo, representantes de la Unión Europea ya han expresado claramente, en reuniones oficiales, que no pueden discutir concesiones y apertura de mercado con las cifras oficiales paraguayas.
Estudios realizados por el OBEI sobre el comercio exterior paraguayo han comparado cifras oficiales de exportaciones nacionales con las cifras oficiales de importaciones de los países compradores de nuestros productos. Un ejercicio como este ha demostrado que el Mercosur no es el principal destino de nuestras exportaciones y que países como Uruguay, Suiza o Islas Caimán tampoco son receptores de grandes montos de nuestras ventas externas.
No es posible creer que con todos los recursos humanos y técnicos que posee la Gerencia de Estudios Económicos del BCP, no pueda llevar a cabo este ejercicio para transparentar nuestro comercio exterior, en este caso, de exportaciones.
Inversión extranjera
Por otro lado, y también en un periodo similar, el BCP ha empezado a publicar cifras de la inversión extranjera directa (IED) gracias a encuestas anuales realizadas a empresas extranjeras que operan en el país y a cálculos adicionales. Las cifras de los flujos de IED eran presentadas en cifras anuales y trimestrales totales, como también por países sedes de este tipo de inversión. Se ha tardado varios años para que estos flujos se presenten también clasificados por sectores económicos de destino.
Sin embargo, en los últimos años, asistimos a un cambio en la presentación de estas estadísticas. Se reemplazan los flujos de ingresos de IED por cálculos de flujos netos (entrada y salida de capitales de las empresas extranjeras), lo que impide entender tanto la entrada real anual de ingresos de IED como la acumulación real de estos flujos. Además, la presentación de estos flujos netos se hace en formatos poco amigables y hasta al parecer con el deseo expreso de que la información no sea utilizable por los usuarios.
Puede que estos flujos tengan sentido para un tipo de análisis determinado, pero no para analizar el comportamiento de la IED en Paraguay. Esto es aún más importante en tiempos recientes cuando la IED ha tenido un repunte significativo en el Paraguay, similar o superior al comportamiento observado en los años noventa. Los flujos de IED en Paraguay han ido creciendo de cerca de US$ 202 millones en 2007 a US$ 303 millones en 2011 según cifras del BCP, utilizando el nuevo método de cálculo2. Para la CEPAL, por su parte, estos flujos han sido mayores, alcanzando US$ 566 millones en el 2011.
Aparte de este problema, los encargados de las estadísticas del IED tampoco presentan cruzamientos, como por ejemplo países de origen de la inversión y sectores de destino. El argumento de los técnicos del Banco Central es que el usuario rápidamente se dará cuenta de qué empresas se trata y ello rompería con un criterio o reglamento de confidencialidad que supuestamente existe entre esta entidad y las empresas encuestadas.
Este argumento, por supuesto, no tiene racionalidad alguna. Tanto para los agentes económicos como para los promotores oficiales que pretenden atraer IED al Paraguay y en sectores determinados, esta información es crucial. Por ejemplo, cómo puede una misión oficial a un país o bloque determinado convencer a agentes económicos de esos países de invertir en el Paraguay si ni siquiera maneja una información sobre los sectores en los que actualmente esos países invierten en el nuestro.
El resultado es que en un período de un boom de la IED en el Paraguay, la mayor parte de la opinión pública nacional no está enterada de este fenómeno ni de sus dimensiones, ni tampoco de sus sectores de destino ni de las diferentes estrategias de las empresas extranjeras, que pueden explicar esta nueva dinámica de la IED. Al no tener datos claros o retacear o esconder los mismos, poco favor se hace a aquellos que consideran que la inversión es uno de los motores principales del crecimiento económico y trabajan para promoverla.
No transparentar las estadísticas oficiales puede tener diversas causas: la desidia de los técnicos, el poco entendimiento de los mismos sobre la relevancia de este tema para las políticas públicas o el manejo discrecional de la información para fines personales o sectoriales.
Todas ellas forman parte de las prácticas del pasado y, por lo tanto, no coinciden con un tiempo de globalización en que los esfuerzos de los países se dirigen a sacar mejor provecho de este proceso para crear las condiciones de crecimiento sustentable y mayor bienestar.
No solamente la impunidad y la corrupción atentan contra un manejo transparente de los bienes públicos. También lo hace el manejo inadecuado y poco claro de los datos económicos que constituyen la base de decisiones inteligentes y honestas para el logro de políticas económicas eficientes.
IED
Se ha tardado varios años para que flujos de IED se presenten también clasificados por sectores económicos de destino.
Años 90
Ya en los años 90, se inicia un proceso de mejoramiento de las bases de cálculo de las cifras económicas por parte del BCP.
OBEI
El presente material forma parte de un trabajo publicado en el Observatorio de Economía Internacional (OBEI) de Cadep.
Analista de Cadep (Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya).