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Rogelio Careaga
Las proyecciones del comportamiento de la economía global, para este y el año próximo, no son alentadoras. Se espera una disminución del ritmo de crecimiento global especialmente en Europa y Estados Unidos, pero también en China, en otros países asiáticos y en el Brasil. El conocido banco, Morgan Stanley, en un informe publicado el día jueves 18 del corriente disminuyó su estimación de crecimiento global para el año próximo de 4,5% a 3,8%. Y el Deutsche Bank espera un crecimiento de la economía China inferior al 9%. El aumento de la inflación en China requiere la aplicación de medidas contractivas. En Europa, según autoridades económicas, el ritmo de crecimiento de los países de la zona del euro será lento y la inflación será baja. De hecho, el ritmo de crecimiento de la economía alemana, la más dinámica de Europa, ha disminuido sustancialmente. En el segundo trimestre de este año fue de 0,1%. Este panorama requiere decisiones de política económica del más alto nivel.
Presiones contradictorias
Sin embargo, los políticos deben navegar entre presiones contradictorias. El dilema que enfrentan es que para ser reelectos deben adoptar políticas económicas populares, pero que tendrán efectos opuestos a los deseados. Los efectos de las políticas económicas no se manifiestan inmediatamente y su aparición no siempre coincide con los ciclos electorales. En los Estados Unidos, el lento crecimiento económico, el alto nivel de desempleo y el peligro de entrar nuevamente en recesión requieren una política de aumento del gasto público, pero el partido Republicano se opone. El mismo ha sido secuestrado por un movimiento de extrema derecha denominado "Tea Party", seguramente para establecer un paralelo con la rebelión de los colonos de Massachusetts, en 1773, contra los impuestos y restricciones al comercio aplicados por la corona británica, conocida como "Boston Tea Party".
El actual movimiento Tea Party insiste en limitar el papel del estado en la economía, en recortar el gasto público, en asegurar el equilibrio presupuestario mediante una enmienda constitucional, y en disminuir la deuda del Gobierno federal. Se opone a todo aumento de impuestos como método para reducir el déficit fiscal y la deuda pública. Así pues los políticos, republicanos o demócratas, que están a favor del aumento del gasto público, se exponen a una concertada oposición del movimiento Tea Party, y corren el riesgo de ser derrotados en las elecciones.
Diferentes preferencias
En Europa, Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), seguramente porque debe manejarse entre las presiones y diferentes preferencias de los gobiernos de los países pertenecientes a la zona del euro, se ha mostrado un tanto tímido cuando las circunstancias requieren audacia. La política monetaria del BCE pudo y puede ser más expansiva, ya que sería prudente asegurar que el sistema financiero cuente con suficiente liquidez. Los bancos europeos se hallan en situación precaria debido a que están expuestos a los riesgos que representan los créditos otorgados a Grecia, Portugal e Irlanda y a los elevados niveles de deuda pública de Italia y España. Estos países corren el riesgo de no poder obtener nuevos créditos a intereses razonables o de renovar los existentes. Otra dificultad de los bancos europeos es que no están adecuadamente capitalizados.
Lo llamativo es que a pesar de la difícil situación por la que atraviesan las economías y bancos de varios países europeos, el BCE no redujo la tasa de interés lo suficiente. Es cierto que decidió realizar compras de bonos del estado de Italia y España por valor de 22.000 millones de Euros, pero esa suma fue considerada exigua por los mercados financieros.
