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El BBVA Paraguay pagó caro el año pasado su salida al exterior en busca de recursos financieros. La operación fue realizada a principios del año 2011 y los títulos fueron listados en Luxemburgo, convirtiéndose de esta manera en la primera entidad con operaciones en plaza local que ingresa a los mercados bursátiles internacionales.
Estamos en un contexto en que los capitales internacionales huyen de Europa que está en crisis, de Estados Unidos que se muestra con una economía débil. En este escenario aparecen los países emergentes que están siendo vistos como muy interesantes para los inversionistas.
Para ello hay que hacer un esfuerzo concertado entre el sector público y el privado para mejorar la calificación crediticia del país que, si bien muestra un cierto crecimiento en el tiempo, dicho crecimiento se logró sin que nuestro país haya hecho un gran esfuerzo. Nos quedan dos escalones más para llegar a grado de inversión y no estamos lejos de lograrlo.
Sería importante considerar la posibilidad de una emisión de 500 millones de dólares en el mercado internacional para capitalizar íntegramente a la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) como una primera salida fuera del mercado financiero local.
También se debe a postar a la colocación de los fondos del IPS a plazos más largos en el sistema financiero local para facilitar créditos de largo aliento al sector productivo. Los fondos previsionales manejados por el IPS, por su naturaleza, son de largo plazo y no se observa lógica en la colocación actual de sus fondos a plazos tan cortos como son 24 ó 36 meses.
Con solo duplicar esos plazos de colocación pasando a cinco, seis años, se permitiría movilizar recursos internos por unos 500 millones de dólares y a la vez generar créditos de largo plazo para el sector productivo que, en la medida en que pueda crecer, se podrá generar más empleo siendo uno de los beneficiados el propio IPS porque, probablemente, muchos más trabajadores aportarán a su caja de jubilaciones. Paraguay no debería salir a buscar 50 millones de dólares para la AFD, sino 500 millones para dotar a la banca de segundo piso de un capital importante y con eso apostar a una estrategia de desarrollo.
Mercado secundario
En EE.UU. se puede comprar bonos del tesoro a 30 años de plazo permitiendo con ello que el público pueda invertir a esos plazos largos y lo pueden hacer porque existe un mercado secundario para volver líquidos esos instrumentos antes de su maduración. La existencia de ese mercado secundario permite a los sujetos económicos invertir a largo plazo.
Aquí es necesario proponer que la tesorería del Banco Central incorpore los bonos del Tesoro y de la AFD para habilitar operaciones a través de las cuales compre y venda esos instrumentos y comience a actuar como un mercado secundario. Que los bancos sepan que pueden comprar y vender esos títulos siempre y cuando los quieran y a través de las intermediarias, también los inversores individuales o personas.