Las seis colinas

Luego de mucho estudiar y analizar nuestras relaciones bilaterales con el Brasil un grupo de paraguayos, inmediatamente después de la victoria de la alianza opositora en el 2008, solicitó al presidente electo, Fernando Lugo, que convoque a los técnicos y trabajadores no contaminados con el entreguismo y la claudicación. Estos luchadores estaban bien identificados porque dejaron constancia escrita y un comportamiento de vida, sobre nuestra soberanía energética. Lastimosa e inmediatamente en este grupo se infiltraron algunos maestros del disfraz, agentes dobles que harían cualquier cosa a fin de mantener sus prerrogativas.

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El haber claudicado ante nuestros socios condóminos, Brasil y Argentina, les dio las tres “P” más apetecidas por el hombre: plata, poder y placer. Estos agentes encubiertos, acostumbrados a la vida cara, fueron abriéndose paso rápidamente en la nueva nomenklatura itaipuniana.

Ya en agosto del 2008 estaban bien identificados dos grupos energéticos; uno más firme y frontal al esquema entreguista anterior, liderados por Ricardo Canese. El otro, aparentemente con intenciones de equilibrar nuestras relaciones con el Brasil optó por un método más diplomático y complementado por un método “itamaratiano”, infiltrarse en filas enemigas y captar las debilidades de su defensa. Este último grupo estaba liderado por Mateo Balmelli y es donde los agentes dobles encontraron terreno fértil. Cuando Mateo percibió ya era tarde.

Pero, como en las relaciones internacionales ningún país se maneja por sentimientos, principios o valores humanistas, sino por intereses, Itamaratí opta por una nueva estrategia, abre dos frentes de batalla. A Canese lo enfrenta en la Cancillería y a Mateo lo arrincona en Itaipú. Y como el Directorio y el Consejo de la Binacional son “matrimonios” morganáticos, era una cuestión de tiempo hasta que las dotes queden de nuevo en el lado más poderoso, el Brasil.

¿Qué ganamos desde el 2008? Los dedos de una mano sobran: 1. La línea de 500 kV, que al final fue construido con los fondos estructurales del Mercosur, Focem; 2. La terminación de la subestación margen derecha, SEMD, que incluye el seccionamiento de las líneas de 50 hertz que pasaban directamente al Brasil. Podemos colocar también en este grupo la repotenciación de los viejos transformadores que llevaban energía al Paraguay. Ganamos energía equivalente a un Acaray, aproximadamente. ¿Y después qué? La suma de los dos ítems no sobrepasan los 500 millones de dólares, monto que se puede ganar en seis meses si se respetaba o avanzaba en el Acuerdo Lugo-Lula u, otra opción, se consideraba las recetas de Jeffrey Sachs.

Acá vienen las seis colinas que debemos escalar, sin prisa, pero sin pausa, para poder avizorar un horizonte de verdadera independencia energética para el 2023, y para que no se repita lo que ocurrió en el 2008. Se describe a continuación:

1. La colina del conformismo. En este grupo se ubican todos aquellos que piensan que el agua es solo un recurso inodoro, incoloro e insípido; sin peso económico, político, ni estratégico. La frase predilecta de este grupo es “Paraguay solo puso el agua”. Y es bueno alertar que entre ellos se atrincheran ingenieros, economistas, abogados, senadores, diputados y gente muy ilustrada. Sin el agua del Paraguay Itaipú–Brasil solo tendría 7.000 MW de potencia y no el 90% de 14.000 MW, que actualmente dispone. Sin el agua del Paraguay, Brasil no podría construir la represa “maior do mundo” y acceder a tanto desarrollo. ¡Jamás hubiera llegado a la 6ª economía mundial!