Falta de confianza
La falta de confianza de los mercados en la capacidad de los gobernantes europeos de adoptar políticas eficaces y en la fortaleza de los bancos se ha visto reflejada en la caída drástica del valor de las acciones de los más prominentes, como el Commerzbank, de Alemania; el Societé Generale yel Credit Agricole, de Francia; el Unicredit, de Italia; el Santander y BBVA de España, entre otros. Las acciones del Commerzbank han perdido el 57,3% de su valor en lo que va del año y las del Societe Generale el 46,2% y es probable que sigan cayendo. En el caso de los EE.UU. existe consenso con respecto a la necesidad de reducir el nivel de la deuda del gobierno federal, pero los diputados y senadores del Partido Republicano, sometidos a la presión del movimiento Tea Party, insisten en que la reducción se realice en forma drástica y a corto plazo. La postura intransigente de dicho movimiento respecto del recorte del gasto público y del equilibrio presupuestario obligatorio por mandato constitucional y la gran influencia que ejercen sobre diputados y senadores se puso de manifiesto recientemente en las negociaciones para elevar el techo de la deuda pública. Las negociaciones se prolongaron innecesariamente por meses y causaron gran daño en la confianza de la población en la capacidad de los políticos para gobernar. Cabe resaltar que en años previos, la aprobación de la cámara de diputados y del Senado para elevar el techo de la deuda era una cosa de rutina pues la autorización no es para realizar nuevos gastos sino para cubrir los gastos ya presupuestados y para cumplir los compromisos contraídos.
En Europa, consensuar medidas económicas es más complicado que en los Estados Unidos porque las negociaciones se llevan a cabo entre gobernantes de países soberanos quienes deben responder a las diferentes expectativas de sus ciudadanos. Por ejemplo, la canciller alemana, Angela Merkel está consciente de que el contribuyente alemán no quiere hacerse cargo del pago de la deuda de otros países. No fue nada fácil crear un fondo común de rescate de países con problemas de deuda excesiva.
La reciente reunión entre Merkel y el Presidente de Francia, Nicolás Sarkozy parece no haber sido muy productiva. No hubo anuncios que podrían ser considerados sustanciales. Al contrario, la idea de imponer un impuesto a las transacciones financieras, anunciada después de la reunión, no es precisamente lo que esperaban los mercados financieros. Conviene recordar, sin embargo, que los mercados, tarde o temprano, obligan a los gobiernos a enfrentar la realidad y a adoptar medidas que por lo general no son populares.
Conclusión
El elevado nivel de desempleo y la lenta recuperación económica en los EE.UU. y los problema de la deuda de países europeos, la fragilidad de sus bancos y la proyección de un menor ritmo de crecimiento económico requieren medidas que estimulen la actividad económica. Estas pueden ser monetarias o fiscales. En los EE.UU. la política monetaria ha sido utilizada al máximo y es poco probable que la adopción de medidas adicionales sea efectiva. En los Estados Unidos hay suficiente liquidez y la tasa de interés de referencia se ubica entre cero y un cuarto de uno por ciento. Es decir, la economía se halla en lo que los economistas keynesianos llaman "la trampa de liquidez" en la que la política monetaria deja de ser efectiva. En vista de la inefectividad de la política monetaria, se debe recurrir a la política keynesiana de aumento del gasto del Estado para suplir la falta de inversiones del sector privado y compensar la caída del gasto del consumidor. Pero el deseo de los políticos de ser reelectos y la consecuente necesidad de complacer a las masas que, en su ignorancia, exigen la reducción del gasto público en el momento menos oportuno, hace que resulte difícil, sino imposible, implementar políticas fiscales deficitarias conducentes a elevar la demanda agregada y el empleo. La salida de dicha encrucijada podría ser una reducción de impuestos, pero esta medida al igual que el aumento del gasto público resulta en el aumento del déficit fiscal, por lo menos hasta tanto aumenten el crecimiento y la recaudación. La peor salida de la encrucijada sería reducir el gasto público sin disminuir los impuestos. Así pues, lo óptimo desde el punto de vista económico no siempre es políticamente viable.
Bancos
Los bancos europeos están en situación precaria porque están expuestos a los riesgos que surgen de créditos otorgados a Grecia.
Fondo
No fue nada fácil crear un fondo común de rescate de países con problemas de deuda excesiva en la zona de la Unión Europea.
Keynes
Se debe recurrir a la política keynesiana de aumento del gasto del Estado para suplir la falta de inversiones del sector privado.
Caída
La falta de confianza de los mercados se ha visto reflejada en la caída drástica del valor de las acciones de los más prominentes.
