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Con ese objetivo, explicaba, que buscaba “promover una reflexión crítica y constructiva sobre este hecho y alentar el desarrollo de ideas creativas que ayuden a superar esta injusticia”.
Explicó a los asistentes, muchos de ellos especialistas del sector energía de nuestro país, que para concretar sus pesquisas construyó una base de datos con informes aportados por fuentes como la propia entidad binacional (Producción y suministro de energía. Costo del servicio de electricidad - balances anuales-).
Por la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (ANEEL) del Brasil (costo de transmisión de la energía de Itaipú).
Así como con los precios del mercado de energía eléctrica del vecino país (Câmara de Comercialização de Energia Elétrica (CCEE) e Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada (IPEA).
Añadió que también recurrió a fuentes adicionales, como el Banco Mundial (World Development Indicators). A la UNESCO y a una cuidadosa revisión de todo lo publicado sobre Itaipú. Apuntó que “ante la falta de ciertos datos, recurrió a “algunas estimaciones razonables”.
Metodología del trabajo
En lo concerniente a su metodología de trabajo, el politólogo norteamericano informó que su principal inspiración fue “el método desarrollado por el equipo de Jeffrey Sachs”. Así como “diversas consultas a economistas que lo ayudaron a desarrollar el Informe Sachs (2013).
El resultado fue, explicó, un “Informe Sachs 2.0”. Así como el informe más completo: 2012 x 1985-2016”, que es amplio porque incorpora “varios precios de mercado, con cifras más precisas, de fuentes autorizadas”.
La fórmula
Toda tarea investigativa, con mayor razón cuando se trata de cuantificar hechos, arranca con una fórmula. Carter partió de la siguiente: “Ingreso No Percibido en Itaipú es igual a:
Energía del Paraguay cedida al Brasil multiplicado por el precio de mercado de energía eléctrica en Brasil; menos costos (mantenimiento y administración); financieros (amortizaciones e intereses); transmisión de energía eléctrica en Brasil y compensación recibida por energía cedida”.
En lo atinente a los mercados que la energía eléctrica que investigó, detalló los siguientes: Mayorista (PLD). Hidroeléctrico (contratos de largo plazo con plantas del sur y sudeste del Brasil). De consumo industrial. La equivalencia con barriles de petróleo y el del consumo residencial.
¡Resultados!
Los cuadros que ilustran este material son muy elocuentes. No obstante, insistiremos con los datos que consideramos “novedosos”, según la propia definición del especialista estadounidense.
Carter, en su estudio, abarcó el lapso comprendido entre 1985, año en que Itaipú comenzó a vender energía, y el 2016. En total 31 años.
La primera tarea que emprendió fue cuantificar el monto que recibió nuestro país del Brasil en ese período en concepto de “compensación por energía cedida y cotejarlos luego con las sumas que hubiera recibido por esa misma cantidad y calidad de energía eléctrica si la hubieran cotizado con los precios vigentes en esos mercados.
En efecto, en 31 años, nuestro país recibió US$ 4,3 mil millones (dolares indexados según precios de 2016) en concepto de cesión de energía; pero hubiera percibido US$ 36,9 mil millones si la hubiera vendido en el mercado mayorista del vecino país (PLD).
Esta suma hubiera sido categóricamente mayor si la energía cedida por Paraguay se hubiera cotizado en el mercado hidroeléctrico, US$ 54,5 mil millones. La misma suma en el mercado industrial.
Si se le hubiera aplicado, a la cantidad cedida, los precios equivalentes a los del mercado del petróleo, Paraguay debió recibir US$ 60.5 mil millones y nada menos que US$ 103,3 mil millones si la cotizaban con los precios de la categoría residencial del sector eléctrico brasileño.
De las premisas demostradas por Carter, se infiere que nuestro país, según el mercado que se considere dejó de percibir US$ 32,6 mil millones (mayorista); US$ 50,20 mil millones (hidroeléctrico); US$ 50,20 mil millones (industrial); US$ 56,20 mil millones (petróleo) y US$ 99 mil millones (residencial).
