Lo perfecto es enemigo de lo bueno

Lo perfecto no existe, todo es perfectible desde el momento en que los seres humanos podemos mejorar y aprender todo el tiempo, sin embargo, en la búsqueda constante de la excelencia hay personas que se confunden y dejan de accionar en espera de estar seguros de que lo van a hacer con un resultado perfecto cuando estén debidamente preparados.

Cargando...

Así, existen jóvenes universitarios que no se atreven a rendir exámenes por temor a que sus promedios bajen o emprendedores que tienen un proyecto maravilloso pero, ante el riesgo que deben asumir, prefieren no intentarlo. Podría seguir dando ejemplos, incluso de la vida personal y familiar, pero lo destacable es que el único que no se equivoca es quien no hace nada.

Mientras estés vivo

Esperando el momento perfecto, a la persona perfecta, el trabajo perfecto, la profesión perfecta, la familia perfecta, el amigo perfecto, el negocio perfecto o el viaje perfecto simplemente se te va a la vida sin que hagas nada, o sintiéndote solo porque no te das permiso de disfrutar de lo bueno que haces, de lo que ya tienes o de valorar lo bueno de las personas que te rodean.

Voltaire acuño la frase “lo perfecto es enemigo de lo bueno” refiriéndose a que es preferible avanzar haciendo cosas con un buen resultado en un tiempo razonable antes que dedicar a una tarea un tiempo excesivo esperando alcanzar un resultado perfecto, incluso a riesgo de que el logro sea a destiempo o que involucre pérdidas mayores, por eso siempre debemos verificar el costo-oportunidad entre lo que producimos y lo que nos ha significado alcanzarlo.

Desde luego que es altamente positiva la búsqueda de la excelencia en todas las tareas importantes que emprendemos, los detalles de atención y calidad son apreciados a través de nuestro trabajo, los mismos constituyen nuestra forma de presentarnos e interactuar con el mundo que nos rodea, por lo tanto habla claramente de nosotros mismos, diciéndoles a los demás quiénes somos, cómo somos y qué podemos aportar.

Además, la competencia nos impulsa a conocer nuevos límites y nos permite estar siempre indagando la mejor manera de destacarnos entre el montón, pero, entonces, es distinto el concepto de la perfección al de una permanente búsqueda de la excelencia.

Un chequeo permanente a lo que hacemos y al cómo lo hacemos nos permite incorporar cambios de mejora continua, pero no debemos dejar de observar el punto de equilibrio que debe existir entre la calidad del producto o servicio y la dedicación.

Con calidad me refiero al resultado esperado, el cuál debe ser mínimamente bueno como para representar adecuadamente a tu persona, pero lo ideal es que sea suficientemente excelente como para destacarte de los demás y diferenciarte de la competencia.

La dedicación es el tiempo y el esfuerzo suficiente para conseguir el resultado buscado. Ambos conceptos (calidad y dedicación) deben ser analizados por cada persona acorde a la labor que está realizando, pues debemos ser capaces de aumentarlo o disminuirlo en función a la importancia que le damos a cada tarea.

Obsesión

Una persona perfeccionista está obsesionada con el resultado perfecto y se exige sobremanera para conseguir logros sobresalientes en todos los aspectos de su vida, lo cual también puede llevarle a exigir lo mismo a quienes le rodean, esto probablemente le traiga consecuencias negativas tanto a nivel laboral como personal y familiar, dañando relaciones que podrían ser muy satisfactorias si se tuviera una mirada distinta.

La búsqueda obsesiva de la perfección produce varias consecuencias negativas, solo por citar algunas de ellas son:

Tiempo: en toda tarea hay un momento en que un mayor tiempo y esfuerzo solo aporta mejoras mínimas. Saber identificar ese momento es clave para dar por concluida la labor y pasar a dedicar la atención y capacidad a otra tarea. Una persona obsesiva con el trabajo perfecto podría estar descuidando su vida personal por causa de no poder cortar su rutina laboral trasladando a la casa los problemas y el estrés que las tareas le ocasionan, en algunos casos esto se observa en los temas de conversación, en otras sencillamente cuando la persona se queda hasta muy tarde en la oficina o lleva el trabajo a la casa.