PhD en Economía,
Universidad de Stanford
Las proyecciones del comportamiento de la economía global, para este y el año próximo, no son alentadoras. Se espera una disminución del ritmo de crecimiento global especialmente en Europa y Estados Unidos, pero también en China, en otros países asiáticos y en el Brasil. El conocido banco, Morgan Stanley, en un informe publicado el día jueves 18 del corriente disminuyó su estimación de crecimiento global para el año próximo de 4,5% a 3,8%. Y el Deutsche Bank espera un crecimiento de la economía China inferior al 9%. El aumento de la inflación en China requiere la aplicación de medidas contractivas. En Europa, según autoridades económicas, el ritmo de crecimiento de los países de la zona del euro será lento y la inflación será baja. De hecho, el ritmo de crecimiento de la economía alemana, la más dinámica de Europa, ha disminuido sustancialmente. En el segundo trimestre de este año fue de 0,1%. Este panorama requiere decisiones de política económica del más alto nivel.
Presiones contradictorias
Sin embargo, los políticos deben navegar entre presiones contradictorias. El dilema que enfrentan es que para ser reelectos deben adoptar políticas económicas populares, pero que tendrán efectos opuestos a los deseados. Los efectos de las políticas económicas no se manifiestan inmediatamente y su aparición no siempre coincide con los ciclos electorales. En los Estados Unidos, el lento crecimiento económico, el alto nivel de desempleo y el peligro de entrar nuevamente en recesión requieren una política de aumento del gasto público, pero el partido Republicano se opone. El mismo ha sido secuestrado por un movimiento de extrema derecha denominado "Tea Party", seguramente para establecer un paralelo con la rebelión de los colonos de Massachusetts, en 1773, contra los impuestos y restricciones al comercio aplicados por la corona británica, conocida como "Boston Tea Party".
El actual movimiento Tea Party insiste en limitar el papel del estado en la economía, en recortar el gasto público, en asegurar el equilibrio presupuestario mediante una enmienda constitucional, y en disminuir la deuda del Gobierno federal. Se opone a todo aumento de impuestos como método para reducir el déficit fiscal y la deuda pública. Así pues los políticos, republicanos o demócratas, que están a favor del aumento del gasto público, se exponen a una concertada oposición del movimiento Tea Party, y corren el riesgo de ser derrotados en las elecciones.
Diferentes preferencias
En Europa, Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), seguramente porque debe manejarse entre las presiones y diferentes preferencias de los gobiernos de los países pertenecientes a la zona del euro, se ha mostrado un tanto tímido cuando las circunstancias requieren audacia. La política monetaria del BCE pudo y puede ser más expansiva, ya que sería prudente asegurar que el sistema financiero cuente con suficiente liquidez. Los bancos europeos se hallan en situación precaria debido a que están expuestos a los riesgos que representan los créditos otorgados a Grecia, Portugal e Irlanda y a los elevados niveles de deuda pública de Italia y España. Estos países corren el riesgo de no poder obtener nuevos créditos a intereses razonables o de renovar los existentes. Otra dificultad de los bancos europeos es que no están adecuadamente capitalizados.
Lo llamativo es que a pesar de la difícil situación por la que atraviesan las economías y bancos de varios países europeos, el BCE no redujo la tasa de interés lo suficiente. Es cierto que decidió realizar compras de bonos del estado de Italia y España por valor de 22.000 millones de Euros, pero esa suma fue considerada exigua por los mercados financieros.