El politólogo, con la intención de que su audiencia captara en todas sus dimensiones la cantidad que no recibió nuestro país en el lapso de referencia por la energía que le cedió al Brasil añadió el promedio de estas cinco cifras: US$ 57 mil millones, luego lo comparó (el promedio) con las cantidades abonadas a nuestro país en concepto de Royalties, paga la entidad binacional a los dos países propietarios del río Paraná (US$ 6,8 mil millones en el período de referencia y de nuevo con la correspondiente a las compensaciones (US$ 4,3 mil millones). Aún con el promedio (US$ 57 mil millones) la suma que no percibió nuestro país es sideral (US$ 50,8 mil millones y US$ 53,3 respectivamente).
Ingreso perdido y PIB paraguayo
El aporte, tal vez más pretencioso del investigador estadounidense es integrar a sus cálculos el “efecto potencial” del ingreso perdido en Itaipú sobre el Producto Interno Bruto (PIB) de nuestra economía en el período estudiado (1985/2016).
Carter apunta que el PIB real en el lapso estudiado es de US$ 524 mil millones; luego incluye los US$ 57,7 mil millones (promedio de las cifras que no percibió nuestro país), incorpora también el Factor Multiplicador (US$ 28,8 mil millones), también el crecimiento del PIB (US$ 24,9 mil millones) para deducir el PIB potencial (US$ 635,4 mil millones) luego lo resta del PIB real para concluir que el Producto Interno Bruto que perdió nuestro país en 31 años fue de US$ 111,4 mil millones.
“Un escándalo”
“De haber percibido los US$ 57,7 mil millones adicionales de Itaipú, el Paraguay hubiera podido entre 1985 y 2016 duplicar el gasto público en Salud de US$ 14,3 mil millones. Duplicar el gasto público en Educación, US$ 19,1 mil millones y aún así le hubiera sobrado US$ 24,3 mil millones para modernizar su infraestructura de transporte, ampliar el uso de la energía eléctrica, reducir la pobreza y paliar los conflictos de tierra. El Paraguay, en suma, podría haber sido otro país”, apuntaba el politólogo, razón por la cual consideró estas conclusiones con “un escándalo”.
Enseñanzas
No obstante, del pésimo negocio, para el Paraguaya, Miguel Carter señaló que deja lecciones que los paraguayos no debemos ignorar: que la riqueza energética perdida de Itaipú es un legado autoritario.
Que demos desechar lo que llamó “el complejo de fracasomania” o la percepción de derrota que inhibe las actitudes constructivas.
Que ante las graves asimetrías de poder y capacidad de negociación debemos aprender de David y Goliat, o sea incluir al pueblo paraguayo, darle protagonismo. Que Itaipú, una causa patriótica. Un movimiento cívico amplio, pluralista que fortalecerá la dignidad de nuestro país.
El futuro
De cara al futuro, reiteremos que nos quedan cinco años 93 días, señaló que debemos rechazar el discurso anti-brasileño y el camino correcto “es persuadir, generar empatía, cultivar aliados”.
En el capítulo que llamó tareas prácticas, sugirió que organicemos la demanda con idas, asociaciones, redes y liderazgos.
Enfatizó que debemos “generar datos e informaciones y encontrar la vía y la manera correcta de comunicarlos.
Miguel Carter eses licenciado en ciencia política y estudios latinoamericanos por la University of Minnesota, doctor en ciencia política por la Columbia University de Nueva York, con estudios de pos doctorado en la University of Oxford como fellow del Centre for Brazilian Studies y St. Antony’s College.
Mercados
Mayorista (PLD). Hidroeléctrico. De consumo industrial. La equivalencia con barriles de petróleo y el del consumo residencial.
31 años
Carter, en su estudio, abarcó el lapso comprendido entre 1985, año en que Itaipú comenzó a vender energía, y el 2016. En total 31 años.