Aburrimiento: estar todo el tiempo concentrado en la misma labor sin lograr finiquitar el trabajo termina por aturdir, estresar y aburrir mucho. Nuestra mente necesita de estímulos y desafíos para estar despierta y ser productiva. Esto incluso lo podemos observar en una relación de pareja que permanentemente discute por lo mismo y cada discusión es un cúmulo de historia repetida, sin duda ese camino solo lleva al fastidio y la mente queda embotada e incapaz de crear nuevas respuestas. En el campo laboral, aunque decidas dividir la tarea en periodos de tiempo, cuando vuelvas sobre el mismo planteamiento tu mente boicoteará tu acción disminuyendo tu capacidad de concentración.

Energía: tratar de seguir mejorando lo inmejorable genera un desgaste enorme. Pedir ayuda y escuchar la opinión y visión de otras personas podría ayudar. Pero, cuando uno es testarudo y perfeccionista, rara vez acepta que otra persona pueda tener la razón o sea capaz de colaborar con un mejor resultado a tu propia creación, entonces ese desgaste mental y físico irremediablemente afecta a la productividad. La creatividad necesita claridad de mente, frescura y libertad. La búsqueda de la perfección ahoga a la creatividad.

Otras tareas: mientras dedicas un tiempo excesivo a una sola tarea, estás descuidando otras. Todos los extremos son malos. Así como el que mucho abarca poco aprieta, también el que se dedica sólo a una tarea, y nunca la da por terminada, deja de tener capacidad para encontrar un punto de equilibrio con las demás actividades que podría o debería realizar. Estoy segura de que hay personas que todo lo hacen bien, pero en ese caso podría firmar que están agotadas y su cuerpo les pasará la factura, pues todo exceso se resiente en la salud.

Con todo esto no estoy postulando que disminuyas la calidad de tu trabajo en pos de aumentar la cantidad de lo que hagas o que aceptes una actitud mediocre de parte de tus hijos. Lo que estoy señalando es la necesidad de percatarse del punto exacto donde debemos dar por terminada una tarea y asumir que ya es suficientemente buena, porque es hora de pasar a otra cosa, o de aceptar como bueno el resultado que nos está presentando otra persona admitiendo que el tiempo dedicado al mismo ha realizado su mejor esfuerzo.

El equilibrio debe ser una de las cosas más difíciles de lograr en la vida, por lo menos en mi experiencia. Aunque calidad es mejor que cantidad, no podemos desconocer que sin cantidad difícilmente podremos reportar ganancias. Esto es algo que puede comprobarse fácilmente al ver las dificultades que tienen los artesanos de nuestro país al momento de intentar exportar sus productos. Por ello, creo que en todo lo que hacemos debemos apuntar a lograr la producción constante de obras de calidad.

Tenemos que trabajar en armonía con nuestra capacidad de razonamiento, con el cuidado a nuestro cuerpo y la atención a nuestras emociones para lograr relaciones estables tanto profesional como personal y familiarmente, con un sello de calidad que nos diferencie, pero sin la obsesión que sólo nos enferma y nos aleja de los demás. Sigamos hablando de dinero, porque así aprendemos a manejarlo mejor.

Límites

La competencia nos impulsa a conocer nuevos límites y nos permite estar siempre indagando la mejor manera de destacarnos entre el montón.

Acorde

La calidad y dedicación deben ser analizadas por cada persona acorde a la labor que está realizando, pues debemos ser capaces de administrarlas.

Armonía

Tenemos que trabajar en armonía con nuestra capacidad de razonamiento, con el cuidado a nuestro cuerpo y la atención a nuestras emociones.

gloria@ayalaperson.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...