2. La colina del entreguismo. Entre todas las colinas, es la más difícil de sortear. Está conformada por peligrosos acantilados, piedras resbaladizas, cortantes y puntiagudas. En esta valla se agrupan los consejeros y directores que nunca han osado siquiera levantar la vista a sus pares brasileños. Se conformaron con sus altos salarios, con manejar grandes contratos donde, con certeza absoluta, se quedaron con “comisiones” y coimas. Los más avivados eran dueños de los grandes consorcios binacionales. Hoy, el Tribunal de Cuentas de la Unión del Brasil los está poniendo en el banquillo de los acusados. Veremos dónde termina todo esto. Ojalá que la FBI de los EE.UU. los ayude, así como ayudó a la FIFA y muchos Avelanges, Grondonas, Leoz y Blatter de este gran “show de bola”, caigan.

3. La colina de la pusilanimidad. Es una colina propia, fabricada con nuestras propias manos. Nos encargamos de mandar a las binacionales a los más dóciles e inútiles; homúnculos sin carácter que se arrodillaban ante nuestros socios paritarios por monedas y migajas. Algunos fueron muy ilustrados, pero igual sucumbieron ante las tres tentaciones del hombre.

4. La colina de la avaricia. En este grupo se aglutinan los adoradores del dios Mammon, antigua divinidad asirio-caldea que representa al dinero. Por dinero y por cargo en Itaipú, los mejores técnicos se han prostituido. Son tres jefaturas que representan tres niveles de “lealtad”: división, departamento y superintendencia. Las direcciones, que están por encima de estas tres gerencias, tienen algo mucho más apetecido, “los gastos reservados”. Estoy seguro de que el del director general no se iguala ni al Presidente de la República. Muchos dicen que esta es la verdadera “caja chica” de los presidentes, sumados a los “gastos sociales. De aquí salen los fondos para financiar las campañas políticas del gobierno de turno. Y como es una caja negra que los maestros de Itaipú lo saben manejar muy bien, se puede esconder hasta un portaviones en un arroyo.

5. La colina de la desidia. En el acuerdo Lugo-Lula, firmado en 2009, quedaron asentados los avances logrados por nuestros negociadores: la terminación de las obras inconclusas, establecidas en el Tratado. Entre estas la más importante es la esclusa de navegación, vital para un país mediterráneo como el nuestro. También en este grupo está la posibilidad verdadera de vender nuestros excedentes al mercado brasileño, a precio justo. La transparencia que, si Dios permite, nos dará el Tribunal de Cuentas de la Unión del Brasil, pero jamás nuestra Contraloría General. Nuestros propios ministros pusilánimes de la Corte “prohibieron” el ingreso de los fiscalizadores paraguayos al Estado de Itaipú.

6. La colina de la impunidad. Es la última colina que debemos escalar y vencer. La impunidad en Itaipú es una traición a la patria. Ella representa, al decir del prestigioso Jeffrey Sachs, la cancelación de las cuentas en Itaipú, el ingreso millonario por venta de energía a las arcas de la República y el despegue hacia la prosperidad nacional.

Lastimosamente, la principal flaqueza de nuestros administradores circunstanciales, siempre fueron las viejas debilidades humanas, agrupadas en tres grandes conjuntos: la vanidad y la gloria sin Dios; el poder económico sin el trabajo y, por último, el placer de la carne. Estas tres tentaciones fueron plateadas al propio Salvador del Mundo, luego de su ayuno de 40 días en el desierto. ¿Cómo las venció el Maestro de Galilea? Con la palabra de Dios.

Intereses

Pero, como en las relaciones internacionales ningún país se maneja por sentimientos, principios o valores humanistas, sino por intereses

Agua

Sin nuestra agua, Brasil no podría construir la represa “maior do mundo” y acceder a tanto desarrollo. ¡Jamás hubiera llegado a la 6ª economía mundial!

El TCU

La transparencia nos dará el TCU, pero jamás nuestra CGR. Nuestros propios ministros de la Corte “prohibieron” el ingreso de fiscalizadores a Itaipú.

(*) Electricista e ingeniero agrónomo; exsuperintendente de Energías Renovables de Itaipú

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