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Los negociadores europeos, quienes aparentan no tener prisa, afirman que las conversaciones en torno a las concesiones tomarán más tiempo. El acuerdo entre estos dos bloques parece no encontrar la coyuntura propicia desde hace dos décadas.
Las negociaciones para un acuerdo comercial entre el Mercosur y la UE se vuelven interminables. Las exigencias de uno y otro lado no vislumbran concesiones fáciles de las partes.
De un lado, el nivel de apertura del mercado europeo exigido por el Mercosur para sus productos agropecuarios sigue teniendo la oposición de Francia e Irlanda, principalmente, los países más defensivos en esta materia. De otro lado, las exigencias europeas para sus manufacturas, servicios y compras gubernamentales encuentran resistencia en el Mercosur, principalmente del Brasil.
En la cumbre del Mercosur llevada a cabo en Asunción a mediados de junio de este año, el canciller uruguayo expresó que “… hoy estamos más cerca de un quiebre, de un fracaso...”, refiriéndose a las perspectivas de un acuerdo entre ambos bloques. Por otro lado, en una reunión entre empresarios y autoridades económicas de Brasil y Alemania, a fines de junio, uno de los secretarios de Estado de este último país se mostró pesimista sobre el cierre del acuerdo Mercosur-UE en julio de este año. Afirmó que el Brasil tiene elecciones en el segundo semestre del año y que Alemania debe atender otros temas prioritarios en los siguientes meses.
Luego de veinte años de infructuosos intentos por cerrar un acuerdo, resulta oportuno un repaso de los números de comercio e inversión entre el Mercosur y la UE.
Ningún país del bloque en la lista
De acuerdo con las estadísticas oficiales de la UE (Eurostat), ningún país del Mercosur aparece en 2016 entre los diez principales mercados de destino de sus exportaciones de bienes y Brasil figura en décimo lugar entre los países de origen de sus importaciones. El 65% de las importaciones europeas desde el Mercosur consistió en commodities agrícolas, con bajo valor de procesamiento industrial, mientras que el 70% de las exportaciones europeas al Mercosur estaba constituido por productos químicos y farmacéuticos, más maquinarias y equipos de transporte.
Por otro lado, el Brasil aparece en el duodécimo lugar (12) como comprador del 2% de los servicios que Europa exporta al resto del mundo y Argentina en un distante vigésimo cuarto lugar (24) con apenas 0,6%.
Sin embargo, la UE es uno de los principales socios comerciales del Mercosur, constituyendo el tercer mercado más importante de sus exportaciones y el segundo origen de sus importaciones en 2017.
Cabe notar que, luego de ser superavitaria desde 2006 hasta 2011, la balanza comercial del Mercosur con la UE se volvió deficitaria desde 2012 hasta 2016. Este comportamiento de los flujos comerciales entre ambos bloques coincide con el auge de los precios internacionales de los commodities (2006-2012) y su posterior estancamiento (Eurostat).
Al examinar las corrientes de capital se observa que en el año 2015 el Brasil se constituía en el sexto mayor receptor de la inversión extranjera directa (IED) europea, con una participación de casi 5% del total de la misma, por encima de Japón, Rusia y China.
Mercosur es para UE un actor comercial de primer orden
Estos números indican que la importancia del Mercosur para la UE pasa más por la inversión que las empresas europeas pueden realizar en nuestra región que por los flujos comerciales entre ambos bloques. En cambio, la UE es para el Mercosur un actor comercial de primer orden, tanto como mercado de destino de sus exportaciones como de origen de sus importaciones. Siempre se argumenta que existe el interés político, en ambos lados del Atlántico, de que finalmente el acuerdo Mercosur-UE se concrete. Sin embargo, no queda claro si el interés económico, principalmente comercial, tiene el mismo peso en uno y otro bloque.
La UE celebró acuerdos comerciales con México y con varios países del Pacífico sudamericano (Chile, Perú, Ecuador, Colombia) y de América Central. Es evidente que para estos acuerdos primó un fuerte interés político de los europeos. Estos países tampoco figuran entre los principales socios comerciales de la UE, pero le ofrecen una oportunidad para ampliar su oferta exportable sin que el mercado interno europeo se encuentre con competidores formidables.
El caso del Mercosur es diferente, pues se trata de la segunda región más competitiva del mundo en producción y exportación de commodities agrícolas. Por tanto, también serán mayores las exigencias de apertura de nuestros mercados a los rubros europeos más competitivos.
Sin embargo, en la coyuntura actual Europa mira más hacia el Asia y el Pacífico en materia de acuerdos comerciales, está más preocupada en resolver sus problemas internos (migraciones, tendencias políticas antieuropeístas en su seno, etc.) y más interesada en cómo hacer frente al proteccionismo de Estados Unidos y al avance de las inversiones chinas.
Así, la espera se hace larga y genera dudas sobre la calidad del acuerdo al que se llegaría alguna vez entre ambas partes.
* Director Cadep.