La verdad incómoda

Sin la intervención del Gobierno del presidente Johnson era imposible que el Gobierno brasileño aceptara acordar en 1966 el Acta Final de Foz de Yguazú. Tampoco estaba en sus planes evacuar su tropa de Puerto Renato, que desde junio de 1965 ocupaba territorio paraguayo.

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Poca difusión se dio a la decisiva actuación del canciller norteamericano Dean Rusck para restituir al Paraguay sus derechos violentados una vez más por los brasileños.

La dirigencia política oficialista se atribuyó el mérito de propiciar la mesa de negociaciones con los invasores. La verdad es que sin la oportuna intervención norteamericana –que de acuerdo a su propia visión precautelaba la seguridad hemisférica– Brasil ya no hubiera abandonado el territorio ocupado.

Según la interpretación de Enzo Debernardi en su obra “Apuntes para la historia de Itaipú” (Asunción: Editorial Gráfica Continua SA, 1996):

1) El 31 de marzo de 1964 militares brasileños depusieron al gobierno de João Goulart.

En junio de 1965 un destacamento militar brasileño, compuesto por un sargento y siete soldados, se instaló en Puerto Renato, en el trecho de veinte kilómetros de la línea de límites aún no caracterizada entre el hito 341/IV y el Salto del Guairá.

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Cabe señalar que apenas dos meses antes Goulart acordó con el presidente paraguayo en la represa Tres Marías, Minas Gerais, la construcción de una gran obra hidroeléctrica “que harán conjuntamente los dos Estados y que será la de mayor importancia entre todas las de su género hasta hoy emprendidas en todo el mundo”. Antes de Goulart, ningún otro presidente brasileño intentó compartir con el Paraguay la explotación energética del Salto. Es más, el nuevo Gobierno, irresponsablemente, tiró por la borda el compromiso de Tres Marías.

2) El presidente del Brasil, mariscal Humberto Castello Branco, por los reclamos del Gobierno paraguayo, se excusaba que la presencia del contingente militar se explicaba “por la necesidad de mantener en aquel punto un mínimo de vigilancia para prevenir la formación de eventuales grupos guerrilleros y combatir más eficazmente las operaciones de contrabando”.

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Para los brasileños, que trataban de disimular el atropello, no se trataba de una invasión sino un gesto solidario de protección contra los grupos guerrilleros, que desde 1959 hacían esfuerzos para derrocar al régimen autoritario paraguayo. La incómoda verdad, que trataban de esconder, era el control del Salto de Guairá para un aprovechamiento exclusivo.

3) Ningún reclamo paraguayo fue considerado por el Brasil, que alegaba que el territorio ocupado no era zona de litigio, que estaba totalmente en territorio brasileño y que la frontera en aquel sector había quedado, solemne y definitivamente, demarcada desde 1874.

El 21 de octubre de 1965 la Comisión de Límites paraguaya se constituyó en el terreno y se verificó la veracidad de los hechos. Fueron detenidos los comisionados por un sargento brasileño al mando de doce hombres armados. Los detenidos fueron el subsecretario de Estado de Relaciones Exteriores, doctor Pedro Godinot de Vilaire; el asesor jurídico de la Cancillería Nacional, doctor Carlos Saldívar; el delegado demarcador de límites, mayor de ingenieros Emilio Meza Guerrero; el director del Ceremonial de Estado, doctor Conrado Pappalardo, y un fotógrafo de la Comisión de Límites. Más tarde, los brasileños construyeron un camino … entre el hito 341/IV y el Salto del Guairá.

4) Agotadas todas las posibilidades de que obtuviesen resultados positivos … regresaba de su visita a los Estados Unidos de América el doctor Sabino Augusto Montanaro, ministro de Justicia y Trabajo, quien declaró haber constatado fehacientemente la inquietud de los Estados Unidos de América sobre el problema fronterizo paraguayo-brasileño, considerándose que la situación en el Brasil estaba caracterizada por una extrema presión militar sobre Itamaraty.

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Coincidente con la invasión brasileña de territorio paraguayo, estaban presentes, desde el 23 de mayo de 1965, en República Dominicana las Fuerzas Interamericanas de Paz, movilizadas por disposición del Consejo Permanente de la OEA. Entre los integrantes de la fuerza, comandada por el general brasileño Hugo Panasco Alvin, participaban tropas paraguayas al mando del coronel Roberto Cubas Barboza.

Mientras soldados brasileños y paraguayos operaban conjuntamente con sus similares de Estados Unidos, Honduras, Nicaragua y policías de Costa Rica en Santo Domingo, tropas brasileñas irrumpían en Puerto Renato, territorio paraguayo.

