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Un reciente estudio de la Secretaria Técnica de Planificación, la Encuesta Longitudinal de Protección Social 2015, revela interesantes resultados acerca de las fuertes limitaciones de nuestro sistema de seguridad social, comenzando por la baja tasa de cotización. La encuesta muestra que el porcentaje de afiliación de la población de 15 años y más de edad al sistema contributivo de pensiones es de sólo 16,7%; donde el porcentaje de jóvenes (10,2%) es la mitad del de los adultos de 30 a 59 años de edad (21,9%). Esta situación no contribuye a una vejez digna ni reduce la vulnerabilidad de las personas que llegan sin cobertura al término de su ciclo laboral, y obliga al Estado a asignar más recursos a las pensiones no contributivas para los adultos mayores en situación de pobreza.
Debe tenerse en cuenta que la población decide contribuir o no al sistema previsional a partir de sus perspectivas y expectativas individuales, su nivel de ingreso, incertidumbre laboral y acceso a información. La mencionada encuesta revela que las personas no aportan al sistema previsional principalmente por el hecho de que no están obligadas a hacerlo (27,8%), no les alcanza el dinero (22,1%), se encuentran sin trabajo (18,4%) o no conocen el funcionamiento del sistema previsional y no confían en él (17,1%).
Las causas de la baja cobertura en el Paraguay y los factores que incidirían en la decisión de afiliarse al sistema de pensiones, están vinculados con los incentivos que la población recibe. Por ejemplo, considerando que tanto hombres como mujeres, jóvenes y adultos asocian el sistema de pensiones con los servicios de salud más que con las pensiones, más de la mitad de la población se sentiría motivada a contribuir al sistema de pensiones si mejoraran los servicios de la salud previsional.
Por una parte, la encuesta corrobora que los trabajadores no están bien informados del funcionamiento de la seguridad social y sus beneficios. Una baja proporción de los entrevistados conoce en profundidad las condiciones para cotizar en el sistema de pensiones, como la tasa de aporte (17,2%), la edad para jubilarse o pensionarse (23,5%) o cómo se calcula la pensión o jubilación mensual (7,4%). El problema de información agrava, así, la baja tasa de cotización de la seguridad social.
Por otra parte, los beneficios de la jubilación son limitados, situación que obliga al jubilado a seguir trabajando para complementar sus ingresos jubilatorios. El monto promedio mensual de los beneficios de la jubilación equivale a 1,5 veces el salario mínimo mensual. La población de 60 años y más de edad puede obtener con su jubilación hasta 8,7 canastas básicas alimentarias per cápita por mes, aproximadamente.
Específicamente, las personas adultas mayores que trabajan luego de haberse jubilado lo hacen principalmente por necesidad económica y porque la pensión es muy baja (42,4%). Otro 32% trabaja por gusto y el resto por mantenerse activas (25,5%) en consonancia con la necesidad emocional de sentirse satisfechas consigo mismas.
Las ayudas de personas ajenas al hogar (36,6%) y las remuneraciones laborales (34,6%) constituyen las fuentes habituales de ingreso de los adultos mayores, lo que resulta coherente con el contexto de limitada cobertura del sistema de pensiones contributivas y la limitada oportunidad y conocimiento para planificar el consumo futuro y una vejez digna.
Debido a las limitaciones señaladas, las redes de apoyo social llenan el vacío de los sistemas de seguridad social y pensiones cuando la población adulta mayor enfrenta los riesgos de subsistencia o de deterioro físico y mental. Cuando se consulta sobre las expectativas de fuentes de financiamiento durante la vejez, la población de 15 años y más de edad manifiesta que quizá la responsabilidad recaiga sobre los hijos (25,7%), pero un 24,8% no sabe cómo financiará su vejez. La mitad de la población adulta mayor manifiesta que en una situación de emergencia acudiría en primer lugar a sus redes sociales: parientes o amigos.
Las estadísticas mencionadas revelan una muy baja cobertura y limitaciones del sistema previsional que dejan desprotegida en su vejez a la gran mayoría de los trabajadores. Urge, entonces, mejorar y extender la cobertura del sistema de seguridad social combatiendo la informalidad laboral, promoviendo el acceso a la jubilación como derecho y facilitando información sobre el funcionamiento del sistema de pensiones contributivas, para asegurar una vejez digna de los trabajadores.
*Exministro de Hacienda