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Cuando se observa el proceso de urbanización, la ciudad no se constituye en un objetivo en sí, sino que la gente habita en ella por alguna razón.
El reconocido historiador francés, Fernand Braudel, aseguraba que sin mercado no hay ciudad, por tanto, la ciudad es una acumulación, ya sea de bienes como de personas. Apenas se supera el estadio del autoconsumo de las sociedades tradicionales, con escasos equipamientos colectivos dentro de una economía poco desarrollada y diversificada, surge y existe la ciudad.
En Paraguay, la ciudad es sin dudas, un fenómeno económico, pero también es un fenómeno social, considerando que económicamente a lo largo del tiempo no existieron las condiciones necesarias o fueron muy pocas, permitiendo el surgimiento de las ciudades a partir de grandes ejes estructurantes de la economía porque posibilitaron el intercambio en primera instancia por el río colindante, con departamentos y ciudades como Concepción, Pilar, Villeta, Villa del Rosario, San Pedro del Ycuamandyyú y Antequera y otras localidades. Por consiguiente, muchas ciudades se desarrollaron en torno al río, pero cuando empezaron a surgir otros ejes dinamizadores de la economía, que permitían fluidificar un poco los intercambios como el tren, a mediados y finales del siglo XIX, también surgieron casi espontáneamente centros que estaban como pegados a esa línea del ferrocarril.
Siglo más tarde, a mediados y finales del XX, llegó la ruta y también fue un vector estructurante para el poblamiento y surgimiento de ciudades. En Paraguay, para poder encaminar la producción al exterior se debía pasar por Ciudad del Este, Curitiba hasta llegar a Paranaguá, a los puertos de Santos y demás.
Sin embargo, la historia empuja a volver al río y no por casualidad, sino porque se constituye en una vía más barata y existen condiciones. En este sentido, Concepción no será la excepción, por lo que surgen preguntas como ¿qué va a pasar con el Puerto Busch, más arriba de Bahía Negra, en Carmelo Peralta donde pasará la nueva bioceánica, la de Carmelo que pasará por Loma Plata o Pedro Juan Caballero, Concepción, Pozo Colorado y qué ocurriría con Puerto Antequera, Villa del Rosario y Pilar?
Además, es incierto aún qué acontecerá con ciudades como Santa Rosa del Aguaray, cuya ruta va a San Pedro del Ycuamandyyú, pasando por Antequera y otras localidades que experimentan la interconexión. Por ello, se debe pensar en políticas que acompañen lo que puede ocurrir en materia de producción en el proceso de acumulación económica en ciertos centros urbanos del Paraguay.
Fuerza económica en las ciudades fronterizas
A diferencia de Brasil y Argentina, en Paraguay no se aplicaron políticas de sustitución de importaciones que llevaron a los mencionados países a un gran desarrollo industrial y, por lo tanto, a la salarización, generación de mano de obra y mayor dinamismo de sus economías urbanas. En nuestro país, la población era poca y nunca tuvo un mercado interno, al menos hasta la década del 90, cuando se comienza a observar una transformación considerable, más notoria con el boom económico de hace una década, período donde Paraguay aprovecha la bonanza de los commodities. La soja tiene buen precio, el maíz, el trigo, además existen cadenas de valor que hacen que la sociedad paraguaya se transforme, que haya más inversiones como es el caso de Asunción, donde la radicación de capital en el rubro inmobiliario toma impulso.
A partir de los años 2000 sobre todo se registran muchas exportaciones por valores comerciales importantes, pero ¿qué hay detrás de esas exportaciones?
Es necesario saber que en los años 90 las exportaciones paraguayas se daban esencialmente por productos de triangulación comercial en Ciudad del Este, en volúmenes económicos que representaban más que las exportaciones de materias primas, por lo que era evidente que surgieran ciudades como Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero, pero también como Encarnación.
El auspicioso momento se convirtió en la oportunidad para las ciudades fronterizas, permitiendo que la economía configurara así el territorio nacional por una explicación que fue meramente económica y se diera el proceso de diversificación de la economía mediante la agroindustrialización, es decir, inversiones agroindustriales para procesar soja, convertirla en harina, aceite, y cuyo rubro hoy representa alrededor del 50% de la estructura industrial paraguaya.
También en el país empiezan a registrarse otros procesos de industrialización por ejemplo, cuando a Brasil le fue mejor con la Ley de Maquila, Ley N° 60/90 de incentivos a la inversión industrial, se crearon muchas industrias dedicadas al rubro, pero ¿dónde se instalaron? Lo hicieron en las ciudades fronterizas como Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero, Salto del Guairá, todas estas ciudades cercanas a Brasil.