Cabe destacar que la Guerra Civil Dominicana, de abril del año 1965, se inició cuando un grupo de oficiales jóvenes del ejército y de la policía se propusieron restaurar el gobierno constitucional del presidente Juan Bosch, derrocado por las Fuerzas Armadas dominicanas en septiembre de 1963.

Bosch había asumido la más alta magistratura de su país el 27 de febrero de 1963 y con el apoyo del Partido Comunista abrazó un ambicioso programa de reformas. En el marco de la guerra fría y con la reciente experiencia de los misiles rusos apuntando desde Cuba territorio norteamericano, la Iglesia y la Embajada de Estados Unidos encabezaron una dura campaña de oposición al Gobierno de Bosch, hasta conseguir la intervención de la OEA para impedir otro gobierno comunista en el Hemisferio Occidental.

La Fuerza Interamericana de Paz se retiró el 21 de septiembre del año 1966, después del ascenso de Joaquín Balaguer como presidente de la República el 1 de julio de 1966.

5) En mayo de 1966 el Gobierno paraguayo logró que el secretario de Estado norteamericano, Dean Rusck, visitara Asunción, aunque unas pocas horas.

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Dean Rusck (9 de febrero de 1909-20 de diciembre de 1994) ejerció como secretario de Estado, equivalente a ministro de Asuntos Exteriores de los Estados Unidos, desde 1961 hasta 1969 bajo los mandatos de John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson.

Vivió de cerca, en octubre del año 1962, la crisis de los misiles en Cuba, que puso al mundo al borde de la tercera guerra mundial.

De reconocida experiencia, fue el segundo secretario de Estado que ejerció durante más tiempo el cargo después de Cordell Hull.

De la breve visita de Rusk al Paraguay poco se conoce, pero tal fue su repercusión en el Gobierno brasileño –ante la preocupación del Gobierno de los Estados Unidos en el marco de la seguridad hemisférica, perturbada por la crisis de los misiles nucleares en Cuba y la crisis de gobernabilidad en Santo Domingo– que decidió suscribir con Paraguay el Acta Final de Foz de Yguazú.

El coronel Roberto Cubas Barboza, comandante del contingente paraguayo destacado en Santo Domingo, corroboró la visita de Rusck y la registró en sus “Memorias”, editada póstumamente:

“Miércoles 29 de junio de 1966, Amenazas de violencia sin consecuencia. Visita de cortesía de Braga –general retirado Ney Braga, ministro de Agricultura del Gobierno del mariscal Castello Branco– a la tarde. Yo le acompañé. Los cuatro –se refiere a Sapena Pastor, Sabino Montanaro, Carlos Levy Ruffinelli y Marco Antonio Laconich que llegaron el día anterior como delegación en misión especial para la toma de posesión del mando presidencial de Joaquín Balaguer– estuvieron a comer en el campamento, muy agradables, nos felicitaron y nos dijeron del ansia popular para recibirnos de vuelta. Que nuestra estada a más de correcta fue fructífera para el país, un trato preferencial por parte de los EE.UU., inclusive el secretario Rusck estuvo en Asunción, caso sin precedentes. Y el haber tratado con Brasil de igual a igual para resolver el asunto del Salto del Guairá, ¡también!”.

El coronel Roberto Cubas Barboza merece una atención especial por representar el perfil del oficial paraguayo comprometido con su patria.

En el ensayo “El apoyo brindado por Estados Unidos al Régimen de Stroessner y su complicidad en la violación de los Derechos Humanos en Paraguay” de Andrew Nickson, (19/09/2014), lo describe:

“El militar Roberto Cubas Barboza (1929-89) fue producto emblemático del programa de asistencia militar norteamericano al régimen de Stroessner. Guaireño de origen, tuvo una destacada carrera militar dentro de la Caballería del Ejército. Era un oficial ejemplar y fue enviado varias veces a instruirse en instalaciones militares en EE.UU. Contaba con la admiración y aval de la embajada norteamericana en Asunción, cuyo personal le consideró el prototipo del ‘militar moderno’. Prueba de esta confianza, bajo presión de la embajada y a pesar de su juventud, con rango de Tte. Coronel, fue seleccionado para comandar el contingente paraguayo de 185 efectivos que apoyaron la invasión norteamericana a la República Dominicana desde el 26 de junio de 1965, hasta su salida el 29 de julio de 1966”.

