Logros y avances en ciencia y tecnología: el rol de los investigadores y científicos en el desarrollo del país

La economía suele presentarse de forma impersonal, en que los sectores productivos parecen funcionar con una lógica establecida y mecánica que se repite sistemáticamente. Sin embargo, las actividades productivas, las finanzas y los servicios requieren la participación de actores muy diversos, entre ellos los investigadores y científicos de los diferentes campos. En efecto, la participación del conocimiento y la tecnología en los distintos ámbitos de la economía es significativamente mayor hoy que hace unas décadas, tanto en el sector primario como en el industrial y el de los servicios.

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Como resultado del rezago de la investigación, especialmente la aplicada, varias tecnologías han seguido siendo aplicadas en el país sin que se incorporaran variables “locales”, es decir aquellas condiciones que deben será adaptadas y apropiadas a las características climáticas, ambientales y de los materiales del país. De igual forma se ha logrado vencer el mito de la investigación complicada, cara e inútil, gracias a la formación, mediante programas de becas e intercambios de jóvenes investigadores en los diferentes campos, que han logrado crear conocimiento útil, barato y sencillo, mostrando el camino para nuevas investigaciones que respondan directamente a los desafíos de este periodo histórico, e inclusive, incorporando una visión prospectiva hacia el futuro.

El progreso de los últimos años ha reducido de forma drástica los problemas de adaptación a las condiciones locales. No debe olvidarse la opinión de un prestigioso sociólogo que visitó Paraguay en la década de 1970, señalando que nuestro país era “un cementerio de las teorías”, indicando la dificultad y distancias entre los esquemas de interpretación teórica, generados casi siempre en el extranjero, y lo encontrado en los trabajos de campo, abriéndose terreno a una suerte de exotismo y particularismo científico que a su vez reforzaba el aislamiento del país.

La contribución de las ciencias al progreso socioeconómico no suele ser visualizado fácilmente, puesto que la innovación científica y tecnológica, aunque forman parte de casi la totalidad de las cadenas de valor del país, no aparecen como significativas, puesto que se insiste más en el producto final y en la exportación, que en los primeros eslabones. A modo de ejemplo, la investigación en el área de las ingenierías sobre los diferentes tipos de suelos y sobre la reacción y comportamiento de los distintos materiales (arena, cemento, asfalto, pedregullo) han permitido que modelos mundiales y regionales logren mayor eficiencia en el país, dando como resultado rutas e infraestructuras más baratas, seguras y duraderas.

Otro ejemplo es el mejoramiento y adaptación de la semilla para algún cultivo agrícola, que es el resultado directo de la investigación científica, así como de la innovación tecnológica, desarrollada por investigadores de diferentes campos de la ciencia y de distintas instituciones, que finalmente tiene un impacto deseado y positivo en la economía sectorial de la agricultura, al mejorar el rendimiento por ejemplo, y consecuentemente, en el resto de la economía.

En el campo de las ciencias médicas, la investigación tiene un impacto también significativo, puesto que cada avance en la lucha contra alguna enfermedad, o el mejoramiento en algún tratamiento mejora no solo la calidad de vida de la población sino sobre todo aumenta la productividad de los agentes económicos puesto que estos se enferman menos y se curan más rápido.

En cuanto a las ciencias sociales, el aporte de las investigaciones radica en la comprensión de fenómenos vinculados al comportamiento social, cuyos resultados alimentan y brindan orientaciones a las políticas públicas de reducción de la pobreza y de la inclusión social.

El progreso socioeconómico se encuentra entonces en profunda y estrecha vinculación con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, en que los investigadores y científicos tienen la enorme responsabilidad de acompañar el avance de la economía y de la sociedad mediante la construcción de conocimiento útil, relevante y oportuno. Definitivamente, la ciencia en Paraguay se asocia y responde a las demandas principales de la sociedad.