Falta de confianza
La falta de confianza de los mercados en la capacidad de los gobernantes europeos de adoptar políticas eficaces y en la fortaleza de los bancos se ha visto reflejada en la caída drástica del valor de las acciones de los más prominentes, como el Commerzbank, de Alemania; el Societé Generale yel Credit Agricole, de Francia; el Unicredit, de Italia; el Santander y BBVA de España, entre otros. Las acciones del Commerzbank han perdido el 57,3% de su valor en lo que va del año y las del Societe Generale el 46,2% y es probable que sigan cayendo. En el caso de los EE.UU. existe consenso con respecto a la necesidad de reducir el nivel de la deuda del gobierno federal, pero los diputados y senadores del Partido Republicano, sometidos a la presión del movimiento Tea Party, insisten en que la reducción se realice en forma drástica y a corto plazo. La postura intransigente de dicho movimiento respecto del recorte del gasto público y del equilibrio presupuestario obligatorio por mandato constitucional y la gran influencia que ejercen sobre diputados y senadores se puso de manifiesto recientemente en las negociaciones para elevar el techo de la deuda pública. Las negociaciones se prolongaron innecesariamente por meses y causaron gran daño en la confianza de la población en la capacidad de los políticos para gobernar. Cabe resaltar que en años previos, la aprobación de la cámara de diputados y del Senado para elevar el techo de la deuda era una cosa de rutina pues la autorización no es para realizar nuevos gastos sino para cubrir los gastos ya presupuestados y para cumplir los compromisos contraídos.
En Europa, consensuar medidas económicas es más complicado que en los Estados Unidos porque las negociaciones se llevan a cabo entre gobernantes de países soberanos quienes deben responder a las diferentes expectativas de sus ciudadanos. Por ejemplo, la canciller alemana, Angela Merkel está consciente de que el contribuyente alemán no quiere hacerse cargo del pago de la deuda de otros países. No fue nada fácil crear un fondo común de rescate de países con problemas de deuda excesiva.
La reciente reunión entre Merkel y el Presidente de Francia, Nicolás Sarkozy parece no haber sido muy productiva. No hubo anuncios que podrían ser considerados sustanciales. Al contrario, la idea de imponer un impuesto a las transacciones financieras, anunciada después de la reunión, no es precisamente lo que esperaban los mercados financieros. Conviene recordar, sin embargo, que los mercados, tarde o temprano, obligan a los gobiernos a enfrentar la realidad y a adoptar medidas que por lo general no son populares.
Conclusión
El elevado nivel de desempleo y la lenta recuperación económica en los EE.UU. y los problema de la deuda de países europeos, la fragilidad de sus bancos y la proyección de un menor ritmo de crecimiento económico requieren medidas que estimulen la actividad económica. Estas pueden ser monetarias o fiscales. En los EE.UU. la política monetaria ha sido utilizada al máximo y es poco probable que la adopción de medidas adicionales sea efectiva. En los Estados Unidos hay suficiente liquidez y la tasa de interés de referencia se ubica entre cero y un cuarto de uno por ciento. Es decir, la economía se halla en lo que los economistas keynesianos llaman "la trampa de liquidez" en la que la política monetaria deja de ser efectiva. En vista de la inefectividad de la política monetaria, se debe recurrir a la política keynesiana de aumento del gasto del Estado para suplir la falta de inversiones del sector privado y compensar la caída del gasto del consumidor. Pero el deseo de los políticos de ser reelectos y la consecuente necesidad de complacer a las masas que, en su ignorancia, exigen la reducción del gasto público en el momento menos oportuno, hace que resulte difícil, sino imposible, implementar políticas fiscales deficitarias conducentes a elevar la demanda agregada y el empleo. La salida de dicha encrucijada podría ser una reducción de impuestos, pero esta medida al igual que el aumento del gasto público resulta en el aumento del déficit fiscal, por lo menos hasta tanto aumenten el crecimiento y la recaudación. La peor salida de la encrucijada sería reducir el gasto público sin disminuir los impuestos. Así pues, lo óptimo desde el punto de vista económico no siempre es políticamente viable.
Bancos
Los bancos europeos están en situación precaria porque están expuestos a los riesgos que surgen de créditos otorgados a Grecia.
Fondo
No fue nada fácil crear un fondo común de rescate de países con problemas de deuda excesiva en la zona de la Unión Europea.
Keynes
Se debe recurrir a la política keynesiana de aumento del gasto del Estado para suplir la falta de inversiones del sector privado.
Caída
La falta de confianza de los mercados se ha visto reflejada en la caída drástica del valor de las acciones de los más prominentes.
PhD en Economía,
Universidad de Stanford