Sigue relatando Nickson, profesor de tiempo completo del Departamento de Desarrollo Internacional (IDD), perteneciente a la Escuela de Políticas Públicas de la Universidad de Birmingham, Inglaterra, director del Programa de Maestría en Gobernabilidad y Gestión Pública e investigador científico:

“Llegó al Caribe inculcado con una visión de ese país basado en la Doctrina de Seguridad Nacional, supuestamente amenazado por el comunismo internacional. Pero la experiencia de ver tanta miseria y corrupción tuvo un profundo impacto sobre el pensamiento de Cubas Barboza. Empezó a cuestionar el argumento de que la amenaza del comunismo justificaba el sustento a Gobiernos autoritarios en América Latina. A su regreso, y mediante discursos, charlas y escritos, empezaba a abogar por la democratización en Paraguay, actitud insólita asumida por un oficial militar del entonces”.

Continúa diciendo Nickson:

“Muy pronto las hazañas de Cubas Barboza llegaron a los oídos de Stroessner. Durante un breve lapso fue detenido bajo arresto militar y se le sacó el comando de tropas. Fue a estudiar en EE.UU, pero a su regreso (guardó arresto en el Regimiento Escolta Presidencial) fue obligado a retirarse del servicio activo bajo amenaza de no seguir con su proselitismo. Cubas Barboza murió en forma trágica en un accidente aéreo, cuando desempeñaba la función de jefe de seguridad de Itaipú Binacional. Sus Memorias (2007), publicadas en forma póstuma, dan testimonio de la evolución de su pensamiento político …”.

6) En esa breve visita, el Presidente de la República logró interesar al secretario de Estado sobre el problema, comprometiendo su influencia ante el Gobierno brasileño para que este accediese a una mesa de negociaciones. Lo cierto es que en el siguiente mes, los días 21 y 22 de junio de 1966, se instaló la conferencia y en ella se originaron tres documentos básicos:

a) El primero, una Nota brasileña que expresaba que “el Gobierno brasileño convencido de los derechos que le aseguran el Tratado de Límites del 9 de enero de 1872 y deseoso de contribuir para una total disminución de las tensiones que vienen perjudicando las relaciones amistosas, resolvió, en pleno ejercicio de su soberanía territorial, trasladar el pequeño destacamento militar estacionado en la zona de Puerto Coronel Renato”.

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Según testimonios del general retirado Adolfo Samaniego –entonces oficial superior destacado en la guarnición militar de Puerto Presidente Stroessner–, entrevistado por ABC Color el 2 julio de 2007:

Lejos estaba de ser “un pequeño destacamento militar estacionado en la zona de Puerto Coronel Renato”. “… y pude observar que dos batallones brasileños ocupaban completamente Puerto Renato. Mediante las indagaciones realizadas por los lugareños también pude comprobar la presencia en las inmediaciones de un tercer batallón proveniente de Foz de Yguazú y de un cuarto, originario de Coronel Sapucaia”… “Yo sabía que el general Carmo estaba a cargo de las fuerzas brasileñas en esa región, cuya sede central se hallaba en Curitiba. Las fuerzas comandadas por dicho militar integraban dos divisiones, la de Curitiba y la de Campo Grande, con dos generales subalternos al frente de divisiones blindadas”.

b) La segunda, una Nota paraguaya que contestaba la anterior y que decía: “el Paraguay considera que el Tratado de Límites suscrito por entre nuestros Estados el 9 de enero de 1872 … reconoce al Paraguay dominio y soberanía sobre la misma zona en que se halla ubicado el destacamento militar mencionado por Vuestra Excelencia. Sin embargo, mi Gobierno estima que el retiro decidido por vuestro Gobierno constituye una efectiva contribución del Gobierno del Brasil, que ha facilitado los trabajos de la mencionada Comisión Mixta”.

c) El tercer documento fue el Acta Final de Foz de Yguazú del 22 de junio de 1966 que establecía las bases de la sociedad para la explotación conjunta del emprendimiento hidroeléctrico.

Rusck

Poca difusión se dio a la actuación del canciller norteamericano Dean Rusck para restituir al Paraguay sus derechos violentados, una vez más, por los brasileños.

Batallones

“...En la zona de Puerto Coronel Renato pude observar que dos batallones brasileños ocupaban completamente Puerto Renato”...

Invasión

“...Pude comprobar la presencia en las inmediaciones de un tercer batallón proveniente de Foz ... y de un cuarto, originario de Coronel Sapucaia”…

Bases

El tercer documento fue el Acta Final de Foz de Yguazú ... que establecía las bases de la sociedad para la explotación conjunta del emprendimiento ...

juanantoniopozzo@gmail.com

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