Y en el mismo proceso, otras localidades fueron capaces de aprovechar ese momento como Ciudad del Este y Hernandarias, en cuyas zonas se instalaron empresas de fabricación de plásticos, cuchillos, motos, que pese a ser inversiones pequeñas, aprovecharon ese momento.
La densificación de la red de ruta asfaltada extendida en el interior del país también fue un elemento importante en las transformaciones urbanas que han permitido un proceso de acumulación en otros puntos porque donde hay cruces de caminos, automáticamente surgen ciudades, pueblos que se desarrollan rápido como el caso emblemático de la ciudad de Santa Rosa del Aguaray, que tenía unos 1.400 habitantes en el censo del 2002 y hoy en día está superando los 10.000 habitantes, en tan solo 15 años de existencia oficial administrativa. Esto, como consecuencia de un espacio donde existe acumulación y a la que se suma la llegada de la agricultura tecnificada, una ganadería más intensiva, cadenas de otros productos y que terminan posicionando a estas ciudades.
Proceso y expansión en Gran Asunción
Ahora, cuando se piensa en la capital de Paraguay, la misma ya no se centra en Asunción donde existiría alrededor de 500.000 personas, sino que se extiende a Gran Asunción conformada por las ciudades de Luque, Fernando de la Mora, San Lorenzo, Villa Elisa, Lambaré, además de Mariano Roque Alonso, Ñemby, Capiatá, Limpio, Areguá, San Antonio e Itauguá donde se alberga a aproximadamente 2.500.000 habitantes.
Este crecimiento de la población se da de forma acelerada y que si se sitúa medio siglo atrás, estas personas vivían sin servicios esenciales, sin redes de infraestructura, sin condiciones óptimas para la construcción de vivienda, que aunque podían comprar un terreno, la construcción de la vivienda la hacían progresivamente.
Aunque no se sepa a ciencia cierta, se menciona que en Asunción ya no se construye, que la población se encuentra estancada, incluso, se asegura que disminuye. Sin embargo, se podría decir que la población se mantiene estable, lo que puede significar que muchos jóvenes asuncenos van a distritos aledaños a vivir porque encuentran ofertas de viviendas más convenientes, sumado a las ventajosas condiciones del mercado que permitieron que ingresaran vehículos más barato y que la clase media, por ende, accediera rápidamente a vehículos individuales, contando también con la posibilidad de comprar equipamientos para el hogar como aire acondicionado, motocicletas y otros productos. Estas condiciones muestran que la economía urbana cambia y en términos espaciales, la migración de Asunción a las ciudades circundantes empuja a comprender que en la Gran Asunción hay grandes fracturas, donde surge una clase media por una mejora en sus ingresos y en paralelo, dinámicas de empobrecimiento y barrios que son más exclusivos.
No se puede dejar de remarcar que Gran Asunción cuenta con ejes estructurantes que empujan el proceso de urbanización como, por ejemplo, el de las avenidas Eusebio Ayala, Mariscal López, Acceso Sur, grandes ejes que articulan el todo, permitiendo que se arraigue una clase media, que puede trabajar en Asunción, pero vivir en los alrededores, es decir, en las que eran conocidas como “ciudades dormitorios”, contando con todos los servicios, que tiempo atrás solo podían encontrarlos en la capital, Asunción.
Oportunidades vistas por sector privado
Y en este contexto, el rol del sector privado es fundamental, teniendo en cuenta que a lo largo de estos años pudo detectar las oportunidades para ofrecer sus servicios a la población sin la intervención estatal y que muchas veces terminaron formando parte de una política pública sin planificación previa.
Finalmente, se torna necesario pensar geoestratégicamente qué es lo que pasará con Paraguay, cuáles son los intereses de los países vecinos, partiendo del principio que Paraguay empieza a integrarse no solamente con los vecinos, sino en el interior de sí mismo, razón por la que debería apuntar a una estrategia de ordenamiento territorial en el sentido de encontrar políticas y acciones que permitan fomentar el desarrollo también de ciudades pequeñas, intermedias y medianas que se presentan como potenciales economías urbanas.
* De acuerdo a datos de la Encuesta Continua de Hogares (EPH) de 2016, la población de Paraguay era de 6.854.502 personas, de este total, el 61%, más de 4.174.000 individuos, viven en zonas urbanas y el restante, 39%, aproximadamente 2.679.000 entre hombres y mujeres, habitan en zonas rurales.
* El fenómeno urbano se da, generalmente, a través de un proceso de industrialización, de concentración de inversiones en una zona que permite el empleo, provocando el crecimiento de la población que demanda más servicios públicos y que deben ser financiados con el aporte de estos.
* A diferencia de Brasil y Argentina, en Paraguay no se aplicaron políticas de sustitución de importaciones que llevaron a los mencionados países a un gran desarrollo industrial y, por lo tanto, a la salarización, generación de mano de obra y mayor dinamismo de sus economías urbanas.