- El primer desafío: la construcción de indicadores de ciencia y tecnología

Uno de los primeros pasos necesarios para instalar, fortalecer y desarrollar la ciencia y la tecnología ha sido la elaboración de indicadores específicos que permitan monitorear el desempeño de cada una de las acciones y áreas temáticas. Paraguay ya dispone de una línea de base para medir los avances y progresos en ciencia y tecnología. Mediante la realización de encuestas y actualizaciones, el Conacyt ha logrado disponer de información oportuna y relevante sobre instituciones que realizan actividades de ciencia y tecnología, cantidad y caracterización de investigadores, recursos financieros destinados, distribución espacial, cantidad y características de publicaciones científicas, entre otras. Estos datos no solo han posibilitado una descripción y comprensión del sector, sino también han mostrado las debilidades y oportunidades para las próximas políticas públicas. Desde este contexto deben entenderse casi todos los programas del Conacyt, que responden a una suerte de diagnóstico y líneas de acción surgidos, adaptados y monitoreados a partir del establecimiento de los indicadores de ciencia y tecnología.

Las universidades, los centros de investigación privados y otras instituciones, han experimentado un crecimiento muy significativo en casi todas las variables estudiadas. Al observar la distribución porcentual de inversiones en actividades de ciencia y tecnología en el país se observa una muy alta participación del sector agrícola, que incluye a la agricultura y la ganadería, coincidiendo en gran parte con la matriz productiva y de generación de riqueza del país.

- El Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (Pronii)

Uno de los objetivos del Programa Nacional de Incentivos a los Investigadores ha sido conocer la cantidad de investigadores, el perfil académico y el ámbito institucional de actuación científica de los mismos. El programa se orienta principalmente a establecer un registro, evaluación, categorización y seguimiento de los investigadores, así como el pago de incentivos en metálico para el desarrollo de las actividades científicas y tecnológicas. En una doble lectura, los incentivos financieros a los investigadores consistieron tanto en un reconocimiento como un poderoso factor de motivación y superación. En cuanto al reconocimiento, una buena cantidad de investigadores paraguayos son más reconocidos en el extranjero, especialmente en los países y universidades donde realizaron sus estudios de posgrados (maestrías y doctorados), que en nuestro país, cuya estructura de valores y mecanismos de ascensión social no suelen requerir de conocimientos académicos ni tecnologías muy sofisticadas.

El Programa Nacional de Incentivo al Investigador – Pronii es financiado por el programa Prociencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) con recursos del Fondo para la Excelencia de la Educación e Investigación – FEEI del Fonacide.

Desde el año 2011 existen cuatro categorías de investigadores en función al nivel de aporte a la ciencia, la trayectoria, las publicaciones, la adscripción institucional y así como a la capacidad de formar nuevos investigadores y disponer de líneas de pesquisa definidas. La categoría más alta es la de Investigador Nivel III, seguida por la de Nivel II y Nivel I, mientras que la categoría Candidato a investigador es el escalafón inicial. De esta forma, Paraguay se posiciona a niveles y con modelos semejantes de evaluación y formalización de la carrera de investigación que existen en otros países. Por ejemplo, en Uruguay, la clasificación de los investigadores se organiza como investigadores Grado 1 al Grado 5.

Un detalle no menor es la mayor cantidad de mujeres investigadoras y científicas categorizadas en el Pronii, especialmente en los primeros niveles, lo que demuestra una decidida participación de las mujeres jóvenes y la determinación de elegir la investigación científica y tecnológica como “carrera con futuro”.

El número de investigadores del Pronni se viene incrementando de forma sostenida en los últimos años, instalando en el ambiente académico y científico la práctica sana y deseable de la producción científica: artículos, libros, patentes, presentaciones en congreso, haciendo que Paraguay pase de cementerio a espacio de oportunidades insospechadas para la experimentación, análisis, prueba y generación de nuevas teorías.

Existen aún varios desafíos para reforzar, afianzar y expandir las actividades científicas en el país. Por una parte, los investigadores paraguayos deben contar con las mejores condiciones personales, institucionales y materiales para generar mayor conocimiento. En este sentido se precisa también que el conjunto de la sociedad, y especialmente las autoridades comprendan el aporte y la significación de las actividades científicas al país.

Si en la década de 1990 y 2000 se insistía en mejorar la educación en general y especialmente en los niveles iniciales, es seguro que en la segunda mitad de la presente década y sobre todo en la siguiente, la investigación y la innovación, en los campos que sean, se convertirán no solo en nuevos artículos científicos, libros o congresos, sino en vectores de crecimiento económico nacional.

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