Los impactos negativos de la asimetría en Itaipú Binacional

La relación entre los socios condóminos en Itaipú es totalmente asimétrica. El Estatuto del año 1995, decidido por ambos Gobiernos el 21 de diciembre de 1995, que proponía una reciprocidad más equitativa, fue aprobada por el Congreso paraguayo pero no por el Congreso brasileño, por lo que se decidió seguir con el desigual Estatuto de 1986.

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En el Anexo “A” o Estatuto de 1986, las principales direcciones del Directorio Ejecutivo, la Técnica y la Financiera, siguen desde 1973 a cargo de la margen izquierda. El director técnico ejecutivo es el responsable de la conducción del proyecto, construcción de las obras y operación de las instalaciones (Artículo 18º), mientras que el director financiero ejecutivo es el responsable de la ejecución de la política económica-financiera, de abastecimientos y de compras (Artículo 21º). El desenvolvimiento de Itaipú Binacional se centra en esas direcciones.

La cogestión paritaria o entre iguales nunca se dio en Itaipú. Todo intento para lograrlo fue obstaculizado por el socio condómino y la notoria debilidad de los funcionarios paraguayos. Los brasileños deciden en la entidad binacional cuánta cantidad de energía se va a producir, realizan unilateralmente su medición, establecen el monto y el financiamiento de la deuda, etc. Por medio de la Dirección Financiera Ejecutiva, bajo su control, se aseguran de que la Eletrobrás reciba puntualmente los pagos que, según ellos, sigue adeudando Itaipú. Al manejar la iniciativa, controlan la usina hidroeléctrica como sus únicos propietarios.

Un ejemplo de inequidad se puede observar en la distribución de la energía adicional a la garantizada, una energía barata. Es la diferencia entre 75.134.000 de megavatios hora (MWh) y la realmente producida.

El Tratado de Itaipú establece claramente que la energía “será dividida en partes iguales entre los dos países…” (Artículo XIII). No obstante, la energía adicional a la garantizada, desde el año 2002, es distribuida en proporción a la potencia contratada.

Según datos del Suplemento Económico del diario ABC Color del 26 de agosto del corriente año, en el año 2011 la usina hidroeléctrica generó 92.523.000 MWh de electricidad dividida en 75.134.000 MWh de energía garantizada y 17.389.000 de energía adicional a la garantizada. El costo de servicio de electricidad alcanzó US$ 3.384.400.000.

Si la energía adicional a la garantizada en el año 2011 fue 75.134.000 megavatios hora (MWh) y la adicional 17.389.000 MWh, aplicando la arbitraria proporción, 12.871.000 MWh fue derivada a la margen izquierda y el resto, 4.518.000 MWh, a la margen derecha.

La energía adicional a la garantizada es una energía sumamente barata, unos US$ 5,36 el MWh, y la energía garantizada notablemente más cara, unos US$ 45,37. Si la ANDE, como corresponde en derecho, pudiera adquirir el 50% de la energía adicional, la entidad estatal disminuiría notablemente la cifra que anualmente abona por la compra de electricidad de Itaipú y la población paraguaya sería la principal beneficiaria.

La ANDE, según los datos, abonó en el año 2011 por 9.036.000 MWh (4.518.000 MWh de energía garantizada y 4.518.000 MWh de energía no garantizada) unos US$ 233.640.000.

De haber podido adquirir la mitad de la energía adicional a la garantizada, o sea 8.694.000 MWh, a una tarifa reducida (le haría falta para completar el paquete apenas 341.500 MWh de energía garantizada), el costo abonado a Itaipú sería solamente US$ 62.745.222. Una abismal diferencia de unos US$ 170.894.775.

Para justificar esta injusta asimetría, sustentada en la abusiva diferencia de magnitudes y no en el cumplimiento del acuerdo pactado –como en el Mercosur– el discurso oficial citaba como argumentos: 1) El Paraguay solo puso el agua; 2) El emprendimiento binacional fue financiado por el socio como gesto solidario sacrificando otras opciones autónomas; 3) La seguridad nacional quedaría gravemente comprometida como consecuencia de la defensa de los intereses nacionales no coincidentes con la Otra Alta Parte Contratante; 4) Es una obra patriótica del Gobierno nacional, etc.

Todas mentiras. El Brasil no tenía otra mejor opción para resolver su creciente demanda energética que asociarse forzosamente con Paraguay. Era imposible desviar el río para evitar la participación paraguaya, jurídicamente no cabía el aprovechamiento unilateral del río Paraná.

Itaipú financió la obra y como era impensable el sostenido desarrollo brasileño sin la gran usina su Gobierno tuvo que respaldar la inversión, de particular beneficio para la Eletrobrás, que en vez de aportes como dice el tratado, hizo préstamos usurarios que le producen hasta ahora siderales ganancias.

El Paraguay fuera de sus previsiones se convirtió en socio obligado del Brasil. La obra del siglo, según la perorata de los negociadores paraguayos del entreguista Tratado de 1973, es aprovechada por la margen derecha en menos de una décima parte.

Sin lugar a dudas “una victoria bien brasileña” como lo anticipara el periodista Murilo Melo Filho el 12 de mayo de 1973.

Igualdad. El Tratado de Itaipú establece claramente que la energía “será dividida en partes iguales entre los dos países”.

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