Las compras del Estado con una estrepitosa caída

La ejecución presupuestaria del Estado llegó en el 2013 a un 71,62%, muy por debajo del desempeño alcanzado en 2012 (82,49%) y peor aún si comparamos con el 2011 cuando fue del 84,23%. Si bien las compras gubernamentales tienen una fuerte injerencia en la demanda agregada, la agilidad en esas adquisiciones es de trascendental importancia si queremos tener un sector público cada vez más eficiente, que se traduzca en la felicidad del ciudadano. Actualmente, según registros de la Dirección General de Contrataciones Públicas (DGCP), esa influencia bajó en forma considerable al caer hasta alrededor de un 6,8% del PIB cuando antes ya representaba entre el 13 y 15% del producto, más cercano al promedio de la región (14%). El año político con cambio de Gobierno tuvo un impacto negativo como también la actuación de instituciones en compartimientos estancos y otros factores a corregir.

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Si bien la capacidad de gestión de las instituciones del Estado no se puede medir aún en los primeros tramos del año, los datos que disponemos sirven para corroborar algo recurrente, preocupante y que debería corregirse: La maquinaria estatal sigue durmiendo durante el primer trimestre de cada año y así desperdicia un precioso tiempo. Si hacemos una comparación bimestral, la situación no es halagüeña, ya que en estos primeros dos meses de 2014 (hasta el 26 de febrero), la DGCP tiene registrados solo 4.497 PAC (programa anual de contrataciones) versus 6.566 presentados en el mismo periodo de 2013.

¿Qué paso en 2013?

Durante un encuentro mantenido con el titular de la DGCP, Pablo Seitz, nos decía que la etapa preelectoral para el cambio de Gobierno en 2013 tuvo una alta influencia en las compras del Estado. Se recordará que entre junio y julio del año pasado salió una circular de la DGCP que comunicaba una carta del equipo de transición en la que se instaba a los administradores a no continuar con los procesos de ejecución o parar todos aquellos en evaluación. A partir de ahí se produjo una pausa que no duró poco tiempo. Además, hay una cuestión natural: Cuando toma la posta un nuevo administrador en una determinada entidad quiere revisar de cero todo lo que estaba por recibir en cuanto a compromisos se refiere. El MOPC, de 218 licitaciones, o a lo mejor otros tipos de procedimientos, solo 71 se adjudicaron, incluyendo las tan famosas paladas iniciales que se quedaron en eso... paladas iniciales.

La ley les da tiempo a las entidades del Estado hasta el 28 de febrero (viernes último) para aprobar el programa anual de contrataciones y después tienen un plazo de 10 días hábiles para comunicar a la DGCP. Desde el 12 a 15 de marzo recién se tendrá la información consolidada sobre todo lo que piensa hacer el Estado en este 2014. Cualquier información que se tenga ahora, será totalmente contingente. Teniendo en cuenta que el ejercicio actual no incorpora contiendas electorales, se puede esperar una recuperación de la gestión pública en materia de contrataciones. Aquí es oportuno señalar que un total de 19 obras de infraestructura serán sometidas a licitación por el MOPC durante este año por un monto global que ronda los US$ 700 millones.

Estos contratos serán financiados con recursos propios, en tanto que otras, como la rehabilitación de la Ruta IX, se cubrirán con un crédito de US$ 200 millones otorgado por la Corporación Andina de Fomento (CAF).

Ranking de ejecución

Si vamos hacer un ranking de las instituciones del Estado con mayor capacidad de gestión no deberíamos considerar solo la cantidad de PAC y la cantidad de adjudicaciones. Si fuese así, la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Empleados de Bancos y Afines sería la más eficiente. Sin embargo, apenas tuvo 19 PAC en todo el año, una cantidad irrisoria frente a otras como el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social que cargó 1.131 programas y ejecutó 764 con un porcentaje de ejecución relativamente bajo (67,55%). La Universidad Nacional de Asunción (UNA) cargó 752 programas y ejecutó 551 (73,27% de ejecución).

Si comparamos por valor de compras, resalta la gestión del Instituto de Previsión Social (IPS) que de G. 2,116 billones programados ejecutó más de G. 915.000 millones. Está también por ahí cerca la ANDE que de G. 1,194 billones programados ejecutó efectivamente más de G. 400.000 millones.

Más agilidad

A la DGCP le conviene que las entidades del Estado sean más ágiles en su ejecución presupuestaria porque vive precisamente de la ejecución de los contratos al retener el 0,4% de cada paso que se realice a través de su sistema. Pero no solamente por eso, a partir de la agilidad en las adquisiciones, el Estado tiene una fuerte injerencia en el mercado. Actualmente esa influencia bajó bastante a alrededor del 6,8% del producto interno bruto (PIB) cuando en años anteriores ya se superaba largamente dicho porcentaje llegando inclusive hasta el 15%, cuando el promedio en la región sudamericana es del 14%.

Apurar la ejecución presupuestaria significa no distraernos en el juego de los papeles, no enredarnos en la burocracia. Esto conlleva un compromiso de todas las instituciones públicas con participación en uno o más pasos de la ejecución presupuestaria por algún tipo de autorización. En el caso del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) con una ejecución de sus recursos, por un lado, baja y, por el otro, muy cuestionada en muchos casos porque no se sabe exactamente dónde exactamente fueron a parar.

Estos fondos no se ejecutaron en mayor volumen porque hay muchas trabas autoimpuestas por el Estado que se está dando cuenta ahora del sufrimiento del ciudadano común cuando hace trámites ante las instituciones públicas. Un determinado organismo del Estado, para gastar su dinero, debe hacer trámites ante otras instituciones. Así, una gobernación, a la hora de ejecutar Fonacide para construir una escuela, necesita de la aprobación del plano por parte de una municipalidad.

Eventualmente, según el tamaño de la obra, necesita de la aprobación de la Secretaría del Ambiente (Seam) para contar con licencia ambiental como también de la aprobación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) para otro tipo de autorización. Es ahí donde esa gobernación se da cuenta de lo complicado que son los trámites ante otras instituciones públicas antes de llegar a la DGCP para ver si cumple con todos los requisitos para la construcción de aulas. En síntesis, hay mucha burocracia, a veces necesaria, pero que requiere de cooperación interinstitucional para destrabarla, porque, de lo contrario, no se podrá avanzar mucho en la gestión. No existe posibilidad de que las instituciones públicas trabajen en estancos separados.

La felicidad de la gente es, sin dudas, el gran termómetro de la eficiencia del Estado que, a su vez, está fuertemente relacionada con la capacidad de gestión, cuyas principales aristas hoy compartimos en detalles con nuestros amables lectores.

Tres meses en reposo

La maquinaria estatal sigue durmiendo durante el primer trimestre de cada año y así desperdicia un precioso tiempo. Si hacemos una comparación bimestral, la situación no es halagüeña, ya que en estos primeros dos meses de 2014 se registraron solo 4.497 PAC, versus 6.566 presentados en el mismo periodo de 2013.

El MOPC, de 218 licitaciones, o a lo mejor otros tipos de procedimientos, adjudicó solo 71, incluyendo las tan famosas paladas iniciales que se quedaron en eso... paladas iniciales. Este año, 19 obras serán sometidas a licitación por el MOPC por un monto global que ronda los US$ 700 millones.

Si comparamos por valor de compras, resalta la gestión del Instituto de Previsión Social (IPS), que de G. 2,116 billones programados ejecutó más de G. 915.000 millones. También está por ahí cerca la ANDE, que de G. 1,194 billones programados ejecutó efectivamente más de G. 400.000 millones.

broa@abc.com.py

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